Al menos quince muertos, varios desaparecidos, diecisiete heridos e incalculables daños materiales es el balance provisional que han dejado las lluvias torrenciales caídas en la mañana del miércoles en varios municipios de la región capitalina de Ática, en el oeste de la capital de Grecia.
Las imágenes de devastación mostradas a lo largo del día tan solo dejan anticipar los daños: coches arrastrados por torrentes, subidos al techo de viviendas, edificios inundados y calles convertidas en lodazales, son algunos de los problemas más visibles que ha dejado esta catástrofe.
En algunos puntos el agua en el interior y exterior de edificios llegó a alcanzar los dos metros de altura.
El cuerpo de bomberos ha confirmado la muerte de quince personas, aunque se teme que el número de víctimas todavía pueda aumentar, a la vista de que todavía hay varios desaparecidos.
La mayor parte de las víctimas fueron halladas en la localidad de Mandra, la más afectada de todas y situada a unos veinte kilómetros de Atenas, algunos en el interior de sus casas, y otros en los patios.
En pocos minutos las calles en Mandra se habían convertido en torrentes, no solo a causa de la lluvia, sino sobre todo de los desprendimientos de barro y rocas de las montañas cercanas, donde las precipitaciones habían comenzado mucho antes.
Dos hombres aparecieron flotando en el mar, junto al puerto de Eleusis, a tan solo 18 kilómetros al oeste de Atenas, y otros dos en una gasolinera que había quedado aislada por la lluvia, y a la que los bomberos intentaban acercarse en helicóptero.
Otras diecisiete personas resultaron heridas y han sido trasladadas a diversos hospitales.
Los bomberos, que ha nrescatado hasta ahora a 86 personas, pudieron sacar ilesas en Mandra a varias personas de sus casas, así como a los doce pasajeros de un autobús que había quedado bloqueado en una carretera inundada.
Las fuertes lluvias y desprendimientos de las montañas cercanas convirtieron las calles y carreteras en potentes torrentes que se llevaron por delante todo lo que se interponía en su camino.
En el ayuntamiento de Mandra las masas de agua arrastraron a todos los coches municipales estacionados en el aparcamiento.
"Las personas están atrapadas en sus casas, el agua ha alcanzado un metro en el interior de las viviendas y no hay ni agua ni electricidad en toda zona. No ha quedado nada en pie en Mandra", explicó a la radio local la alcaldesa de esa localidad, Ioanna Kriekuki, desde su casa, donde ella misma también quedó aislada.
Las lluvias provocaron inundaciones también en los municipios de Mégara y Nea Péramos, donde algunas personas quedaron atrapadas en sus casas o en sus coches, y varias escuelas resultaron completamente inundadas.
Las lluvias dejaron sin tráfico carreteras y la autopista hacia Tebas, y los bomberos y equipos de rescate tuvieron que recurrir a lanchas para avanzar por las aguas.
La lluvia provocó asimismo problemas de tráfico en la autopista que une Atenas con Corinto.
En los tres municipios afectados se ha decretado el estado de alarma.
El primer ministro, Alexis Tsipras, expresó sus condolencias a los afectados, declaró duelo nacional y aseguró que su Gobierno asistirá a todas las víctimas con prontitud, además de encargar una investigación para esclarecer las causas de la tragedia.
El Parlamento griego, por su parte, decidió posponer el inicio del debate en la Cámara, programado para el miércoles, sobre el dividendo social que pretende repartir Tsipras.
La catástrofe en esta zona cercana a la capital se produce un día después de que la isla de Symi, en el archipiélago del Dodecaneso, declarara el estado de alarma a causa de las graves inundaciones, que dejaron numerosos daños materiales pero no causaron víctimas.
(Con información de EFE)