Una flota de barcos, submarinos y aviones para la investigación, que realizarán 80 científicos de los Estados Unidos y el Reino Unido, conforman la expedición más grande que en siete décadas partió el lunes 30 de abril hacia la Antártida, para estudiar de qué manera se puede impedir que el glaciar Thwaites —ubicado en el occidente del continente, con un tamaño equivalente al estado de la Florida— siga su actual paso de derretimiento e inunde las costas del mundo.
"En lo que respecta al cambio del nivel del mar en el mundo durante el próximo siglo, el glaciar Thwaites es casi todo", dijo a The Washington Post David Holland, geocientífico de la Universidad de Nueva York que se sumará al investigador Keith Nicholls, del Estudio Antártico Británico, como director de una de las seis expediciones. Con su ritmo de pérdida de hielo —unos 50.000 millones de toneladas por año—, el glaciar impulsa el 4% del incremento de la altura de los océanos y podría significar un impacto de 3 metros.
El Thwaites es un elemento fundamental en los estudios que advierten que la Antártida podría duplicar el aumento estimado del nivel del mar en el siglo XXI. Pero es difícil analizarlo directamente ya que su región más crítica, la línea de apoyo (donde confluyen el océano, el hielo y el lecho rocoso), se ubica en una zona remota. "Se cuenta entre los lugares más difíciles de explorar de la Tierra", según el periódico.
Los seis grupos que harán trabajo de campo pertenecen a la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) estadounidense y el Consejo de Investigación del Ambiente Natural británico (NERC). Tendrán el apoyo de dos proyectos con modelos computarizados para procesar los datos y hacer las estimaciones de su impacto en las costas del mundo. El costo inicial es de USD 25 millones por la investigación en sí y otro tanto para el sostén logístico: un total de USD 50 millones.
La zona del Mar de Amundsen, donde se halla el Thwaites, ha perdido hielo muy velozmente, se cree que por aguas oceánicas cálidas que llegan por debajo y derriten los glaciares. En la Antártida la capa de agua fría está ubicada sobre una capa cálida que, aunque está apenas por encima del punto de congelamiento, presenta mucha presión por su profundidad.
"Asimismo, las investigaciones recientes sugieren que en la región del Mar de Amundsen las pérdidas constantes de hielo del Twaites y otros glaciares enfrían la superficie, lo cual bloquea un proceso en el cual las aguas superficiales se hunden y forman la llamada Agua del Fondo, que inhibe la entrada de las aguas cálidas exteriores", según el artículo. Así se crea una suerte de círculo peligroso, con más agua cálida subterránea y menos barrera de agua fría.
Otra preocupación es la densidad del glaciar, a medida que se retira hacia el interior del Polo Sur. En conjunto, las observaciones permitirán generar modelos de datos que den proyecciones más exactas sobre el ritmo del derretimiento y su impacto, en particular para determinar si el Thwaites en sí jugará el papel peligroso que se teme hasta ahora.
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