Tiendas, restaurantes e iglesias reabrieron sus puertas el lunes en Italia, en medio de cautelosas medidas para aliviar el confinamiento por la pandemia de coronavirus.
Los italianos pudieron volver tomar su capuchino matutino en los bares, aunque a cierta distancia el uno del otro, en lo que el primer ministro Giuseppe Conte admitió el fin de semana que es un “riesgo calculado” del desconfinamiento.
“No he trabajado por dos meses y medio. Es un día hermoso y emocionante”, dijo Valentino Casanova, un barman en Caffe Canova, en la céntrica Piazza del Popolo, de Roma.
El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, celebró, por su parte, la reapertura del país como un “primer paso” antes de avanzar con más rapidez tras casi dos meses y medio de bloqueo por la pandemia del coronavirus, pero avisó que los próximos meses serán “muy duros”.
“Serán meses muy duros y complejos, no debemos ignorarlo”, dijo en una carta abierta al diario Leggo, distribuido gratuitamente en las ciudades y especialmente en el transporte público, muy usado por los trabajadores que este lunes vuelven a sus puestos.
Italia, con 225.435 contagios de coronavirus y más de 31.000 muertos desde el comienzo de la crisis el 21 de febrero, ha retomado desde hoy gran parte de las actividades comerciales del país, al constatar una contracción de la curva epidemiológica.
Desde que se decretara el confinamiento, el 9 de marzo pasado, quedaron abiertas las tiendas de primera necesidad, alimentarios o farmacias, y poco a poco se ha ido reanudando otros sectores, como el de la construcción o las manufacturas el 4 de mayo.
Desde hoy vuelven a funcionar bares, restaurantes y peluquerías, además de museos, bibliotecas o comercio minorista, aunque con medidas de seguridad para evitar eventuales focos de contagio.
El primer ministro mencionó en primer lugar a los obreros que se mueven en el transporte público, empleados, estudiantes, madres y padres que en esta Fase 2, la de la desescalada, deben afrontar “una cotidianeidad literalmente cambiada” por el coronavirus.
En este sentido reconoció que evitar las aglomeraciones en el transporte público, sobre todo en horas puntas, “no será fácil”, pero pidió respetar los protocolos de seguridad, como la obligación del uso de mascarilla o mantener la distancia de seguridad.
Agradeció a los italianos por su “disciplina y civismo” en estos meses, pero les advirtió que “la estrada aún es larga y no hay que bajar jamás la guardia”.
Muchos empresarios han decidido no abrir al no estar preparados o directamente porque no les conviene, como pueden ser los del sector turístico, pues Italia solo abrirá sus fronteras externas desde el 3 de junio y únicamente para viajeros procedentes de la Unión Europea.
Conte reconoció que muchas personas se han quedado sin trabajo o sin un sueldo, o que ahora ven al borde de la quiebra sus negocios, y aseguró que el Gobierno se apresurará a repartir las subvenciones incluidas en dos decretos por más de 75.000 millones de euros.
“Estamos trabajando día y noche para hacerlo aún mejor. El Gobierno no es sordo a los muchos problemas que los ciudadanos están viviendo y pretende enfrentarlos uno a uno, asumiendo toda la responsabilidad”, aseguró Conte.
Y zanjó en su carta pública: “El Estado estará a la altura para abatir y superar los obstáculos. Paso a paso, con prudencia y atención, para evitar retrocesos. Italia volverá a correr”.
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