“Esta es mi tercera guerra”: los ancianos, los grandes olvidados de la invasión rusa a Ucrania

Aislados del resto de su familia e incapaces de usar un teléfono o de comunicar, las personas mayores están particularmente desamparadas por las incertidumbres del conflicto

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Aleksandra Vassilchenko, una mujer de 80 años originaria de Kramatorsk, cuenta su historia sentada con su nieto, Roman, fuera de un refugio para desplazados en Dnipro. (Ed JONES / AFP)
Aleksandra Vassilchenko, una mujer de 80 años originaria de Kramatorsk, cuenta su historia sentada con su nieto, Roman, fuera de un refugio para desplazados en Dnipro. (Ed JONES / AFP)

“El 21 de marzo, salí de mi casa para fumar. Cayó un proyectil. Perdí mi brazo”. Vladimir Lignov, de 71 años, encarna el trágico destino de los ancianos ucranianos, víctimas invisibles de la guerra que asola su país.

El hombre, un antiguo conductor de tren, camina lentamente en el pasillo de un centro de acogida en Dnipró, una ciudad del centro de Ucrania que se convirtió en uno de los principales centros humanitarios del país.

Personas desplazadas por la guerra en Ucrania reciben cortes de pelo y manicura en un antiguo hospital de maternidad convertido en refugio para desplazados en Dnipro (Ed JONES / AFP)
Personas desplazadas por la guerra en Ucrania reciben cortes de pelo y manicura en un antiguo hospital de maternidad convertido en refugio para desplazados en Dnipro (Ed JONES / AFP)

La manga izquierda de su suéter gris está doblada a la altura de la axila. Le cuesta explicar lo que le ocurrió. No sabe de qué guerra es víctima, ni quién lanzó el proyectil en Avdiivka, un polo industrial de la región de Donetsk que Moscú ha convertido en una de sus prioridades.

“No entiendo lo que está pasando. En una semana necesito cambiar mi venda en el hospital de Myrnohrad [en plena zona de conflicto, donde fue amputado]. Pero me dicen que tengo que irme en tres días”, repite una vez tras otra.

“Tal vez sea mejor ir al cementerio. No quiero seguir viviendo”, suspira, mientras pasa a su lado un anciano cojeando y ataviado de una gorra de rayas azules y rojas.

El sufrimiento físico y mental es omnipresente entre los ancianos (Ed JONES / AFP)
El sufrimiento físico y mental es omnipresente entre los ancianos (Ed JONES / AFP)

El sufrimiento físico y mental parece omnipresente entre los ancianos con los que se reunió la AFP en el albergue de Dnipró, une maternidad que volvió a abrir en marzo para acoger a desplazados internos de manera temporal.

Un hombre entrega comida a un pariente internado en el centro de Dnipro (Ed JONES / AFP)
Un hombre entrega comida a un pariente internado en el centro de Dnipro (Ed JONES / AFP)

“Olvidados”

Una furgoneta acaba de llegar del frente este. Los voluntarios tratan se sacar a los ancianos del vehículos para colocarlos en sillas de rueda, pero algunos de ellos gimen del dolor.

Otros parecen perdidos. Un hombre corre para agarrar unos cigarrillos apenas pisa el suelo. Justo después, recoge apresuradamente sus cosas, como si tuviera que marcharse deprisa, cuando acaba de llegar a un lugar seguro tras semanas de infierno.

Según Handicap International, que cita cifras de las autoridades ucranianas, unas 13.000 personas ancianas o discapacitadas se instalaron en la región de Dnipró desde el inicio de la invasión rusa y más de medio millón pasaron por ahí. (Ed JONES / AFP)
Según Handicap International, que cita cifras de las autoridades ucranianas, unas 13.000 personas ancianas o discapacitadas se instalaron en la región de Dnipró desde el inicio de la invasión rusa y más de medio millón pasaron por ahí. (Ed JONES / AFP)

“Los más difíciles, son los que pasaron mucho tiempo en sótanos”, explica Olga Volkova, la directora del centro, donde han llegado 84 jubilados. “Muchos se quedaron completamente solos. Antes de la guerra, los ayudábamos, pero ahora, fueron abandonados a su suerte”, agrega.

Los ancianos muchas veces “son olvidados, muy vulnerables”, durante los conflictos, confirma Federico Dessi, director para Ucrania de la ONG Handicap International, que ofrece equipos y ayuda financiera al centro de Dnipró.

Los ancianos muchas veces “son olvidados, muy vulnerables”, durante los conflictos, según dijo el director para Ucrania de la ONG Handicap International, que ofrece equipos y ayuda financiera al centro de Dnipró.  (Ed JONES / AFP)
Los ancianos muchas veces “son olvidados, muy vulnerables”, durante los conflictos, según dijo el director para Ucrania de la ONG Handicap International, que ofrece equipos y ayuda financiera al centro de Dnipró. (Ed JONES / AFP)

Generalmente “aislados del resto de su familia” e “incapaces de usar un teléfono o de comunicar”, están particularmente “desamparados” por las incertidumbres de la guerra, subraya.

