La división de Alemania había sido planteada ya como una necesidad en 1943 en Teherán, cuando los tres grandes líderes de las potencias aliadas, Franklin Delano Roosevelt (Estados Unidos), Winston Churchill (Reino Unido) y Josef Stalin (Unión Soviética) se reunieron en la capital de Irán para definir una posguerra que aún parecía lejana.
La Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo, aunque había también señales de un giro inevitable hacia la derrota alemana, y los planes para una Europa futura tras la caída del nazismo convivían con la más apremiante necesidad de abrir nuevos frentes y aliviar la presión sobre los soviéticos.
En Yalta, Rusia, los "tres grandes" volvieron a reunirse en febrero de 1945, en esta ocasión con el futuro decidido y pocos meses antes de la caída de Berlín y el suicidio del dictador Adolf Hitler. Esta vez, se delineó la partición de Alemania en cuatro zonas de ocupación bajo el control de la Unión Soviética, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, que no participó de la cumbre pero fue de todas formas rehabilitada como potencia. Pero los detalles no estaban aún cerrados y había varios planes distintos sobre cómo llevarla a cabo.
Finalmente, los líderes volvieron a reunirse en Potsdam, Alemania, en agosto de 1945. Berlín había caído, y faltaba apenas una semanas para la rendición del Imperio del Sol Naciente en el Pacífico.
En esta última gran cumbre, en la que Harry S. Truman reemplazó al ya fallecido Roosevelt como presidente de Estados Unidos y Clement Attlee hizo lo mismo como primer ministro británico, tras la derrota electoral de Churchill, las tres potencias acordaron los límites y alcances de la partición de Alemania y las anexiones de territorios que harían la Unión Soviética y Polonia.
El objetivo inicial, y compartido por todas las partes, era debilitar a Alemania y evitar que volviera convertirse en la primera potencia continental de Europa, aunque la situación mutaría hacia precisamente la de necesidad de reconstruir el país para involucrarlo en un nuevo conflicto que se avecinaba.
Pero quedaba un problema difícil de resolver. Berlín, capital del fallido Reich alemán, fue también dividida en cuatro zonas asignadas a las potencias victoriosas a pesar de que la ciudad se encontraba en lo profundo del sector de Alemania que había quedado bajo ocupación soviética.
Acabada la Segunda Guerra Mundial, un nuevo período de desconfianza mutua, competencia ideológica, carrera armamentista y tensión entre las tres potencias occidentales y la Unión Soviética, que luego se conocería como Guerra Fría, estaba a punto de comenzar y el extraño arreglo de partición en Berlín fue el foco de la primera gran crisis del período.
Entre el 24 de junio de 1948 y el 12 de mayo de 1949 (hace exactamente 70 años este domingo) la zona de ocupación de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia en Berlín quedó casi completamente aislada de los territorios en el oeste por decisión de Stalin, y esa porción de la ciudad poblada por dos millones de habitantes sólo logró sobrevivir gracias al envío de suministros por aire, en lo que llegó a conocerse como el Puente Aéreo de Berlín (Berliner Luftbrücke).
Durante casi un año se transportaron unas dos millones de toneladas de productos de primera necesidad en 277.569 vuelos, es decir 300 (llevando 5.000 toneladas) al día en su momento más intenso, como recuerda la agencia AFP. El tráfico se concentró en el aeropuerto de Tempelhof, el entonces principal de Berlín, hoy convertido en un popular parque recreativo, que había quedado en el sur, dentro de la zona estadounidense de ocupación, y en el aeródromo militar de Gatow, en el oeste y en la zona británica.
Cómo no eran suficientes, se tuvo que construir rápidamente un tercer aeródromo en el norte, en la zona francesa, y en el barrio de Tegel. En la actualidad es este el principal aeropuerto internacional de Berlín, mientras se espera la construcción de uno nuevo.
¿Pero por qué la Unión Soviética inició un bloqueo terrestre de la capital alemana que pareció contribuir a la muerte definitiva de la alianza que derrotó al nazismo y acercar otra posible guerra mundial?
Desde el fin de la guerra y el inicio de la ocupación el cumplimiento de lo acordado en Postdam fue difícil, y no estaba claro entre las potencias occidentales aún que rol debería tener Alemania en el futuro. Para los soviéticos, en cambio, esto parecía más sencillo. El país debía levantarse como una nueva nación comunista bajo el ala de Moscú, que nunca más pudiera iniciar una ofensiva contra su territorio como la "Operación Barbarroja" en 1941, la cual dio inicio a un conflicto en el este en el que murieron decenas de millones de personas y enormes territorios en Rusia, Ucrania y los países bálticos quedaron arrasados.
Casi de inmediato, los líderes comunistas alemanes fueron convocados para llevar adelante este proceso y se le dio un apoyo considerable al Partido Comunista de Alemania (KPD), fundado a principios de siglo pero completamente anulado por el nazismo, muchos de cuyos miembros habían marchado al exilio precisamente en la URSS.
