Dejar de utilizar plásticos de un solo uso es un reclamo que comenzó a sonar fuerte en distintas ciudades argentinas desde hace un año. Sin embargo, no existe una ley nacional que regule o prohíba su uso. Cansada de esperar que algún legislador lo tome en su agenda, Violeta Oxenford, una adolescente argentina comenzó una petición en una de las plataformas que pide apoyo y ya es un éxito: suma una firma por minuto.
"Hola me llamo Violeta, tengo 15 años y algo para decir. Hace tiempo que estoy preocupada por la gran cantidad de objetos plásticos de un solo uso que consume el ser humano por día. A veces es necesario cuestionarnos porque tomamos ciertas decisiones que generan un impacto medioambiental negativo, por ejemplo, cuando elegimos decirle que si a los sorbetes plásticos", sostiene en la iniciativa.
La adolescente busca que su pedido se traslade a quienes toman decisiones: "Creo que son un producto totalmente innecesario en la mayoría de los casos. Son el cuarto residuo más común en los océanos, pueden tardar hasta 1000 años en descomponerse y se estima que un gran porcentaje de especies marinas han ingerido plástico", le explicó a Infobae.
"Fue sorprendente que tanta gente se haya adherido a mi petición y me llena de esperanza que haya tanta gente que esté preocupada por el tema. Esto es parte del reclamo de medidas a los políticos, entre tantas otras cosas. Cada vez somos más los que exigimos que el gobierno genere políticas ambientales. Es necesario que nos cuestionemos antes de aceptar un sorbete si realmente lo necesitamos", agregó Violeta.
Según datos de la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA), por año se vierten a los océanos unos 8 millones de toneladas de plásticos y la Argentina ocupa la posición 28 en un ranking de 192 países costeros, encabezado por China. Solo en el Mar de los Sargazos (norte del Océano Atlántico) en cuarenta años la densidad aumentó de 3.500 a 200.000 plásticos por kilómetro cuadrado.
En el país no existe aún, a pesar de que hay proyectos en ambas cámaras del Congreso desde hace años, una ley de envases que obligue a los productores a hacerse cargo de los productos que genera ni tampoco que regule la disposición final de estos elementos, derivados del petróleo.
"En general, el 80% de la basura plástica en el mar y en las playas proviene del continente, pero esta cifra cambia según la ciudad. En nuestro país, en las playas encontramos una mayor proporción de basura que proviene de los barcos comerciales y pesqueros, incluyendo redes, boyas, cajones de pescado, e inclusive alimentos u otros artículos sin utilizar", explicó Verónica García, del programa marino de la Fundación Vida Silvestre Argentina.
"En las playas bonaerenses la situación es distinta: los desperdicios que quedan en la vía pública llegan a las bocas de tormenta, viajan por los pluviales (conductos utilizados para desagotar el agua de lluvia donde hay asfalto) y terminan en las playas o directamente en el mar. Aquellos de baja densidad (bolsas de plástico, tapa de botellas, sogas) flotan en la superficie mientras que los de alta densidad (telas, filtros de cigarrillos, sogas de nylon, botellas enteras, utensilios) terminan en el fondo. Por acción del clima, los plásticos abandonados en las playas o flotando en el mar terminan reduciéndose a partículas pequeñas con gran capacidad de dispersión. Por ejemplo, los plásticos encontrados en las "islas de basura" de los giros oceánicos provienen principalmente de los continentes y corresponden a partículas menores de 1 centímetro (microplásticos)", agregó la especialista.
Además de la basura flotante, la contaminación por microplásticos llega a los alimentos que después ingerimos. Por caso, según un estudio realizado por científicos del Conicet, el 100% de los sábalos analizados en el río Paraná tenía microplásticos en sus organismos.
En el Día Mundial del Reciclaje, que se celebra hoy, varias organizaciones indican que respecto de los plásticos, con esta práctica no alcanza dada la magnitud del problema. En algunos casos, directamente habría que prohibir su consumo. Además de contaminar mares, tierras y ecosistemas, los plásticos contribuyen significativamente al cambio climático. Según una previsión para este año, la producción e incineración de plástico en todo el mundo emitirá a la atmósfera el equivalente en gases de efecto invernadero de 189 centrales térmicas de carbón de 500 megavatios de potencia (850 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero).