Durante 28 años y tres meses la ciudad de Berlín, en Alemania, estuvo partida por una cicatriz de alambre de púas, acero y concreto que corría desde el norte, separando los barrios de Reinickendorf y Pankow, atravesaba el centro histórico frente a la Puerta de Brandenburgo y Potsdamer Platz y llegaba al sur, dividiendo Neuköln y Treptow.
Aunque las enormes paredes de concreto y la “franja de la muerte”, poblada por guardias armados y perros entrenados, forjaron una imagen indeleble de separación forzada y violenta en todo el mundo, fue Alemania entera la que estuvo dividida desde el Mar Báltico hasta la entonces Checoslovaquia, y esa división fue incluso más longeva: 45 de años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la reunificación en 1990.
La historia de la partición del país siguió de cerca y en paralelo a la de la Guerra Fría, el conflicto ideológico y de alcance global que enfrentó mediante una extensa paleta de tácticas y estrategias (exceptuando a la guerra en sí misma) a las dos grandes potencias surgidas de la Segunda Guerra Mundial y antiguas aliadas en la lucha contra el nazismo: Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Pero si Alemania fue escenario y potencial campo de batalla de la Guerra Fría, Berlín y su muro fueron la pequeña parte que representó al todo: el espacio entre sombras de las intrigas, la desconfianza, las negociaciones y las ejecuciones, con un pueblo separado en el medio.
1945-1961: el quiebre de las potencias y la conformación de las dos Alemanias
Tras más de seis años de guerra caliente y casi 50 millones de muertos, el 7 de mayo de 1945 la Alemania nazi se rindió ante el avance infrenable de los ejércitos aliados y con las tropas de la Unión Soviética en control de Berlín.
Ese mismo año el país, arrasado por la guerra, fue dividido en cuatro zonas de ocupación. Tres en el oeste y correspondientes a Estados Unidos, Francia y Reino Unido, y una en el este bajo control de la URSS. Berlín fue también separada bajo un esquema similar, a pesar de que la capital alemana se encontraba dentro de la gran zona de ocupación soviética.
Las tensiones entre los aliados occidentales, ya claramente bajo el liderazgo de Estados Unidos, y la URSS fueron en aumento en los años posteriores y en junio de 1948 Moscú estableció un bloqueo terrestre y fluvial de Berlín Occidental tras acusar a sus antiguos aliados de incumplir con los acuerdos de intercambio de bienes pactados.
La ciudad se enfrentó a una posible hambruna, pero Estados Unidos, Reino Unido y Francia montaron un puente aéreo que garantizó su subsistencia y las presiones internacionales llevaron a la URSS a finalmente desistir en su bloqueo.
Pero la relación ya estaba quebrada, y el 23 de mayo los aliados occidentales apoyaron la fundación de la República Federal de Alemania (BDR, en alemán), mientras que los soviéticos hicieron los mismo el 7 de octubre con la República Democrática de Alemania (DDR).
Cada bloque de potencias impuso sus ideas, cultura y prácticas en la conformación de cada naciente república, incluso también en la creación de los dos ejércitos en 1955, el Bundeswehr (Fuerza Federal, en el Oeste) y el Nationale Volksarmee (Ejército Popular Nacional o NVA, en el Este), los cuales estarían en la primera trinchera, y en bandos opuestos, en caso de que la Guerra Fría se calentara.
Pero las duras condiciones de vida en la DDR, que por decisión de Moscú se había quedado afuera del Plan Marshall (iniciativa económica estadounidense para la reconstrucción de Europa), la creciente represión política de un sistema que sólo admitía un partido político (el Socialista Unificado de Alemania, o SED) y los temores de la población con respecto a la instalación de un régimen comunista en Alemania del Este, que incluyó la colectivización de la tierra, provocaron una fuerte emigración hacia el territorio de la BDR (calculada en 2,7 millones de personas entre 1945 y 1961), potenciada en 1953 por una huelga general devenida en sublevación que fue reprimida brutalmente por tropas soviéticas.
