Un agente especializado patrulla una mina de casiterita ilegal durante una operación realizada por agentes del Instituto Brasileño para el Medio Ambiente y los Recursos Naturales Renovables (IBAMA), en un parque nacional cerca de Novo Progresso, al sureste del estado de Para, en Brasil.
La minería ilegal en el Amazonía se expandió de forma "epidémica" en los últimos años, según denuncia un colectivo de asociaciones ambientales que publicó recientemente un mapa inédito identificando más de 2.300 minas clandestinas en seis países de Sudamérica, la mayoría en Venezuela y Brasil.
"La incidencia de la extracción ilegal en la Amazonía, especialmente en territorios indígenas y áreas naturales protegidas, ha crecido exponencialmente en los últimos años con el aumento del precio del oro", afirmó el antropólogo brasileño Beto Ricardo, quien coordina la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG).
Este colectivo formado por ocho ONG contabilizó 2.312 puntos de extracción ilegal y 245 áreas en Venezuela, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
Los mineros son detenidos brevemente e interrogados en una mina de oro ilegal durante la operación.
"Como una epidemia, la extracción ilegal destruye el bosque, contamina los ríos y amenaza la supervivencia de centenares de comunidades autóctonas", especialmente por el uso del mercurio vertido en las corrientes de agua, subraya Ricardo, quien dirige igualmente el Instituto Socioambiental, una ONG con sede en Brasil.
Una cocina improvisada se ve en un campamento de mineros en una mina de oro ilegal.
Según los datos recogidos en este mapa inédito, la mayor cantidad de minas ilegales se concentra principalmente en Venezuela y Brasil.
Entre los puntos registrados, 37 se encuentran en territorios indígenas, la mayoría de ellos en Brasil (18), donde la elección del utraderechista Jair Bolsonaro, que asumirá el poder el 1 de enero, suscita grandes preocupaciones a los defensores del medio ambiente.
El excapitán del Ejército dio a entender recientemente que Brasil podría salir del acuerdo de París sobre el clima si la soberanía del país estuviera en juego, especialmente en las exigencias relacionadas con la demarcación de tierras indígenas, donde está prohibida la actividad minera.
La operación concluye con la quema de todos los equipos y maquinaria.
Escéptico del cambio climático, Bolsonaro admitió también haber participado en la reciente decisión de Brasil de renunciar a la organización de la cumbre del clima COP25, adoptada por el gobierno actual debido a problemas presupuestarios, según la versión oficial.
(Fotos: REUTERS – Texto: AFP)