Decenas de miles de personas desfilaron hoy por Tel Aviv en su popular marcha del Orgullo LGTB+, la más concurrida de Oriente Medio, un evento que ya es tradición y que como cada año se celebró en un ambiente festivo y con el tono colorido de las banderas arcoíris.
La música impregnó de alegría el desfile en una jornada soleada y calurosa, con muchos jóvenes y también adultos, tanto hombres como mujeres, algunos de ellos en ropa interior, traje de baño o disfraces, y que celebraron la diversidad y la fortaleza de la minoría LGTB: Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales.
Los congregados marcharon ante un fuerte dispositivo policial por las calles más céntricas de la moderna Tel Aviv, bañada por el mar Mediterráneo y marcada por la altura de sus altos edificios a orillas del mar, con muchos participantes que bailaron y saltaron al ritmo de las melodías musicales, entre las que destacaron las canciones de Neta Barzilay, ganadora israelí del festival de Eurovisión 2018.
A diferencia de la marcha del Orgullo Gay de Jerusalén, celebrada la semana pasada y más marcada por las reivindicaciones políticas para los derechos del colectivo LGTB en la conservadora Ciudad Santa, el desfile de Tel Aviv encarnó el espíritu festivo de una urbe liberal y laica considerada "la burbuja" israelí, pero también incorporó contenidos reivindicativos.
"Defendemos la paz y la igualdad para nuestra gente, incluido los LGTB, y pedimos cambiar las leyes que discriminan a este colectivo y a cualquier otra minoría en Israel", declaró a EFE Eli Gozansky, un hombre de unos cincuenta años que marchó con un cartel rojo con símbolos comunistas.
En el desfile, que este año cumplió su vigésimo primer aniversario, se vio indumentaria propia de los judíos religiosos e incluso banderas del partido derechista Likud, que lidera el primer ministro israelí en funciones, Benjamín Netanyahu, quien recientemente nombró ministro de Justicia a Amir Ohana, un político de su formación declarado abiertamente gay.
"Es un privilegio estar aquí. Debemos defender nuestro derechos y aceptar a todo el mundo", dijo a EFE Eliyah Skital, un judío religioso homosexual que marchó con una kipá (solideo judío) en su cabeza.
"Podemos combinar ambas cosas", agregó el joven, que consideró que ser gay y judío no son dos condiciones incompatibles, pese al rechazo hacia el colectivo LGTB por gran parte de las ramas ortodoxas y ultraortodoxas judías del país.
Los asistentes en la marcha, en la que anualmente participan unas 250.000 personas, alargarán la fiesta hasta el atardecer, con gente procedente de todo Israel y también muchos extranjeros.
Thijs Knoeff, un joven holandés, viajó expresamente desde su país para asistir al desfile, donde se mostró entusiasmado ante EFE por "las buenas vibraciones" de la marcha.
"Hay muchas fiestas gay en Holanda, pero Tel Aviv es una locura", remarcó entre la alegre multitud.
Crédito Fotos: Reuters
(Con información de EFE)