Morena, el partido que en una década desterró a PRI y PAN de sus bastiones históricas

Desde su fundación en 2014, Morena ha pasado de ser un movimiento emergente a convertirse en el partido político con más presencia de los últimos años. En solo una década, Morena y sus aliados han logrado una representación significativa en 23 de las 32 entidades federativas del país, consolidándose en 13 de las 29 capitales.

Este avance refleja un cambio en las preferencias electorales y revela cómo es posible transformar el mapa político de un país, pues Morena nació como una respuesta al desencanto con los partidos tradicionales y al deseo de una transformación profunda que hacía tiempo se había implantado en la mente de los mexicanos.

Su fundador, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), canalizó el descontento social en un movimiento que se centraba en la justicia social, la lucha contra la corrupción y la reivindicación de los sectores más desfavorecidos, por lo que Morena se presentó como una alternativa genuina al sistema político existente, logrando captar la atención y el apoyo de millones de votantes.

El ascenso de Morena en la última década ha sido, en gran medida, a costa de los partidos tradicionales que durante décadas dominaron la política mexicana. El PRI, que gobernó México ininterrumpidamente por más de 70 años en el siglo XX, y el PAN, que logró romper la hegemonía priista en el 2000, han visto cómo Morena les arrebató territorio clave a lo largo y ancho del país.

La primera gran prueba para Morena llegó en las elecciones federales de 2018. Con AMLO como candidato presidencial, el partido no solo ganó la presidencia con un contundente 53% de los votos, sino que también se consolidó como la fuerza dominante en el Congreso. A partir de ese momento, Morena inició un proceso de expansión territorial que lo llevó a ganar gubernaturas, alcaldías y congresos locales en todo el país, logrando desterrar a PRI y PAN de regiones donde hasta hoy se habían manejado con libertad.

En las elecciones estatales más recientes, Morena se consolidó aún más al ganar 7 gubernaturas clave, según los datos del conteo rápido del INE:

1. Ciudad de México: Clara Brugada Molina con un 51.9% de los votos, arrebatando la capital a la oposición.
2. Chiapas: Eduardo Ramírez Aguilar con un 79.2% de los votos, consolidando el dominio de Morena en un estado que históricamente había sido gobernado por PRI y PRD.
3. Puebla: Alejandro Armenta Mier con un 59.5% de los votos, recuperando el estado que había sido un bastión del PAN.
4. Veracruz: Norma Rocío Nahle García con un 58.9% de los votos, continuando con el control de Morena en un estado que anteriormente era dominado por el PRI.
5. Morelos: Margarita González Saravia con un 43.3% de los votos, una entidad que anteriormente estuvo bajo el control de una alianza entre PRI y PAN.
6. Tabasco: Javier May Rodríguez con un 80.5% de los votos, consolidando la hegemonía de Morena en el estado natal de AMLO, que antes era controlado por el PRI.
7. Yucatán: Joaquín Jesús Díaz Mena con un 51.4% de los votos, un triunfo significativo en una región tradicionalmente gobernada por el PAN.

Otro logro significativo para Morena fue la retención del gobierno de Baja California, una entidad que había sido dominada por el PAN durante más de 30 años antes de que Morena obtuviera el control en 2019. En las elecciones más recientes, Morena logró mantener el poder en el estado, reafirmando su posición como el partido dominante en la región. Este resultado es particularmente importante, ya que Baja California fue uno de los primeros estados en demostrar la capacidad de Morena para desbancar a los partidos tradicionales en sus bastiones históricos.

Las capitales de los estados son, sin duda, un termómetro del poder político en México. Tradicionalmente, estos centros urbanos han sido bastiones de los partidos tradicionales. Sin embargo, Morena ha logrado romper con esta tendencia, controlando 13 de las 29 capitales estatales. Este logro fue de gran relevancia, ya que demuestra la capacidad del partido para conectar con votantes de diferentes perfiles socioeconómicos y culturales.

En las recientes elecciones, Morena y sus aliados lograron conquistar 12 de las 30 capitales donde se celebraron elecciones. Entre las capitales ganadas se encuentran:

1. Mexicali, tradicionalmente un bastión del PAN.
2. La Paz, donde el PRI había mantenido control durante décadas.
3. Tuxtla Gutiérrez, que había sido gobernada por PRI y PVEM.
4. Manzanillo, arrebatada al PRI.
5. Toluca, donde el PRI había dominado durante más de 80 años.
6. Pachuca de Soto, una capital tradicionalmente priista.
7. Tepic, antes gobernada por el PRI.
8. Puebla, recuperando una capital que había estado bajo el control del PAN.
9. Othón P. Blanco (Chetumal), una ciudad con histórico dominio priista.
10. Culiacán, arrebatada al PRI.
11. Tabasco Centro, una región que solía ser un bastión priista.
12. Tlaxcala, donde PRI y PAN habían alternado el poder.

A nivel federal, Morena también logró ratificar su mayoría simple en la Cámara de Diputados. Con 203 legisladores, el partido mantiene una posición clave en la agenda legislativa del país. Aunque no alcanzó la mayoría calificada necesaria para reformas constitucionales por sí solo, la coalición con sus aliados le permite a Morena continuar impulsando sus proyectos prioritarios, asegurando así la continuidad de la Cuarta Transformación.

El éxito de Morena no puede entenderse sin analizar sus estrategias de alianzas y movilización social. Desde su creación, el partido ha sabido tejer una red de alianzas con fuerzas políticas y sociales que comparten su visión de país. Estas alianzas han sido fundamentales para lograr el control territorial y han permitido a Morena ampliar su base de apoyo en todo el país.

Esta estrategia también se reflejó en los congresos locales, donde la coalición Sigamos Haciendo Historia logró obtener la mayoría en 27 de los 31 congresos que se renovaron. Esto les otorga una capacidad legislativa significativa para impulsar su agenda de transformación a nivel estatal.

A pesar de su éxito, Morena enfrenta importantes desafíos de cara al futuro. Mantener la cohesión interna, gestionar el poder territorial adquirido y cumplir con las expectativas de los votantes serán tareas clave para el partido en los próximos años. Asimismo, la elección de 2024 será un punto de inflexión, ya que marcará el rumbo de la Cuarta Transformación sin la presencia de López Obrador como líder máximo.

El avance territorial de Morena es un claro reflejo de su consolidación como la fuerza política dominante en México. Con presencia en 23 entidades, 13 capitales y 27 congresos locales, el partido ha logrado redefinir el mapa político del país, desplazando a los partidos históricos, manteniendo el control en regiones estratégicas como Baja California, y ratificando su mayoría en la Cámara de Diputados con 203 legisladores.