Cubiertos de plumas de gallinas y pájaros, cientos de feligreses católicos salieron el miércoles a las calles de una comunidad en Paraguay para agradecer a su patrono las bendiciones en su vida.
En la compañía Minas –como se conoce localmente a un condado del municipio de Emboscada, ubicado en el departamento Cordillera, a 44 kilómetros al norte de Asunción– se llevó a cabo la fiesta en honor a San Francisco Solano, fraile español fallecido en Lima en 1610. Como parte de la celebración, hombres, mujeres, adolescentes y niños paraguayos disfrazados de pájaros desfilaron con caretas y trajes que confeccionaron ellos mismos.
De acuerdo a Modesto Martínez, un cura párroco de la cercana ciudad San Bernardino que dice llevar en la sangre "el fervor por estos disfraces", la historia de la congregación franciscana señala que cuando el fraile estaba en su lecho de enfermo, varios pajaritos se posaron cantando en su ventana.
"Es probable que el hecho, si fue real, haya despertado en la feligresía la creencia de que San Francisco Solano es un protector de las aves. La religiosidad popular no tiene una explicación dogmática rigurosa", indicó el sacerdote a The Associated Press.
Los devotos del fraile no dudan en celebrar los milagros que le atribuyen.
María Estela Pereira, una mujer viuda de 52 años que tiene once hijos, desfiló frente a su capilla caminando lentamente pero sin titubear. "Sufro de artritis y desde hace cuatro años, luego de orar pidiéndole a San Francisco Solano que me permitiera moverme de un lado a otro sin dolores, se hizo el milagro y cada año vengo a desfilar en su honor como agradecimiento".
Para el traje que llevó en esta ocasión, dice que utilizó las plumas de seis gallinas de las más de 30 que tiene en su corral.
El religioso español –canonizado en 1726 por el Papa Benedicto XIII– nunca estuvo en Paraguay, por lo que las historias detrás de la devoción de los paraguayos hacia él son variables.
Pedro Balbuena, un hombre de 71 años que camina con muletas, relata que en Minas "hacia comienzos del siglo XX, vivía una mujer llamada Dominga Machuca, que difundió la veneración por el santo como un protector de las aves. Ella tenía en su vivienda una imagen de San Francisco Solano".
Según Balbuena, quien también es líder de la banda de músicos de la capilla desde hace 30 años, también existe otra leyenda: cuando llegaron los soldados españoles y organizaron la comunidad, ésta era constantemente asaltada por guerreros de la etnia Guaicurú, quienes robaban comida y mujeres jóvenes. "Como eran supersticiosos, los pobladores se disfrazaron de pájaros para asustarlos y así dejaron de molestar".
Por Pedro Servín (Associated Press)
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