Nuevos choques entre manifestantes independentistas y la policía estallaron la noche del miércoles en Barcelona, mientras el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, conminó a las autoridades de Cataluña a condenar “sin paliativos” la violencia.
Por tercera noche consecutiva, miles de manifestantes se enfrentaron a policías antidisturbios en la capital catalana, lanzándoles objetos contundentes y prendiendo fuego a contenedores de basura e incluso a vehículos, constató un periodista de la AFP.
En Madrid, el socialista Pedro Sánchez demandó públicamente al presidente regional, el independentista Quim Torra, y a los miembros de su gobierno "condenar sin excusas y sin paliativos, con máxima claridad y determinación, el uso de la violencia en Cataluña".
La noche del martes, Barcelona ya había mostrado escenas de guerrilla urbana y altercados entre las fuerzas del orden y los manifestantes, que protestan por la sentencia emitida el lunes por el Tribunal Supremo que condenó a duras penas de cárcel a nueve dirigentes separatistas por su papel en la tentativa de secesión de 2017.
En la mañana de este miércoles, miles de personas comenzaron a marchar desde cinco ciudades catalanas para converger en Barcelona el viernes, cuando tendrá lugar una huelga general y una concentración multitudinaria.
A una de las columnas se unió el presidente catalán, el independentista Quim Torra, quien evitó abordar los hechos violentos de los dos días anteriores. El lunes, más de 10.000 personas intentaron paralizar las actividades del aeropuerto de Barcelona y se produjeron disturbios.
Sí se pronunció el ministro catalán de Interior, Miquel Buch, quien pidió públicamente "aislar" a las personas violentas, advirtiendo que la policía regional, los Mossos d'Esquadra, continuará reprimiendo cuando haya excesos.
Barricadas con fuego
Este miércoles, los manifestantes coreaban “Buch dimisión”, mientras que jóvenes con la cara tapada frente a barricadas de con objetos prendidos en fuego cercanas a la sede de la Consejería de Interior gritaban “No es violencia, es autodefensa”.
Catorce personas precisaron atención médica, según los servicios sanitarios. El martes habían sido 125 los atendidos, mientras que 51 personas fueron detenidas, indicó el ministerio de Interior.
Refuerzos policiales fueron enviados a esta rica región nororiental de 7,5 millones de habitantes, indicaron en la jornada fuentes del Ministerio de Interior en Madrid.
Pedro Sánchez, que sostuvo durante la jornada encuentros con los líderes de los principales partidos políticos, no anunció ninguna medida extraordinaria ante los disturbios, tal y como le reclama la oposición de derecha, en plena campaña para las legislativas del 10 de noviembre.
Entre las medidas que le piden está aplicar la Ley de Seguridad Nacional, que pondría en manos del Estado las competencias en materia de seguridad de Cataluña, e incluso empezar a dar pasos hacia una intervención de la autonomía regional, como ya ocurrió en 2017 tras la tentativa de secesión.
"Nosotros vamos efectivamente a modular nuestra respuesta en función de cual sea la actitud y las decisiones que tomen los responsables políticos" catalanes, dijo Sánchez.
El líder socialista garantizó que el gobierno "no va a consentir bajo ningún concepto que la violencia se imponga a la convivencia", siempre actuando con "firmeza" y "proporcionalidad".
“Camino de no retorno”
Nacida de la frustración a dos años del fracasado intento de secesión que dejó a los separatistas sin rumbo claro, la violencia muestra una radicalización de una parte del movimiento independentista, que se vanagloriaba de haber sido hasta ahora pacífico.
“Se ha iniciado un camino de no retorno”, indicaron en un comunicado los Comités de Defensa de la República (CDR), grupos autoorganizados con expeditivos métodos de protesta, que convocaron la manifestación de este miércoles y que en el pasado fueron respaldados por Quim Torra.
Una pintada de "Torra traidor" en Barcelona mostraba el distanciamiento entre los activistas más radicales y el gobierno catalán.
"No caigamos en la trampa de aquellos que nos quieren desmovilizar con el falso argumento de la violencia", señalaron los CDR, llamando al gobierno regional a "romper con el Estado español".
Las tensiones podrían incluso impactar el Clásico entre el Real Madrid y el Barcelona del 26 de octubre, que LaLiga de fútbol pidió que se traslade de Barcelona a Madrid ante las “circunstancias excepcionales” en la región.
Por Alvaro Villalobos y Daniel Bosque con Diego Urdaneta en Madrid (AFP)
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