Infección por VPH y otros factores que aumentan el riesgo de cáncer de cuello uterino

El cáncer de cuello uterino, también conocido como cáncer cervical, sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en mujeres entre 30 y 65 años en Colombia. Este tipo de cáncer se desarrolla cuando las células que revisten el cuello uterino, la parte inferior del útero que conecta con la vagina, comienzan a crecer sin control.

El cuello uterino se compone de dos partes cubiertas por distintos tipos de células:

• El exocérvix (o ectocérvix) es la parte externa del cuello uterino que un médico puede observar durante un examen con espéculo (citología vaginal) y que está cubierto de células escamosas.
• El endocérvix es la abertura del cuello uterino que lleva hasta el útero y que está cubierta de células glandulares.

La mayoría de los cánceres cervicales se originan en la zona de transformación, donde se encuentran estos dos tipos de células.

Según datos del Observatorio Global del Cáncer (Globocan), el cáncer de cuello uterino es el cuarto tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres a nivel mundial, afectando anualmente a unas 3.800 mujeres en Colombia.

En respuesta a esta situación, EPS Famisanar resalta la importancia de la citología cervicouterina y las pruebas de VPH como métodos cruciales para la detección temprana de lesiones precancerosas, evitando así su progresión a cáncer invasivo.

Existen dos tipos principales de citología que se utilizan en la tamización de este cáncer:

1. Citología cervicovaginal convencional: Es la prueba más común en la tamización utilizada para detectar lesiones cervicales premalignas y evitar la progresión a lesiones malignas. Para esta, se toma una muestra de células del cérvix con espátula y citocepillo, que se extiende manualmente en un portaobjetos y se fija para su coloración y estudio microscópico.
2. Citología cervicovaginal en base líquida: Esta técnica ha demostrado una mejor detección de lesiones intraepiteliales escamosas de bajo grado y más avanzadas, comparada con la citología convencional. Además, su uso evidenció la reducción del número de muestras subóptimas o inadecuadas, y evitó la repetición de los frotis.

La relación entre el desarrollo del cáncer de cuello uterino y la infección con genotipos de alto riesgo de VPH ha impulsado el desarrollo de estrategias para su detección y caracterización genotípica, como medidas preventivas.

Dado que la presencia del VPH no puede ser determinada mediante los hallazgos morfológicos en la citología o la detección de anticuerpos específicos contra el VPH o criterios clínicos específicos, su detección y genotipificación recae en el uso de pruebas moleculares dirigidas a la detección del ADN de los genotipos de alto riesgo y utilizadas como estrategias de diagnóstico, clasificación de las anormalidades citológicas de bajo grado, evaluación de las infecciones persistentes, seguimiento postratamiento de una lesión intraepitelial escamosa de alto grado y vigilancia epidemiológica en salud pública a nivel nacional e internacional.

Para realizarse las pruebas de tamizaje, EPS Famisanar recomienda a las mujeres evitar las relaciones sexuales tres días antes del examen, no utilizar óvulos, cremas o duchas vaginales y asegurarse de no tener sangrado en el momento de la toma de la muestra.

Es importante resaltar que estas pruebas de tamizaje no tienen costo.

El desarrollo de lesiones precancerosas y cáncer de cuello uterino está asociado a varios factores de riesgo, entre los que se destacan:

• Infección por el VPH: Principal factor de riesgo, especialmente los genotipos de alto riesgo del virus.
• Tabaquismo: Fumar debilita el sistema inmunológico y contribuye al desarrollo de células anormales en el cuello uterino.
• Dieta inadecuada: La falta de nutrientes puede afectar la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y enfermedades.

• Defensas bajas: Aumentan la vulnerabilidad al cáncer.
• Inicio temprano de relaciones sexuales: Incrementa la exposición al VPH y otros factores de riesgo.
• Múltiples gestaciones: Podrían aumentar el riesgo debido a cambios hormonales y defensas bajas.

En etapas tempranas, el cáncer de cuello uterino suele no presentar síntomas, pero en fases más avanzadas puede manifestarse con sangrado vaginal después de las relaciones sexuales, flujo vaginal con sangre y mal olor, y dolor pélvico o durante las relaciones sexuales. Ante estos síntomas, es vital consultar con el médico en su IPS respectiva.

En Colombia, la vacuna contra el cáncer de cuello uterino permite proteger a las mujeres de la infección por el VPH; se aplica de manera gratuita a niñas y adolescentes de entre 9 y 17 años en un esquema de dos dosis con un intervalo de 0-6 meses, ayudando al organismo a crear defensas contra el virus, reduciendo significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino.

La prevención de este tipo de cáncer requiere un esfuerzo colectivo. Es fundamental que las mujeres se informen y tomen el control sobre su salud, realizando las pruebas correspondientes de tamizaje cuando corresponda y presentando los resultados a un profesional de la salud.

Los hombres pueden contribuir alentando a las mujeres de sus familias a prevenir el cáncer mediante vacunación o pruebas de tamizaje y ejerciendo una vida sexual responsable.

Dado que el cáncer de cuello uterino avanza lentamente y no suele presentar síntomas en sus primeras etapas, es sumamente importante tener al día las pruebas de tamizaje para detectar y tratar a tiempo cualquier anormalidad.

La citología vaginal debe realizarse en mujeres de 25 a 29 años en esquema 1 - 3 - 3 (cada 3 años) ante resultados negativos, y las pruebas que detectan el ADN del VPH de alto riesgo, se deben realizar a todas las mujeres entre 30 a 65 años, con un esquema 1-5- 5 (cada cinco años), ante resultados negativos.

La detección temprana mediante pruebas de tamizaje, la vacunación oportuna contra el VPH y la adopción de hábitos saludables son las herramientas más eficaces para reducir la incidencia de este cáncer y mejorar la calidad de vida de las mujeres.