La bahía de Sepetiba en Brasil es conocida por albergar uno de los puertos más transitados del país sudamericano, pero es precisamente este concurrido estuario el que estaría en la mira de los expertos por su supuesto impacto negativo sobre el medio ambiente de la zona.
Desde fines de 2017, los científicos han descubierto más de 200 delfines Guiana muertos en la bahía, según un nuevo reporte del periódico norteamericano The New York Times. Las muertes habrían sido causadas por un virus relacionado con el sarampión, pero los expertos confían en que la tragedia sería solo el primer signo de un problema mucho más preocupante.
Uno de los aspectos más llamativos de lo que ha venido sucediendo en los últimos meses es que, en condiciones normales, dicho virus solo causaría la muerte de un puñado de delfines. Además, un episodio de tal tipo nunca antes había tenido lugar en el Atlántico Sur, por lo que los investigadores se encuentran trabajando a destiempo para descifrar los motivos que han llevado a la muerte en masa de los mamíferos depredadores.
Delfines visiblemente hinchados, marcados por cicatrices, completamente deformados y con sus cadáveres consumidos, están apareciendo en todas partes y han generado el alerta de las autoridades. El culpable de dichas muertes en masa ha sido identificado como el morbilivirus, un bacilo que causa sarpullidos, desorientación, fiebre, infecciones respiratorias y en algunas casos, una agonizante muerte.
Son muchos los biólogos y ambientalistas citados por el Times que apuntan al meteórico desarrollo de la región, algo que podría haber empeorado la situación para los delfines de la zona. Sin ir más lejos, una compañía minera fue señalada en los noventa por verter sus desechos en la bahía de Sepetiba y, a pesar de que la misma cerró sus puertas, muchas otras industrias se instalaron en el área en las últimas décadas.
Los pescadores han sido testigos de un marcado descenso de las poblaciones de otros animales en la bahía, algo que ha comprometido sus posibilidades de vivir de lo que pescan y a la vez alimentar a sus familias. La muerte de los delfines es particularmente simbólica, dado que estos son especialmente vulnerables a los elementos que contaminan el agua, por ser depredadores que comen otros animales y absorben las toxinas directamente de sus presas.
"Cuando algo malo les sucede (a los delfines), eso indica que todo el ecosistema se ha fracturado", explicó al Times Mariana Alonso, una bióloga del Instituto de Biofísica de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Alonso es parte del equipo que se encuentra trabajando para identificar las causas de la epidemia y poder prevenir futuras muertes de delfines.
El incidente recuerda a la muerte en masa de los antílopes saiga en Asia central durante la primavera boreal de 2015. Cerca de 200.000 especímenes murieron sorpresivamente a causa de una bacteria que generalmente no es mortal. Pero luego los científicos descubrieron que el clima inusualmente húmedo y cálido que se registró en Kazajistán ayudó a que la bacteria creciera fuera de control, lo que ocasionó que los animales no pudieran sobrevivir, con la consecuente muerte de la mitad de su población mundial.
La población local reconoce la importancia del puerto para el crecimiento de la región, estratégicamente ubicado cerca del polo industrial de San Pablo, como también de la ciudad de Río de Janeiro, rica en petróleo y el coloso de la industria del acero que representa el estado de Minas Gerais. Mientras tanto, se ha recomendado a los turistas no bañarse en las playas locales, a sabiendas de que la muerte de los delfines representa solo el inicio de un proceso que podría traer consecuencias catastróficas a la región.
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