Los grandes tesoros del arte mundial en los museos y galerías de Europa fueron un objetivo más durante la Segunda Guerra Mundial, que los países intentaron robar para aumentar su botín cultural o destruir para afectar a la moral enemiga.
En esa línea se encuentran los saqueos que realizaron la Alemania nazi, Japón y la Unión Soviética, y los esfuerzos de posguerra para rastrear y recuperar esas obras.
Frente a estas amenazas, una derrotada Gran Bretaña que aún contaba sus pérdidas luego de la evacuación de Dunkerque, Francia, en 1940 decidió retirar sus principales objetos de arte de los museos y llevarlos a una mina en Gales para evitar que fueran destruidos en un posible ataque aéreo de la Luftwaffe ordenado por el dictador Adolf Hitler, según reportó The Sun.
De esta manera el primer ministro Winston Churchill ordenó la utilización de la mina de Manod, al norte de Gales, para guardar las obras de la National Gallery ubicada en Westminster, Londres.
Con el fin de evitar que la temperatura y la humedad las dañara, se construyeron cámaras especiales dentro de las cuevas, y la entrada fue dinamitada para permitir la entrada de los cuadros más grandes.
La operación demostró haber sido un éxito cuando el icónico edificio de la National Gallery fue bombardeado entre 1940 y 1941 por el blitz alemán durante y después de la Batalla de Inglaterra.
Específicamente la sala que contenía a las obras del pintor renacentisa italiano Rafael, que fueron llevadas a Gales, fue destruida por una bomba.
Crédito fotos: Getty
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