En plena crecida de contagios, Inglaterra levantó este lunes casi todas las restricciones sanitarias para contener el COVID-19, con un estallido de júbilo que amenaza con agravar la ola de infecciones, cada vez más cerca de los récords previos.
En las primeras horas del que se ha llamado “Freedom day” (Día de la libertad), miles de jóvenes asaltaron las discotecas de Londres, ávidos por disfrutar de la fiesta sin restricciones.
“No se me ha permitido bailar durante toda una eternidad”, dijo Georgia Pike, de 31 años, en el Oval Space en Hackney, al este de Londres. “Quiero bailar, quiero escuchar música en vivo, quiero la energía de estar en un concierto, de estar rodeada de otras personas”.
La sociedad británica parece dividida en cuanto a las restricciones: algunos quieren que continúen las reglas estrictas porque temen que el virus siga matando gente y saturando los hospitales, pero otros están fatigados por la imposición de las restricciones más severas en la historia de tiempos de paz.
En constraste a las imágenes de la capital, en el conjunto del país reinaba cierta cautela, lejos de la euforia despertada meses atrás con el fin del duro y largo confinamiento invernal.
El primer ministro Boris Johnson inició esta nueva etapa aislado tras haber estado en contacto con su ministro de Sanidad, Sajid Javid, que dio positivo.
Boris Johnson se limitó a pedir “prudencia” y desoyó los ruegos de un grupo de influyentes científicos internacionales que advirtieron del “riesgo de socavar los esfuerzos de control de la pandemia no solo en el Reino Unido, sino en otros países”.
Salas de espectáculos y estadios reabrieron a plena capacidad, las discotecas volvieron a funcionar, la distancia social y el uso de la mascarilla ya no son obligatorios, aunque se recomiendan en transportes y comercios y se exigen en el transporte de Londres.
Desde hoy, ya no habrá límites por ley en el número de personas que pueden juntarse en espacios cerrados o asistir a eventos, mientras que los locales nocturnos abrieron sus puertas ya en la medianoche.
Johnson tiene el poder de gestionar las restricciones de COVID-19 para Inglaterra, mientras las administraciones descentralizadas de Escocia, Gales e Irlanda del Norte toman sus propias medidas.
Según los últimos datos oficiales divulgados ayer, el conjunto del país registró otras 48.161 nuevas infecciones por COVID-19 en las últimas 24 horas, y otras 25 muertes por la enfermedad.
Neil Ferguson, miembro del Sage -grupo científico asesor del Ejecutivo- señaló ayer a la BBC que es “casi inevitable” que las infecciones por coronavirus alcancen los 100.000 casos diarios junto con el millar de hospitalizaciones. ”Podríamos llegar a 2.000 hospitalizaciones al día, y 200.000 casos diarios”, llegó a estimar el experto, que también consideró que harán falta “tres semanas” antes de que se puedan evaluar los efectos del levantamiento de las restricciones.
Reino Unido es de los países más enlutados de Europa por la pandemia, con 128.700 muertos, y registra el mayor número de contagios diarios en el continente. Actualmente son más de 50.000, pero el gobierno considera que pueden llegar a 100.000 durante el verano boreal. El número de decesos está contenido (unos 40 por día) pero aumenta, lo mismo que las hospitalizaciones.
El premier británico defendió en un vídeo difundido a través de su cuenta de Twitter la retirada de las medidas, que en principio estaba prevista para el 21 de junio. “No hay duda de que el programa de vacunación masiva ha debilitado en gran medida la relación entre la infección y la hospitalización, así como entre la infección y la enfermedad grave, y esto es algo crucial”, aseveró.
La apuesta de Johnson, que confía en que una de las economías más grandes de Europa registre una recuperación meteórica aprovechando el elevado porcentaje de vacunación entre la población, marca un nuevo capítulo en la respuesta mundial al coronavirus. Si las vacunas resultan efectivas para reducir las enfermedades graves y las muertes incluso pese a los niveles récord de infecciones, la decisión de Johnson podría ofrecer un camino para salir de la peor crisis de salud pública en décadas. De lo contrario, podrían introducirse nuevos confinamientos.
(Con fotos de AP, AFP y Reuters)
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