Las celebraciones de Diwali, el festival hindú de la luz, comenzaron este jueves en India en medio de temores sobre la pandemia del coronavirus y la creciente contaminación aérea.
Los festejos suelen incluir eventos sociales e intercambio de regalos con amigos y familiares. Mucha gente enciende lámparas o velas para simbolizar una victoria de la luz sobre la oscuridad, y se lanzan fuegos artificiales.
Las celebraciones del año pasado se vieron trastocadas por un repunte de los contagios de COVID-19, pero este año parecían haber vuelto a la normalidad. Aunque el gobierno pidió a la gente que evitara aglomeraciones, los mercados se llenaron de gente que compraba flores, faroles y velas.
Al anochecer del miércoles se encendieron más de 900.000 lámparas de barro que ardieron durante 45 minutos en la ciudad norteña de Ayodhya, en el estado de Uttar Pradesh. La ciudad retuvo el récord Guinness marcado el año pasado. Como parte de las celebraciones de Diwali, la ciudad encendió el año pasado 606.569 lámparas de aceite.
Las luces se encendieron en Ram ki Pauri, a las orillas del Río Saryu, en un espectáculo para miles de visitantes que acudieron a la ribera ignorando las normas de distanciamiento social contra el coronavirus. Después hubo un espectáculo de láseres y fuegos artificiales que iluminó las calles de la ciudad. Miles de vecinos encendieron también lámparas en sus casas y templos.
La festividad marca el triunfo mítico del dios Ram contra el demonio Ravana en la actual isla de Sri Lanka y el regreso de la deidad a casa tras pasar catorce años en el exilio, para lo que los habitantes del subcontinente iluminaron con velas el camino de vuelta.
”La gente organiza muchas fiestas por Diwali y se hace regalos, es la época más festiva del año para los indios, y todos nos unimos a pesar de las diferencias religiosas en este diverso país”, dijo a Efe Aneesha, una joven india que reside en Nueva Delhi y que va a pasar estas fiestas rodeada de su familia.
La crisis de la pandemia en India ha remitido en gran parte.
El país reportó el jueves unos 12.000 casos nuevos de coronavirus y 461 muertes, muy lejos de las cifras de este año, cuando el país llegó a unos pocos cientos de miles de contagios cada día. En total se han documentado más de 35 millones de infecciones y más de 459.000 muertes, según el Ministerio de Salud. Como en otros lugares, es probable que estas cifras estén por debajo de las reales.
Incluso los estados donde las infecciones subían hace unas pocas semanas, como Kerala, junto a la costa tropical de Malabar, han registrado un declive continuado. India también celebró el mes pasado que había administrado mil millones de vacunas contra el COVID-19, lo que aumentó la confianza en un regreso a la normalidad.
Aun así, los expertos han advertido que la temporada de festivales podría traer un nuevo pico de contagios si no se cumplen las medidas para combatir el COVID-19.
También hay preocupaciones sobre la contaminación aérea, que en esta época del año, cuando bajan las temperaturas y se instala el invierno, suele cubrir el norte de India bajo una nube de smog gris.
La noche de Diwali, la gente también ilumina el cielo con fuegos artificiales, lo que provoca una polución que tarda días en despejarse.
Aunque no hay una prohibición nacional a los artículos pirotécnicos, varios estados han impuesto restricciones para combatir el humo y algunos permiten a los vecinos encender una clase específica de fuegos artificiales de color verde, que producen menos emisiones, durante horas concretas. En el pasado, prohibiciones similares fueron ignoradas.
Con información de EFE y AP
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