El Covid-19 si bien significó un periodo difícil para algunos empresarios –muchos tuvieron que reducir su capacidad productiva y otros incluso tuvieron que cerrar–, abrió las puertas a nuevos emprendimientos y negocios que de cara a la crisis se reinventaron para salir adelante.
El teletrabajo, el comercio electrónico, la telemedicina, la educación virtual, el streaming corporativo, las plataformas digitales y las oficinas virtuales transformaron los sectores productivos al punto en el cual el 85 % de las empresas de Hispanoamérica, adoptaron este tipo de tecnologías para continuar su trabajo, es decir, en la región existió un interés por asegurar la productividad en las modalidades de trabajo remoto y continuarán aplicándose en la continuación de las actividades para las que fueron diseñadas.
Pero lo que para muchos puede convertirse en un acertijo, en realidad es un abanico de oportunidades de cara a clientes, empleados y operaciones, pues como bien lo señala Juan Vicente Martín, director de B2B de Movistar Empresas para Telefónica Hispanoamérica, estas tecnologías son la mejor manera de favorecer la realización de negocios. “Hace ocho años la gente creía que para tener contacto con los clientes tenía que tener una página web, ahora ya no pasa eso. Ahora el 75% de las búsquedas de internet se resuelven en la bussines card del cliente. Si, por ejemplo, yo busco la palabra ‘empanadas’ en el buscador, la interacción que voy a tener es con la business card, que es lo primero que se presenta cuando se hace una búsqueda. Ahí también puedo ir a la página web, pero nadie utiliza eso, la gente busca el teléfono y cierra”.
Según el Banco Mundial, menos de la mitad de los latinoamericanos tiene conectividad de banda ancha fija. La cifra, que da cuenta de la brecha digital que enfrenta la región, no solo ha puesto a muchos gobiernos a implementar políticas para lograr democratizar el acceso al servicio, sino a ponerse a la vanguardia de las nuevas tecnologías. Por ejemplo, en países como México y Chile las cosas van a otro ritmo. La implementación de tecnologías avanza más rápido que en el resto de la región y ya son varios los operadores que han comenzado a ofrecer conectividad y equipos 5G a sus usuarios, pues han dejado de ver el tema como un asunto de acceso a internet, para observarlo como un eje de negocio que permite que ejemplos tan sencillos como la business card puedan mejorar la interacción de un empresario con sus clientes, no importa si se trata de una gran empresa o de una pyme.
Pero el tema no se centra solo en las búsquedas y en las bussiness card, también se desarrolla desde los empleados y desde la seguridad. Datos publicados en el Informe Panorama de Amenazas en América Latina 2021 indican que los incidentes informáticos presentaban un aumento del 24%, con Brasil, Perú, Panamá, Guatemala y Venezuela encabezando la lista. La cifra ayuda a respaldar la idea de que un 76% de las empresas en la región no están preparadas para asumir tales amenazas que no solo involucran la obtención de datos transaccionales, sino los datos de los clientes y el mismo know how de las empresas. “Si algo hemos aprendido con la pandemia es que la gente se ha ido a sus casas y el 70% de los empleados no va a volver a las oficinas. ¿Qué equipamiento tienen las corporaciones?, ¿qué seguridad tienen las empresas desde el domicilio de los empleados? Eso está muy desordenado. ¿Qué hacemos nosotros? De nuevo, hacemos un paquete en el que un PC, más una conectividad, más una seguridad, más unas herramientas informáticas son puestos en manos de un empleado para que pueda trabajar como debe ser, rompiendo la complejidad de la seguridad y entregando, si es necesario, una nube para conservar la información, todo de una manera absolutamente sencilla y entendible”, añade Juan Vicente Martín.
En el idioma de la gente
El informe Tecnologías digitales para un nuevo futuro, señala que “desde la primera revolución industrial, la introducción de nuevas tecnologías ha contribuido a mejorar la productividad de las empresas y de la economía como un todo”.
Pese a ello, existe un mito sobre la implementación versus el costo beneficio que puede traer el hecho de involucrar las nuevas tecnologías en una empresa, aún cuando la balanza, que continúa inclinándose hacia el lado de las soluciones digitales, indica mayores utilidades. Por ejemplo en el caso de Argentina, para el año 2019, se demostró que la contribución de las TIC fue del 1.66% sobre el PIB, mientras que en un país como Colombia, según datos de la Federación Colombiana de la Industria de Software, las TIC aportaron un 1.7 % al PIB.
Pero si bien las cifras dicen una cosa, llegar a todas las realidades de todos los países, y a cada uno de los pequeños empresarios es un reto enorme.