En medio de estas tensiones ideológicas y ante la escasez y la destrucción, en 1946 los soviéticos dejaron de enviar comida y combustible a la zona de ocupación de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, como requerían los acuerdos de Potsdam, y los aliados occidentales dejaron a su vez de enviar maquinaria industrial.
Quedando claro que una cooperación entre Moscú por un lado, y Washington y Londres, por el otro, sería imposible, Estados Unidos y Gran Bretaña unificaron sus zonas de ocupación de Alemania en enero de 1947 en lo que se llamaría la bizona. En 1948 Francia se uniría también, formando la trizona, para garantizar el desarrollo de los territorios alemanes occidentales, e incluso se restableció el marco alemán como moneda común, una de las bases del surgimiento de la República Federal de Alemania poco después.
En respuesta a la creación de la trizona, Stalin decidió subir la apuesta y el 24 de junio cerró los accesos terrestres -trenes y carreteras- y fluviales a Berlín, convirtiéndola en una isla en el medio de la zona de ocupación soviética. Moscú también anunció la creación de una nueva moneda para su zona de ocupación.
Apenas dos días después comenzaron a volar los primeros aviones cargados de alimentos y artículos de primera necesidad en lo que se llamó "Operation Vittles" (Operación víveres o vituallas), encarada por diferentes unidades de transporte aéreo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y la Real Fuerza Aérea del Reino Unido. Aunque Francia no estaba en condiciones de aportar aviones, sí se encargó de la construcción del aeródromo en Tegel como contribución a la operación.
Por acuerdos anteriores con los soviéticos, había tres corredores aéreos que conectaban a Berlín Occidental con la trizona, cruzando territorio de la Alemania ocupada por los soviéticos.
El corredor norte conectaba las ciudades de Hamburgo y Bremen, entre otras, con el aeródromo de Tegel. El corredor centro vinculaba a Hanover y Colonia con Gatow. Y el corredor sur lo hacía entre Frankfurt y Múnich y el aeropuerto de Tempelhof.
Los corredores tenían apenas 32 kilómetros de ancho y los aviones podían volar a una altitud máxima de unos 3.000 metros para no interferir con operaciones militares soviéticas a mayores alturas. Se mantuvieron como las tres únicas vías de acceso aéreo a Berlín occidental hasta la caída de la Unión Soviética en 1991.
En tanto los principales aviones utilizados en el Puente Aéreo por los estadounidenses fueron los icónicos Douglas C-47 Skytrain, C-54 Skymaster y C-74 Globemaster; los Fairchild C-82 Packet; y los Boeing C-97 Stratofreighters, de acuerdo a datos del Museo de Mobilidad Aérea de Delaware, Estados Unidos.
Los británicos, en cambio, usaron sus bombarderos Avro Lancaster y Lincoln, y los cargueros Avro York y Handley Page Hastings, entre otros, muchas veces aterrizando para descargar los víveres y en otras ocasiones lanzándolos por paracaídas.
Así lograron abastecer a la población de una ciudad que había quedado en ruinas por los bombardeos aliados y la ofensiva soviética durante la guerra, y que aún sufría severas limitaciones en sus servicios públicos básicos.
Aunque el Puente Aéreo comenzó con problemas, luego se fue perfeccionando y el flujo de bienes se intensificó aún durante los duros meses de invierno, logrando la supervivencia de la ciudad y sus habitantes. Los pilotos que participaron de las operaciones comenzaron a recibir nombres como "Der Schokoladen Flieger" (El aviador de chocolate) de parte de los niños berlineses y los vuelos en sí recibieron diferentes apodos, entre ellos el de "Rosinenbomber", o bombardero de pasas de uva, una designación que hoy, a la distancia, podría considerarse irónica dado que apenas tres años atrás los mismos pilotos y aviones habían descargado otro tipo de materiales sobre Berlín. Pero en ese momento fue visto como una señal de gratitud.
El "quiebre" del bloqueo desde el aire, sumado a un embargo lanzado por las potencias occidentales contra la zona soviética, los altos costos políticos de impedir el acceso y el aumento de tensiones militares, parecen haber llevado a Moscú a finalmente restablecer el tráfico terrestre y fluvial hacia Berlín Occidental el 12 de mayo de 1949, hace exactamente 70 años. El Puente Aéreo se extendería un poco más, hasta el 30 de septiembre, para asegurar el abastecimiento pleno de la ciudad.
Pero la hostilidad entre el bloque de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, que apenas un mes antes se habían vinculado militarmente en la recién creada Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y la Unión Soviética, había quedado manifestada.
Diez días después del fin del bloqueo se anunciaría la creación de la República Federal de Alemania (Bundesrepublik Deutschland) en el territorio de la trizona aliada. El 7 de octubre del mismo año sería el turno de la República Democrática Alemana (Deutsche Demokratische Republik) en el sector soviético.
De esta manera la primera gran crisis había sido superada, pero la Guerra Fría acababa de comenzar y a Berlín todavía le quedaría mucha historia por transitar, incluyendo la construcción del infame muro por parte de las autoridades soviéticas (de cuyo colapso se cumplirán pronto 30 años), como uno de los primeros escenarios y frentes del conflicto que terminaría por marcar el siglo XX y sentar las bases para el siguiente.
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