Un incendio forestal consumió buena parte del centro y algunas viviendas cercanas en una pequeño pueblo del norte de California.
El incendio Dixie asoló Greenville el miércoles por la noche, destruyó negocios y viviendas y tiñó el cielo con un resplandor anaranjado.
“Si usted todavía está en la zona de Greenville, está en peligro inminente y ¡¡DEBE marcharse ahora!!” escribió la policía del condado de Plumas en Facebook el miércoles.
El incendio, declarado hace tres semanas, ha crecido hasta abarcar 1.108 kilómetros cuadrados en los condados de Plumas y Butte.
Los bomberos han intentado proteger a la población, situada unos 450 kilómetros al nordeste de San Francisco, despejando escombros de las carreteras y señalando las zonas de riesgo.
Los meteorólogos advirtieron el jueves de unas condiciones especialmente secas y con vientos de hasta 64 kilómetros por hora. Eso podría extender el fuego por bosques, pastos y arbustos, especialmente en los frentes norte y nordeste del gran incendio Dixie.
“Creo que definitivamente tenemos unos días duros por delante”, dijo Shannon Prather, del Servicio Forestal de Estados Unidos.
Los bomberos pudieron salvar viviendas y contener largos tramos del fuego. Pero las llamas saltaron las líneas perimetrales en algunos puntos el martes, lo que provocó órdenes de evacuación para unas 15.000 personas al este del Lago Almanor, según los bomberos. El calor de las llamas creó un pyrocumulus, o nube de fuego.
El incendio ha amenazado a miles de hogares y destruido 67 casas y otros edificios desde que comenzó el 14 de julio. Hasta el jueves estaba contenido en un 35%.
También se esperaba un tiempo peligroso en el sur de California, donde se emitieron alertas y avisos para los valles de interior, montañas y desiertos durante la mayor parte de la semana.
Las olas de calor y una sequía histórica asociada al cambio climático han hecho los incendios más difíciles de combatir en el oeste de Estados Unidos. Los científicos señalan que el cambio climático ha hecho la región mucho más cálida y seca en los últimos 30 años y seguirá haciendo el clima más extremo y los incendios más frecuentes y destructivos.
Más de 20.000 bomberos y trabajadores de apoyo luchaban contra 97 grandes incendios forestales que cubrían 7.560 kilómetros cuadrados en 13 estados de Estados Unidos, según el Centro Nacional Interagencia de Bomberos.
(Con información de AP)
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