“En las pymes no hay un área que sepa de tecnología, en las pymes nuestra labor es doble, por un lado tenemos que hacer disponible la propuesta digital para que ellos la incorporen y segundo, tenemos que contarles y explicarles cómo usándola van a hacer mejores negocios. Entonces realmente el gran vendedor no es el de los clientes más grandes, sino el vendedor de los clientes de pymes, que es el que tiene que hablar de tecnología con gente que se dedica a hacer zapatos, empanadas y otro tipo de cosas”, dice Juan Vicente Martín
Desde esa perspectiva, esta posición, ubica a Movistar Empresas no solo como un proveedor de venta de planes de Internet y Televisión, sino como un sector empresarial que a diario desarrolla una labor social para que herramientas de seguridad, nube y big data, se incorporen en un paquete de soluciones diseñadas exclusivamente para cada cliente en su lenguaje y rompiendo los paradigmas que se construyen de cara a la tecnología como difícil de manejar o costosa. “Lo que hacemos es construir productos sencillos y de costo accesible para una compañía pequeña de la mano de un discurso que llevan nuestros equipos comerciales a los clientes. Así ellos les explican cómo las mejoras de nuestra tecnología, esas piezas que hemos creado, aportan realmente a un negocio, porque al final vivimos en pesos, soles, dólares o la moneda que sea, pero no en bits ni en bytes”, dice Juan Vicente Martín.
De las ideas a los hechos
Según la ONU las tecnologías pueden ayudar a que el mundo sea más justo, pacífico y equitativo, aceleran el logro de cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, inciden en la lucha contra la pobreza extrema, la promoción de la agricultura sostenible, el trabajo decente y la alfabetización universal. Partiendo de ello, algunos gobiernos han comenzado a ejecutar acciones con el fin de introducirlas, pues saben que se han convertido en un elemento medular del paradigma del desarrollo.
Sin embargo, para los proveedores de tecnología existen tres frentes de relación con los gobiernos. Por un lado, son clientes que buscan mejorar la atención a la ciudadanía a través de la implementación de tecnologías. En segundo lugar, los gobiernos hacen las veces de entes reguladores del entorno que emplean las empresas de telecomunicaciones para la ejecución de sus objetivos. Finalmente, en tercer lugar, así como pueden llegar a desincentivar la inversión en la implementación de las redes que llevan la tecnología aumentando los costos sobre el uso del espectro electromagnético, también pueden incentivarlas, cuando ponen por encima los beneficios económicos que la implementación de estas tecnologías trae a las regiones. Así lo manifiesta Juan Vicente Martin cuando señala que en Europa la mayor aportación de capital que se está haciendo para la reactivación económica está dirigida a proyectos de digitalización en pymes. “El Estado está activando programas con créditos blandos con incentivos directos para que las empresas puedan jugar en este nuevo mundo porque al final lo bueno del mundo digital es que deslocaliza a la empresa. O sea una zapatería de Bucaramanga que vive en el mundo digital está tan lejos de un cliente de Bucaramanga como de un cliente de Bogotá o de Medellín. Es más, competimos en un mundo global. El problema no es que estas igual de lejos de Bogotá o Medellín, estas igual de lejos de Quito y de Miami. Es la misma distancia. Entonces en la medida en la que el gobierno incentive la digitalización de una pyme, va a contribuir a su desarrollo radicalmente y eso cambia la vida”, cuenta.
En tal sentido, existen dos características diferenciales que hacen que sea el momento para el desarrollo de las nuevas tecnologías en Latinoamérica. La conformación de nuevas empresas que significaron, según la revista Forbes, para el 2021 un récord histórico que alcanzó la cifra de 7,3 billones de dólares y su nueva forma de operar. Por eso Juan Vicente Martín destaca que este auge de nuevos empresarios es lo que puede llegar a ser un futuro boom de productividad. “La diferencia con respecto a la creación de empresas es que las de ahora no se van a crear como lo hicieron antes. Van a pensar en no tener una oficina, van a pensar en que tienen que tener sus datos seguros y tendrán que pensar cómo hacerlo. Van a pensar cómo mantener a su personal deslocalizado y trabajar juntos en una nube. Van pensar que no tienen que invertir, sino que tienen que adquirir los servicios que se ofrecen por uso porque vienen de un momento en el que les ha dolido tener esas inversiones. Creo que la pyme nueva que viene, llega con un impacto y con una incorporación de tecnología que antes era impensable tanto en sus procesos de producción como en su relación con empleados y clientes”, dice.
Con esto en mente es que Juan Vicente Martín augura un buen futuro para las empresas en la región pues si por un lado las grandes empresas son el motor de los países, las pymes son las fuentes de empleo de muchas personas, y son, como él bien o describe, entes vivos, pues se van desarrollando, cambian de tamaño, cambian de perfil, cambian de objetivo en el tiempo y buscan alternativas para hacer posible esas nuevos negocios que están disponibles en la red y que significan un punto diferencial para el desarrollo del mercado y las economías.
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