Militares de las Fuerzas Armadas y agentes de los cuerpos policiales brasileños lanzaron este martes una nueva operación contra el crimen organizado y el narcotráfico en la favela Kelson's en la zona norte de Río de Janeiro, cuya seguridad está bajo el control del Ejército desde la semana pasada.
De acuerdo con el Comando Militar del Este (CML), las fuerzas de seguridad han tomado además posiciones en los accesos a las favelas de Salgueiro, en la región metropolitana, así como en las de Chapadao y Pedreira, también en el norte de la capital fluminense.
También hay presencia de integrantes del Ejército desde la noche del lunes en el Arco Metropolitano, a la entrada de Nova Iguaçu, municipio colindante a Río, y en las autopistas que vienen de otros estados y pasan por Río.
"Se trata de la mayor operación ya realizada por las Fuerzas Armadas y por las fuerzas de seguridad integradas desde el inicio de las operaciones en julio del año pasado. En términos de ocupación de espacio, viene desde las fronteras del estado hasta el interior de la ciudad de Río con tres líneas de ocupación", declaró el portavoz del CML, coronel Roberto Itamar, a TV Globo.
Cerca de la favela Kelson's se encuentra el Centro de Instrucción Almirante Alexandrino, considerado el mayor local de formación de la Marina del país y donde, desde comienzos de año, se reforzó la seguridad después de que algunos militares recibieran amenazas.
Por el momento, no hay cifras de detenidos ni de material ilícito decomisado en lo que va de operación.
La Secretaría regional de Seguridad remarcó que el dispositivo de este martes ya estaba planificado antes de que el presidente brasileño, Michel Temer, firmara la semana pasada un decreto que establece la intervención federal en el área de seguridad en el estado de Río, una tarea que estará en manos del Ejército hasta finales de 2018.
Ese decreto fue aprobado esta madrugada en la Cámara de los Diputados por mayoría y está previsto que hoy pase por el Senado.
No obstante, ya había presencia de las Fuerzas Armadas en Río desde mediados del año pasado, cuando el Gobierno brasileño envió un contingente de 10.000 efectivos del Ejército para reforzar la seguridad en el estado, si bien sus acciones, que han sido limitadas, no se tradujeron en un descenso de la violencia.
Ahora con la intervención federal se espera acabar definitivamente con la ola de violencia que desangra a Río desde hace meses y que el año pasado causó 6.731 muertes violentas, entre las que se cuentan las de más de 100 policías y una decena niños alcanzados por las llamadas "balas perdidas".
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