Unas 17 mil embarcaciones chinas se encuentran en este momento en aguas internacionales en distintos puntos del planeta. La magnitud da cuenta de la dimensión de un negocio que no siempre respeta las normas vigentes: China ocupa el último lugar en el Índice de Pesca Ilegal, no Declarada y no Reglamentada (INDNR).
En efecto, en los últimos años su flota se ha visto constantemente implicada en actividades de sobrepesca, captura de especies en peligro, violación de jurisdicciones de países, alteraciones de documentación de pesca y trabajos forzados. Ahora, las alarmas de la región se encendieron a partir de una serie de denuncias sobre el paso de un gran número de embarcaciones de ese país que ya han atravesado las costas ecuatorianas, las peruanas y se dirigen al sur con destino a Chile.
De acuerdo con César Astete Durán, Director de Campañas de Pesquerías de la ONG de conservación marina Oceana, cuando comenzó el monitoreo en el mes de julio pasado, identificaron cerca de 300 naves pero, actualmente, se contabilizan solo 126. “Llama la atención”, afirmó en una entrevista con Infobae.
Según él, el gran tamaño de esta flota ya debería ser motivo de alarma para las autoridades de la región, pero más aún debería serlo el hecho de que casi 200 buques desaparezcan de los controles.
“Es probable que estén apagando sus sistemas de identificación automática” con el objetivo de no ser detectados, advirtió el especialista.
Por su parte, Marla Valentine, Analista de Pesca Ilegal y Transparencia de la oficina de Oceana en Estados Unidos, explicó anteriormente que otro elemento surgido de la observación es que existe una mayor cantidad de transbordos en el último mes, lo cual podría ser un indicador de que los barcos han aumentado su esfuerzo pesquero a medida que navegan hacia el sur.
El trasbordo es una actividad permitida, aunque las organizaciones ambientalistas consideran que podrían ser la forma en la que los barcos chinos descargan sus capturas y continuan la actividad pesquera sin entrar en ningún puerto.
Astete Durán explica que lo que hace la flota china en las aguas regionales hoy no es ilegal. Pero las ilegalidades comienzan cuando se viola la zona económica exclusiva, cosa que ya ha sucedido, o si se capturan especies protegidas por alguna instancia multilateral, denunciado semanas atrás en los alrededores de las Islas Galápagos.
“Toda acción que de cuenta de una capacidad de pesca excesiva es preocupante”, asegura Astete Durán. Eso porque, de acuerdo con él, el 65% de las pesquerías a nivel mundial se encuentran en estado “insostenible”.
Es cierto, y el número surge de lo publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su informe SOFIA 2020, de junio de este año.
Entre otras cosas, ese informe determinó que en el año 2018 la producción total de la pesca de captura alcanzó el nivel más alto jamás registrado con 96,4 millones de toneladas. La cifra representó un incremento del 5,4% respecto al promedio de los años anteriores.
El aumento fue impulsado principalmente por la pesca de captura marina, con una producción que aumentó a 84,4 millones de toneladas en 2018, en comparación con 81,2 millones en 2017. El 78,7 por ciento de los desembarques tuvieron como origen reservas biológicamente sostenibles.
El dato preocupante es la reducción del porcentaje de poblaciones de peces que se encuentran dentro de niveles biológicamente sostenibles. Se pasó del 90% en 1974 al 65,8% en 2017, lo que marca un descenso en la sostenibilidad de las pesquerías de captura marina del mundo.
“A nosotros como organización de conservación marina lo que hace China nos mantiene atentos por el efecto sobre la biodiversidad en zonas cercanas a áreas marinas protegidas”, afirma Astete Durán. Y agrega: “Además de los impactos que esta numerosa flota tiene en la capacidad de recuperación y regeneración de las poblaciones de peces”.
Oceana hace su monitoreo de aguas regionales a través de Global Fishing Watch. “Los registros son públicos y cualquier ciudadano y ciudadana puede revisar”, explica el experto.
Consultado sobre cuál es la autoridad que debería hacer cumplir las legislaciones internacionales vigentes en esas áreas protegidas, Astete Durán defiende que son las organizaciones regionales de pesca las que tienen el mejor modelo de administración de pesquerías.
“Estas instancias permiten que los países acuerden las medidas de administración y el seguimiento científico de los stocks”, añade.
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