La ciudad de Austin, en Texas, declaró la emergencia por el cambio climático este mes. Su Plan Comunitario se propone llegar a cero emisiones de gases del efecto invernadero en 2050, un 65% de energía renovable en 2027 y 330 vehículos eléctricos en la flota municipal entre otras medidas. Austin está en el rango menor de las ciudades de los Estados Unidos amenazadas por el calentamiento global. En cambio Miami, que se encuentra en la línea de fuego, está, también, entre las menos preparadas.
Miami es la tercera ciudad más amenazada por la probabilidad de eventos extremos (inundaciones, sequías, calor extremo y ola de frío) debido al cambio climático; también la segunda del país, Hialeah, es parte de su área metropolitana y se encuentra en el condado de Miami-Dade.
La más amenazada del país, Santa Clara, se encuentra en California. Detrás de Hialeah y Miami se ubican Newark, en Nueva Jersey, y Chicago, en Illinois. También Nueva York ocupa un lugar en la lista del mayor peligro y tiene un nivel de preparación mediocre.
El hecho de mayor gravedad es que Miami y Hialeah —una zona de población latina, ampliamente cubana— están también en la lista de las menos preparadas. La combinación de los datos que obtuvo la Universidad de Notre Dame (ND, Indiana) y procesó el sitio inmobiliario Clever, las ubica en el número 4 y el 2, respectivamente, de las que reúnen alto riesgo y muy baja prevención.
Los efectos podrían tener un enorme impacto económico —el agua potable y la belleza de las playas, por ejemplo, se perderían en buena medida, y con ellas el turismo—, ecológico y social. Ya se nota: barrios como la Pequeña Haití, que combinan terrenos comparativamente altos y habitantes pobres, comienzan a sufrir la gentrificación.
Kathleen Sealey, bióloga marina y conservacionista de la Universidad de Miami, dijo a New Times que pensar en las inundaciones es una reducción peligrosamente simplista del fenómeno: "Está relacionado con la proliferación de algas, las altas temperaturas, la muerte de peces. Es algo que penetra la calidad de vida en su conjunto en el sur de la Florida".
El estado es el que mayor peligro corre en el país por el aumento del nivel del mar, uno de los eventos extremos que midió ND. Y Miami podría tener un aspecto bastante diferente al que tiene hoy: el crecimiento de las aguas que sufrirá hacia 2060 oscilará entre 30 y 90 centímetros.
Según otro estudio, del Centro para la Integridad Climática, los diques marinos necesarios para proteger las costas de los Estados Unidos serán una red más larga que la de carreteras interestatales, recorrerán 22 estados en 2040 y tendrán un costo de USD 400.000 millones, de los cuales Florida deberá cubrir USD 76.000 millones, más del doble que el siguiente estado más afectado, Louisiana.
Y el sur de la Florida, donde se encuentra Miami, puede necesitarlo más que otros lugares. En 2014 la altura de los mares en el mundo había aumentado 6,6 centímetros en comparación con la década de 1990; en Virginia Key, ubicado entre Miami Beach y Key Biscayne, había crecido 12,7 centímetros, comparó WRLN.
Mares más altos empeoran la marejada ciclónica. Contribuyen, indirectamente, al aumento de las lluvias. En los años recientes, la zona tuvo un récord de varias tormentas de categoría 5 seguidas, y en todos los casos se trató de huracanes que crecieron a gran velocidad.
Según The Washington Post, también la ciudad de Nueva York se está calentando rápidamente, y Clever la ubicó en el medio en nivel de preparación. Sin embargo, según otro estudio, de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) advirtió que tanto el Bronx como Manhattan son de los lugares "menos resistentes" ante el desastre climático.
El gobernador de la Florida, Ron DeSantis, sucedió a otro republicano que se manifestaba como escéptico ante el cambio climático, el actualmente senador Rick Scott. Si bien DeSantis triplicó la inversión en el programa de protección costera, en cifras absolutas sólo pasó de USD 1,6 millones a USD 5,5 millones.
Su trabajo, según las graves proyecciones del colectivo que conformaron los condados de Miami-Dade, Broward, Monroe y Palm Beach, es grave: si se mantienen las tendencias al aumento de hasta 86 centímetros en los océanos en 2060, hacia el fin del siglo XXI habrán desaparecido comunidades enteras.
Por último, el análisis de Clever, que realizó la investigadora Eylul Tekin, llegó a otras conclusiones generales desalentadoras:
• Las ciudades más vulnerables a los peligros del cambio climático son también las menos preparadas;
• Las ciudades costeras tienen un riesgo más alto que las del interior, ya que además de las temperaturas extremas enfrentan el crecimiento de los mares;
• Las olas de calor podrían impactar más que en otros sitios a las ciudades en la Florida y el centro del país, más vulnerables a la humedad relativa;
• Las inundaciones podrían afectar más a California y Texas por sus grandes cuentas fluviales;
• Las ciudades de la costa del este, como Nueva York, y del sur, se verían mucho más afectadas que las del oeste por el aumento del nivel del mar.
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