Zoia Taran, 85, originaria de Sloviansk, llora mientras cuenta su historia (Ed JONES / AFP)
Zoia Taran, 85, originaria de Sloviansk, llora mientras cuenta su historia (Ed JONES / AFP)

Aleksandra Vassiltchenko, una rusa de Ucrania de 80 años, tiene más suerte que la media. Su nieto vino a buscarla apenas llegó al hogar en Dnipró.

"Me encarcelaron en mi casa”, dijo Aleksandra Vassilchenko, deseando “la muerte” de “Vladimir Vladimirovich” Putin “y sus hijos”. Su nieto vino a buscarla apenas llegó al hogar en Dnipró, algo que fue un evidente consuelo para ella. (Ed JONES / AFP)
"Me encarcelaron en mi casa”, dijo Aleksandra Vassilchenko, deseando “la muerte” de “Vladimir Vladimirovich” Putin “y sus hijos”. Su nieto vino a buscarla apenas llegó al hogar en Dnipró, algo que fue un evidente consuelo para ella. (Ed JONES / AFP)

Un evidente consuelo para la mujer, después de pasar semanas “sola en [su] departamento de tres habitaciones” en Kramatorsk [este], donde un ataque ruso contra la estación de tren mató recientemente al menos a 57 personas.

La octogenaria, temiendo lo que podía pasar, había almacenado algo de comida. Pero “siempre me escondía en el cuarto de baño (...) Lloraba constantemente. Me encarcelaron en mi casa”, dijo, deseando “la muerte” de “Vladimir Vladimirovich” Putin “y sus hijos”.

Generalmente aislados del resto de su familia e incapaces de usar un teléfono o de comunicar, los ancianos están particularmente desamparados por las incertidumbres de la guerra. (Ed JONES / AFP)
Generalmente aislados del resto de su familia e incapaces de usar un teléfono o de comunicar, los ancianos están particularmente desamparados por las incertidumbres de la guerra. (Ed JONES / AFP)

“Tres guerras”

Según Handicap International, que cita cifras de las autoridades ucranianas, unas 13.000 personas ancianas o discapacitadas se instalaron en la región de Dnipró desde el inicio de la invasión rusa y más de medio millón pasaron por ahí.

“Si se crean diez nuevos establecimientos como el nuestro, se llenarán enseguida”, dijo Konstantin Gorchkov, que dirige el centro con su esposa Natalia. (Photo by Ed JONES / AFP)
“Si se crean diez nuevos establecimientos como el nuestro, se llenarán enseguida”, dijo Konstantin Gorchkov, que dirige el centro con su esposa Natalia. (Photo by Ed JONES / AFP)

La “casa de la misericordia”, un antiguo dispensario convertido en refugio para los necesitados, acoge desde entonces a los evacuados de Mariúpol, la ciudad asediada desde hace más de un mes por los rusos en el sur, pero también a los habitantes del este.

Los voluntarios tratan se sacar a los ancianos del vehículos para colocarlos en sillas de rueda, pero algunos de ellos gimen del dolor. (Ed JONES / AFP)
Los voluntarios tratan se sacar a los ancianos del vehículos para colocarlos en sillas de rueda, pero algunos de ellos gimen del dolor. (Ed JONES / AFP)

“Si se crean diez nuevos establecimientos como el nuestro, se llenarán enseguida”, dice Konstantin Gorchkov, que dirige el centro con su esposa Natalia.

Natashsa Sitnik (derecha) de Mariupol realiza una manicura en Olga Kulaga. (Ed JONES / AFP)
Natashsa Sitnik (derecha) de Mariupol realiza una manicura en Olga Kulaga. (Ed JONES / AFP)

Treinta nuevos residentes se sumaron al centenar que ya vivía allí. Una de ellas es Yulia Panfiorova, de 83 años, que llegó de Lisichansk, en la región de Lugansk, en el este.

Yulia Panfiorova, de 83 años, de Lysychansk, en su habitación del refugio Mercy House para personas necesitadas en Dnipro. "Esta es mi tercera guerra", dijo (Ed JONES / AFP)
Yulia Panfiorova, de 83 años, de Lysychansk, en su habitación del refugio Mercy House para personas necesitadas en Dnipro. "Esta es mi tercera guerra", dijo (Ed JONES / AFP)

Esta ex profesora de economía cuenta que tres misiles cayeron cerca de ella y rompieron sus ventanas.

“Es mi tercera guerra”, recuerda, haciendo referencia a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el conflicto que inició en 2014 en Donbás, de los cuales Lugansk y Donetsk son parte.

Esta ex profesora de economía contó que tres misiles cayeron cerca de ella y rompieron sus ventanas.  (Ed JONES / AFP)
Esta ex profesora de economía contó que tres misiles cayeron cerca de ella y rompieron sus ventanas. (Ed JONES / AFP)

(Fotos de ED JONES/AFP)

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