Varios tallos de rosas blancas se dispusieron al lado de los objetos que dejaron sobre el asfalto algunas de las víctimas de siniestros viales. Padres, madres y niños, que por una sumatoria de factores terminaron involucrados y perdieron la vida.
Pero más allá de los culpables, en conmemoración del Día Mundial de las Víctimas de Siniestros Viales, la Liga Contra la Violencia Vial, se encargó de hacer llegar un mensaje poderoso, que en plena plaza de Bolívar, logró congregar ciudadanía, familiares de víctimas y medios de comunicación en torno a un solo llamado: la necesidad de implementar políticas públicas para reducir a cero el número de decesos, que solo para los meses de enero y febrero de este año había cobrado la vida de 5.988 personas, un 14% más que en el mismo periodo del año anterior, haciendo del 2022 un año trágico para los colombianos.
“Detrás de todas estas estas herramientas de política pública hay valores sociales, valores por la vida de las personas. No hay ninguna guerra en Colombia que deje tantas bajas en la población civil como los mal llamados accidentes de tránsito”, dijo Mary Bottagisio, directora ejecutiva de la Liga Contra la Violencia Vial, en diálogo con Infobae.
No es para menos. Hoy en Colombia, la primera causa de muerte violenta por lesión de causa externa en la población femenina son los siniestros viales. Las mujeres mueren más por esta causa que por feminicidio y pierden sus vidas siendo pasajeras, como ciclistas y como peatones, es roles pasivos y en total estado de indefensión.
En la población infantil ocurre de manera similar. La segunda causa de muerte en menores de cinco y catorce años son los siniestros viales. “Tenemos que decir ‘!Basta ya!’. No podemos seguir soportando que las vías del país se conviertan en campos de batalla. Alzamos nuestra voz para reivindicar el derecho ciudadano a una movilización segura porque nadie tiene que morirse por moverse y hay que romper ese paradigma. Tenemos que dejar de naturalizar las muertes en siniestros viales y para eso necesitamos que las políticas públicas no estén en el papel, sino que realmente se implementen en todo el territorio nacional. Recordemos que son los más pobres, la base de la sociedad, la que está más afectada por estos siniestros viales”, explicó Bottagisio.
Un sistema que falla
Cada año, 1,35 millones de personas pierden la vida y millones quedan lesionados en el mundo. Sin embargo, de ése número, el 93% de las víctimas están en países de ingresos medios y bajos, como Colombia, en donde hay menos del 63% de los vehículos.
Pero más allá de las cifras. Si bien, por razones de densidad poblacional, la ciudad del país en donde más se presentan siniestros es Bogotá, los expertos de Liga Contra la Violencia Vial, explicaron a este medio que se trata de una cuestión que se analiza partiendo de múltiples factores.
Juan Camilo Reyes, director de proyectos de la Liga Contra la Violencia Vial, contó que si bien no se puede hablar de una cifra exacta en cuanto a probabilidades, el porcentaje de salir con vida de la malla vial un día cualquiera, se reduce cuando se tienen en cuenta cada una de las fallas del sistema.
“Cuando hay un siniestro –nosotros no hablamos de accidentes, porque los accidentes no se pueden controlar, y los siniestros viales sí se pueden controlar– decimos que falla todo el sistema. Echarle la responsabilidad a una persona, a un factor es muy difícil cuando los siniestros son multicausales. Falla la velocidad, que es el factor base, fallan los controles, la infraestructura, el comportamiento etc. En tal sentido, las probabilidades de regresar a casa se hacen menores cuando todo el sistema está mal”, dijo.
“Entonces nosotros llevamos dos décadas, perdiendo vidas y diciendo. ‘Ah, es que es un problema de cultura vial’. Pero reducir las muertes y las lesiones a un problema de cultura vial es una vergüenza, porque sabemos que las políticas públicas efectivas deben contemplar medidas efectivas como disminuir la velocidad, como exigir que los vehículos sean más seguros para todos los actores viales, como exigir tener mejor infraestructura, como exigir tener control a esos comportamientos riesgosos. Entonces, es muy facilista reducir el problema cuando todas las otras capas del sistema vial están fallando”, añadió Bottagisio.
Desde esa perspectiva, explican, cuando se entra a analizar el conjunto y se comprende que cuando un sistema es entrópico la gente actúa de manera desordenada, cuando se comprende que todo va más allá de un tema de cultura vial, se entra en razón sobre la necesidad de fortalecer las capas del sistema. Es por eso que no solo a través de la Ley Julián Esteban la Liga Contra la Violencia Vial solicita adoptar el enfoque de sistema seguro, sino a través de hechos en donde se comprenda que si bien el error humano es latente, este no debe significar la pérdida de más vidas en la vía.
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