Las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero, son entre 25% y 40% más altas de lo que se creía hasta ahora, informó este miércoles un prestigioso grupo de investigadores.
“Los científicos han estado subestimando enormemente la cantidad de metano que los humanos están emitiendo a la atmósfera a través de los combustibles fósiles”, dijeron en un comunicado los académicos de la Universidad de Rochester, que dirigieron el estudio publicado en la revista Nature.
El dióxido de carbono (CO2) producto de la quema de combustibles fósiles y la deforestación representan alrededor de tres cuartas partes de todo el calentamiento global. El metano, que proviene tanto de fuentes naturales como artificiales, es responsable del 16 por ciento.
Aunque es más potente que el CO2 como gas de efecto invernadero, el metano persiste solo una décima parte del tiempo en la atmósfera, aproximadamente una década en lugar de un siglo. Los científicos calculan que, en una escala de tiempo de 100 años, el metano es 21 veces más eficiente para atrapar la radiación solar.
Expertos que no participaron en la investigación dijeron que este hallazgo obligaría a reevaluar el papel que la industria de los combustibles fósiles debe desempeñar para frenar el cambio climático. “El estudio hace un agujero considerable en el presupuesto del metano natural y en su lugar señala con firmeza la actividad humana, específicamente la extracción y distribución de combustibles fósiles”, dijo Dave Reay, director ejecutivo del Centro de Innovación del Carbono de Edimburgo.
"Sabíamos que la extracción de combustibles fósiles —incluyendo el fracking— era una parte importante de las emisiones globales de metano, pero este impresionante estudio sugiere que es un culpable mucho más grande del cambio climático inducido por el hombre de lo que habíamos pensado. Si es correcto, la extracción y distribución de gas, carbón y petróleo en todo el mundo es responsable de casi la mitad de todas las emisiones de metano inducidas por el hombre”, agregó.
El gas natural, aunque menos intensivo en carbono que el petróleo y el carbón, está impulsando el aumento de la demanda mundial de energía, y la Agencia Internacional de la Energía —un foro de 30 países— afirma que la demanda mundial de gas creció un 4,6% en 2018. Hay dos tipos de emisiones de metano, cada una con su propia firma molecular. Ambas pueden ocurrir naturalmente o ser generadas por la actividad humana.
El metano biológico se libera desde los humedales no perturbados, pero también desde los vertederos, los campos de arroz y especialmente el ganado que eructa.
Mayor control
El metano fósil del tipo medido en el nuevo estudio puede filtrarse en el aire a través de las grietas de la corteza terrestre, pero también proviene de la extracción y distribución de combustibles fósiles, en particular del gas natural. El análisis de muestras de núcleos de hielo de Groenlandia de 200 años de antigüedad mostró por primera vez que el nivel de metano fósil de fuentes naturales, como la actividad volcánica, es 10 veces menor de lo que se pensaba, según el estudio.
Los científicos pueden cuantificar con precisión la cantidad total de metano que entra en la atmósfera cada año, y aproximadamente cuánto es de origen biológico o fósil. Pero averiguar qué parte proviene de fuentes naturales en contraposición a la actividad humana es más difícil.
“Ha sido un reto precisar esto porque en la atmósfera actual, los componentes naturales y antropogénicos de las emisiones fósiles se ven iguales”, dijo Vasilii Petrenko, uno de los autores principales.
Varios científicos, entre ellos Benjamin Hmeil, otro de los autores, dijeron que los nuevos hallazgos eran tanto buenas como malas noticias. “No quiero perder la esperanza en esto porque mis datos tienen una implicación positiva”, dijo Hmeil. “La mayoría de las emisiones de metano son antropogénicas, lo que significa que tenemos más control”.
“Nos muestra dónde podemos actuar sobre el cambio climático”, añadió Joeri Rogelj, del Imperial College London, experto en presupuestos de carbono, que son las cantidades de gases de efecto invernadero que se pueden emitir sin pasar un determinado umbral de temperatura.
El Acuerdo de París de 2015 pide que se limite el calentamiento global a un nivel muy por debajo de los dos grados centígrados. Si las emisiones continúan al ritmo actual —alrededor de 50.000 millones de toneladas de CO2 equivalente, una medida que incluye gases que no son CO2— el presupuesto de carbono de la humanidad se agotará en unos 15 años.
Con información de AFP (Por Marlowe Hood)
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