Los iraquíes se despertaron este lunes con un cielo color ocre provocado por una nueva tormenta de arena que obligó a cerrar los aeropuertos y administraciones públicas y a suspender los exámenes en escuelas y universidades. La ultima tormenta de este tipo causó problemas respiratorios en una parte de la población, provocó un muerto y más de 5.000 personas tuvieron que recibir atención médica en hospitales.
A primera hora del lunes, los techos de la ciudad, los autos estacionados en las calles e incluso los muebles de las casas estaban cubiertos por una capa de fina arena color ocre. La espesa nube de polvo impedía a los residentes ver a pocos metros.
“Hemos tenido 75 casos de personas con problemas respiratorios”, dijo Ihsan Mawlood, médico de urgencias y accidentes en un hospital de Bagdad. “Estamos tratando a los pacientes con máquinas de oxígeno si es necesario”.
Debido a una “visibilidad de 300 metros”, la autoridad aeroportuaria de Bagdad anunció “el cierre del espacio aéreo y la interrupción del tráfico en el aeropuerto” durante todo el día, según la agencia oficial de noticias INA.
El aeropuerto de Nayaf (sur), y el de Suleimaniya (norte) también fueron cerrados durante el día, dijo la misma fuente. Al menos siete de las 18 provincias del país anunciaron el cierre de las administraciones públicas, a excepción de las de salud.
También cerraron todas las escuelas del país y se pospusieron los exámenes hasta el martes, indicó el ministerio de Educación. La tormenta se disipará gradualmente a partir del lunes por la noche, según el servicio meteorológico.
Desde mediados de abril, Irak ha sufrido ocho tormentas y es considerado como uno de los cinco países del mundo más vulnerables a los efectos del cambio climático y la desertificación.
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