1961-1973: la construcción del muro
Las autoridades soviéticas decidieron cerrar la frontera del país en 1955 para frenar la emigración, levantando alambre de púas y puestos de control de norte a sur. Sin embargo, la incapacidad (hasta ese momento) de separar a una ciudad como Berlín significó que la ciudad se convirtió en una gran brecha para que los alemanes del este pudieran seguir escapando al oeste. Los cruces aumentaron en 1961, en medio de rumores por un posible cierre también de la frontera berlinesa.
Finalmente, los miedos se convirtieron en realidad cuando en la muro, como la bautizó el entonces líder de Alemania Oriental, Walter Ulbricht.
Esta “primera generación” del muro que se mantuvo hasta 1962 tenía numerosas falencias que podían ser explotadas para escapar, incluyendo muros de baja altura o edificios ubicados justo en la frontera por cuyas ventanas se podían emigrar.
Aun así en 1961 se registraron las dos primeras muertes de las entre 140 y 169 registradas oficialmente, de acuerdo al Gedenkstätte Berliner Mauer (Memorial estatal del Muro de Berlín) y la Fiscalía de Berlín en 28 años de historia: Ida Siekmann, una mujer que cayó tras saltar de su ventana hacia Alemania Occidental, y Günter Liftin, fusilado mientras cruzaba a nado el río Spree.
La construcción del muro en 1961 se dio en medio la llamada “Crisis de Berlín”, una escalada de tensiones entre Estados Unidos y URSS motivada por la negación de Washington de reconocer a Alemania Oriental. Cuando dos meses después de levantada la pared las autoridades soviéticas impidieron el acceso de militares estadounidenses a Berlín Oriental, una violación de los acuerdos de Potsdam, tanques M48 Patton fueron enviados a la frontera en Friedrichstrasse, el famoso Checkpoint Charlie. Los rusos respondieron desplegando sus T-55, y ambos ejércitos estuvieron a punto de entrar en conflicto. Pero ninguno de los dos bandos estaba preparado para hacerlo, y tras una serie de intimidaciones, los tanques de uno y otro se retiraron.
En 1963 el presidente de Estados Unidos, John F. Keneddy, visitó Berlin y ofreció un famoso discurso: “Todos los hombres libres, donde sea que vivan, son ciudadanos de Berlín y, por lo tanto, como hombre libre, digo con orgullo estas palabras: yo soy berlinés”.
Las autoridades de Alemania Oriental ampliaron el muro a partir de 1962, construyendo una segunda barrera a 100 metros que creaba una tierra de nadie conocida como la “franja de la muerte”, donde aquellos que cruzaran la primera barrera debían luego sobrevivir a los disparos de los guardias de frontera y a las fauces de sus perros amaestrados. También, se demolieron todos los edificios ubicados justo en el límite.
En 1965 se comenzó a construir la llamada “tercera generación” del muro de Berlín, que incluía una barrera alta de concreto imposible de escalar.
A partir de este momento cruzar el muro se convirtió en casi un suicidio y la emigración efectivamente concluyó, salvo excepciones. Familias enteras quedaron divididas y deberían esperar hasta el 9 de noviembre de 1989 para reencontrarse.
1972-1985: la distensión y los avances en el “Grenzmauer”
En el contexto de la “Détente”, un período de la Guerra Fría caracterizado por la reducción de las tensiones y el tendido de puentes entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la BDR y la DDR firman en 1972 el Tratado sobre la base de las relaciones entre la República Federal de Alemania y la República Democrática Alemana, o Tratado Básico, en el que cada una reconoció la existencia de la otra.
El pacto entró en vigor en 1973 y abrió las puertas al ingreso de ambos estados en la Organización de las Naciones Unidas, además de la apertura de misiones diplomáticas en cada Alemania.
Dos años después, sin embargo, comenzó la construcción de la última generación del muro, conocida como “Grenzmauer 75”, y que incluía 45.000 bloques de concreto, 302 torres de vigilancia, 259 casetas para perros, defensas antitanque, fosas, cercas, distintos tipos de alambre de púas y decenas de miles de minas. El último muro estaba resguardado por 7.000 soldados, de un total de 47.000 miembros de las Grenztruppen der DDR (Tropas de frontera de la RDA)
Aunque la “Détente” entró en crisis por la invasión soviética de Afganistán en 1979 y la llegada al poder del presidente Ronald Reagan en Estados Unidos, las presiones económicas sobre los países de la esfera comunista y el crecimiento del movimiento democrático dentro de sus fronteras comenzó a debilitar la posición de Moscú y, por añadidura, de Berlín Oriental.
