Hasta el momento la historia de esta clase de crustáceos era casi una leyenda. Decían que eran unos cangrejos enormes, carnívoros y que podían devorar animales. Ahora un video grabado por biólogo confirma estas historias que hasta entonces parecían del género de lo fantástico.
Su nombre científico es Birgus latro pero es comúnmente conocido en el mundo animal como cangrejo de los cocoteros, llamado así por su habilidad para abrir cocos con su poderosas pinzas.
Pueden llegar a medir hasta un metro, el tamaño de un pequeño perro. Se pueden trepar en árboles y palmeras.
Charles Darwin ya había hablado en sus escritos de este monstruoso crustáceo, que los había visto en una isla en el océano Índico.
"Poco estudios sobre el comportamiento de este sorprendente animal se han realizado desde que Darwin emprendió sus viajes", dice el biólogo Mark Laidre al diario The Washington Post.
El investigador dice que desde hace tiempo se sabía que comen cocos y restos de animales muertos, pero no que cazaban.
En la mitad de la noche vi al cangrejo cocotero atacar y matar a un piquero patirrojo
Laidre quedó fascinado con una historia que alguien le había contado sobre el cangrejo y de la que había sido testigo en la remota isla de Chagos, en la mitad del océano Índico.
El testigo le contó que vio cuando un piquero patirrojo adulto (ave) se posó cerca a la madriguera del cangrejo que estaba al pie de una palmera. "Mientras el ave permanecía allí, el cangrejo lentamente emergió de su guarida y se acercó por detrás. Agarró al ave por una de sus patas, lo jaló y lo metió en la madriguera", recordó.
Laidre nunca había visto a un cangrejo cazar a otro animal e, intrigado por la historia, viajó hasta la isla de Chagos para comprobar si aquella historia era real.
Cuando llegó, el biologo contó más de mil cangrejos en un área aproximada de unos 14 kilómetros cuadrados. Luego de un mes en la isla, inspeccionó la madriguera de un cangrejo y encontró el esqueleto de un ave. Era la primera señal de que la historia podía ser cierta, pero todavía no la había visto con sus propios ojos.
Tuvo que esperar, ser paciente, caminar la isla en la oscuridad de la noche para, un mes después, ser recompensado con lo que tanto había esperado.
El cangrejo lentamente emergió de su guarida y se acercó por detrás
"En la mitad de la noche vi al cangrejo cocotero atacar y matar a un piquero patirrojo", dice el Laidre.
El ave estaba durmiendo sobre una rama que estaba a poco menos de un metro de un árbol, que el cangrejo trepó lentamente. Un par de minutos después, otros cangrejos, atraídos por la sangre, llegaron hasta el lugar y despedazaron al ave.
Laidre dice que seguirá su investigación sobre este crustáceo del que poco que se conoce.
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