Después de la exitosa guerra contra las bolsas de plástico, los ecologistas ya tienen otro objeto cotidiano en la mira

En el último año, se recolectaron ocho millones de kilos en los océanos de este artefacto descartable

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La bolsas plásticas, ubicuas en supermercados y grandes tiendas hasta hace unos años, están en pleno repliegue en buenas parte de los países occidentales gracias a una toma de conciencia sobre el daño ambiental que produce la acumulación de toneladas de plástico descartable. Miles de personas en Europa y muchos países de América han regresado en los últimos años a las bolsas reutilizables de tela, papel u otros materiales que parecían haber quedado en el pasado.

Tras ese éxito, las organizaciones ecologistas ya tienen un nuevo objetivo en su mira: el sorbete, popote, paja, pajita, pajillla, bombilla, cañita, pitillo y otras variantes que se utilizan en español para referirse al tubo de plástico utilizado para sorber una bebida, que se entrega habitualmente en los restaurantes de fast-food y puestos callejeros.

De acuerdo con el Reporte Internacional de Limpieza Costera 2017 de la ONG Ocean Conservancy, que contiene datos de 112 países, las pajillas se ubican en casi todos ellos en el top 10 de los objetos descartados, alcanzando los 8 millones de kilos de recolectados en los océanos.

Hace tres años, National Geographic difundió un video de la delicada operación para extraer un sorbete de plástico que un grupo de biólogos había hallado incrustado en las fosas nasales de una tortuga marina en Costa Rica.

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Por eso, organizaciones como Surfrider Foundation, Plastic Pollution Coalition y Ocean Conservancy están haciendo campaña para lograr que los restaurantes dejen de ofrecer las pajillas plásticas, según cuenta el sitio Quartz.

En la última semana, la compañía aérea Alaska Airlines anunció que dejaría de utilizar las pajillas y revolvedores plásticos descartables (usaron 22 millones el año pasado) para cambiarlos por otros que no dañan el medio ambiente. Mientras que el concejal de Nueva York Rafael Espinal Jr. presentó un proyecto para que se prohíban los sorbetes plásticos en todos los restaurantes de la ciudad.

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Como explicó el concejal en su proyecto, existen una variedad de alternativas (de papel, aluminio o bambú, entre otras) que no causan tanto daño como el plástico descartable al medio ambiente.

En julio, Starbucks dejará de entregar sorbetes de plástico en su ciudad de origen, Seattle, que acaba de aprobar una ley que las prohíbe. La compañía dice que el cambio será paulatino en otras ciudades de los Estados Unidos. Todavía no hay ningún anuncio respecto a sus sucursales en otros países.

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