El 11 de marzo de 1985 Mijail Gorbachov se convirtió en líder de la URSS con una agenda de apertura caracterizada por la perestroika, una serie de reformas estructurales de la sociedad y la economía, y la glasnost, una postura de mayor transparencia en las instituciones de gobierno.
1985-1989: de reformas y protestas
El 2 de junio de 1987, dos años después de la llegada al poder de Gorbachov en la URSS, Reagan visitó la Puerta de Brandenburgo en Berlín, tal y como había hecho Kennedy, y pronunció otro famoso discurso: “Señor Gorbachov, si busca la paz, si busca la prosperidad para la URSS y Europa del Este, si busca la liberalización, venga a esta puerta. Señor Gorbachov, abra este puerta. Señor Gorbachov, tire abajo este muro”.
El aumento en las presiones internacionales y la aparente apertura de la URSS que impulsaba Gorbachov tuvieron un fuerte efecto en las sociedades civiles de todos los países de la esfera comunista en Europa del Este.
El 4 de junio de 1989 el Partido Comunista de Polonia perdió su mayoría legislativa y debió ceder el poder, mientras que el 26 de junio Hungría rompió con el Pacto de Varsovia, la alianza defensiva formada por Moscú para contrarrestar a la OTAN, y abrió su frontera con Austria en el pueblo de Sopron.
Decenas de miles de alemanes del este que se encontraban de vacaciones o de viaje por Hungría aprovecharon la oportunidad y cruzaron a Austria, para dirigirse luego a Alemania Occidental. Fue uno de los primeros quiebres en la “Cortina de Hierro”, esa frase representativa de la separación del continente europeo acuñada en 1946 por el ex primer ministro británico Winston Churchill.
1989 fue de hecho el año de las protestas en la DDR, que comenzaron en septiembre en Leipzig, con manifestaciones pacíficas organizadas cada lunes en iglesias y plazas de la ciudad sajona, siempre demandando libertad de movimiento, apertura y elecciones democráticas.
La persistencia de estas demostraciones logró hacerse notable en todo el país, y pronto fueron trasladándose a otras localidades como Dresde y luego también Berlín Oriental, donde cientos de miles marcharon en protesta contra el gobierno de la DDR durante el 40 aniversario de la fundación de la República Democrática.
Erich Honecker, líder de la DDR, acabó renunciando el 18 de octubre por “cuestiones de salud”, en medio de crecientes protestas que se acercaban al millón de asistentes y de un éxodo masivo de alemanes del este a través de Hungría y otras aperturas generadas en la Cortina de Hierro.
Fue reemplazado por Egon Krenz, quien tomó pronto la decisión, con acuerdo del partido SED, de permitir el cruce formal a Alemania Occidental mediante una modificación de las regulaciones existentes. El cambio debía ser anunciado el 9 de noviembre, el mismo día en que se habían cerrado las negociaciones internas del partido, con efectos a partir del 10 para permitir que la orden llegara correctamente a los guardias de frontera.
Günter Schabowski, vocero del SED, fue el encargado de anunciar la novedad en una conferencia de prensa televisada pero no estaba al tanto de que los efectos estaban programados para el 10. Cuando leyó los cambios en la regulación, el periodista de la agencia italiana ANSA, Riccardo Ehrman, inquirió por el plazo en el que entraría en vigor.
“Hasta donde tengo información, los efectos son inmediatos”, respondió erróneamente Schabowski.
Los alemanes vieron la conferencia de prensa, en diferido, en la noche del 9 de noviembre y a través de las cadenas ARD y ZDF. En cuestión de minutos, los berlineses marcharon en masa hacia el muro con la intención de cruzar. Los guardias, que desconocían la nueva regulación, dudaron en usar la fuerza pero pronto sus superiores les ordenaron no actuar ante un proceso ya irreversible. Fue la noche en la que cayó el muro y el principio del fin de la división de Alemania, que alcanzó la reunificación el 3 de octubre de 1990.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: