Cientos de miles de judíos abarrotaron este domingo las calles de la ciudad israelí de Bnei Brak para asistir al funeral de Chaim Kanievsky, importante rabino que falleció el viernes a los 94 años, entre un amplio dispositivo policial para controlar las masas y evitar incidentes mayores durante el cortejo fúnebre.
Entre unos 3.000 policías y con gran parte de calles y carreteras del centro de Israel cortadas al tráfico, al menos 500.000 miembros de la comunidad ultraortodoxa israelí participaron en una procesión fúnebre para acompañar el cuerpo de Kanievsky de camino a la tumba. La policía israelí estimó la afluencia en unas 750.000 personas.
Recorrieron menos de un kilómetro desde la casa del rabino hasta el cementerio donde fue enterrado, pero el riesgo de incidentes como grandes estampidas humanas por la masiva asistencia de personas hizo que las autoridades tomaran estrictas medidas de seguridad.
Por la mañana, el primer ministro israelí, Naftali Benet, instó a los asistentes a evitar amontonamientos para que no se repitiera una tragedia como la de finales de abril de 2021, cuando 45 personas perdieron la vida en una avalancha humana durante una celebración religiosa en el norte de Israel, en la que fue la peor tragedia civil de la historia reciente del país.
La Policía israelí solo dio acceso al cementerio a los miembros de la familia de Kanievsky y a algunas figuras públicas para evitar que se produjeran masivas congregaciones en el recinto.
Según el servicio de emergencias israelí Maguen David Adom (MDA, Estrella Roja de David), el funeral acabó “sin incidentes graves adversos”, pero sí hubo docenas de personas atendidas por desmayos, deshidratación o fracturas de huesos, y unas 15 debieron ser trasladadas al hospital.
Ante todo, se espera que gran parte de los asistentes al funeral sigan hoy por la tarde por las calles de Bnei Brak, donde continuarán operativos tanto cuerpos policiales como servicios de emergencia.
La insular comunidad ultraortodoxa comprende un 12% de los 9,4 millones de habitantes de Israel. Rigen sus vidas de acuerda a una estricta interpretación de las leyes judías, enfocándose en el estudio de la Torá y en el cumplimiento de las tradiciones. Rabinos prominentes como Kanievsky desempeñan un rol protagónico en la comunidad y suelen tomar decisiones importantes.
Kanievsky era uno de los dos líderes de la corriente ultraortodoxa no jasídica y encabezaba el ala lituana de ese grupo en Israel, que se estima que concentra a cientos de miles de seguidores.
Nacido en 1928 en la ciudad de Pinsk, hoy en Bielorrusia, Kanievsky era uno de los pocos líderes ultraortodoxos nacidos antes del Holocausto que seguía con vida.
Si bien no ostentaba ningún cargo oficial, Kanievsky era considerado una luminaria en el mundo ultraortodoxo. Hizo noticia al inicio de la pandemia cuando dictaminó que cerrar las escuelas religiosas sería peor que contraer el virus, aunque luego cambió de postura, cuando el virus empezó a afectar a zonas densamente pobladas como las de Bnei Brak.
El fallecimiento de Kanievsky fue noticia de primera plana en todos los diarios israelíes, y el primer ministro Naftali Bennett declaró que el deceso “es una gran pérdida para el pueblo judío”.
“El rabino siempre se aseguró de recibir a cada persona con un corazón abierto”, dijo. “Fue un verdadero líder público, que desde su modesta casa de Bnei Brak dirigió a decenas de miles de personas en Israel, con sabiduría, sentido común y una habilidad rara”.
(Con información de EFE, AP y AFP, fotos de Reuters, AP, AFP)
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