Con claras muestras de violencia fue encontrado el cuerpo de un jaguar en la Mata Atlántica de Brasil, una zona boscosa en la que apenas quedaban 20 felinos de esta especie.
El jaguar muerto había sido bautizado como “Máscara” por los miembros del Instituto Chico Mendes de Conservación a la Biodiversidad (ICMBio) y la Fundación Florestal, por unas características manchas que tenía cerca de sus ojos. Estas organizaciones llevan más de 20 años trabajando en un proyecto de identificación y conservación de los jaguares de la zona.
De acuerdo con una investigación de la periodista Marta Miera, la autopsia de “Máscara” reveló la saña con la que lo mataron, pues tenía 50 perdigones en su cuerpo, uno de ellos impactó directamente en su corazón. Después de dispararle arrojaron su cuerpo desde un puente a un río en la zona de protección ambiental en el estado brasileño de Sao Paulo. Tenía ocho años de edad.
Las hipótesis sobre su muerte sugieren que al jaguar lo mataron en una zona rural y después lo transportaron hasta la carretera para lanzarlo al río.
No era la primera vez que el jaguar había sido baleado, pues en el pasado se había cruzado con cazadores de la región, y de según los miembros de ICMBio y la Fundación Forestal, antes de morir ya estaba herido, por eso ellos también lo buscaban para capturarlo y protegerlo.
“Comenzamos a planear su captura, que estaba justificada porque estaba herido, pero hay personas que prefieren resolver el problema de otra manera ‘más brusca’ y se nos adelantaron”, le dijo a RT el investigador Thiago Borges Conforti, miembro de la fundación.
Con la muerte de “Máscara” en la región de Contínuo Serra de Paranapiacaba ubicada en la Mata Atlántica brasileña, apenas quedan 19 jaguares vivos. Este es uno de los biomas más importantes y amenazados del país, el cual está presente en 17 de los 27 estados.
Se calcula que en toda la Mata Atlántica, que comprende regiones no solo de Brasil sino de Argentina y Paraguay, hay menos de 300 jaguares, una población que va en descenso rápidamente y que se ve continuamente amenazada por la actividad de cazadores y la reducción de su hábitat natural ante la incursión humana.
Por lo menos cinco jaguares han muerto en los últimos 10 años, una cifra “desproporcionada” según los expertos para una especie que mundialmente es considerada “casi amenazada” y que en Brasil es vulnerable a la extinción.
Por eso, el equipo de ICMBio sigue de cerca a la mayoría de especímenes posible, pero desde septiembre de 2020 solo ha logrado detectar seis de estos felinos en la zona de monitoreo, uno de ellos era “Máscara”.
El jaguar muerto había tenido algunos problemas con habitantes del sector, pues estaba incursionando en sus granjas para cazar a los animales de los corrales. De acuerdo a los expertos este comportamiento podría deberse a que estaba herido y buscaba presas fáciles para alimentarse.
Es una de las razones que los motivó a buscarlo para su captura y que habrían motivado a los cazadores para darle muerte.
No obstante matar a un jaguar es un crimen y sus responsables, que aún están siendo buscados por la policía, podrían pagar entre seis meses hasta un año de prisión, más una multa.
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