Con tan solo 32 años, Taylor Swift se ha convertido en una de las artistas más vendidas de la historia de la industria musical, reconocida y multipremiada por medios especializados, ha conseguido una gran cantidad de fans y seguidores que han sido testigos de las evoluciones creativas que ha tenido en su cartelera discográfica, así como de las duras batallas legales que ha tenido que atravesar para poder ser dueña de sus propias canciones.
El pasado 21 de octubre, de la mano de la disquera Republic Records, la cantante lanzó su más reciente disco: Midnights. Proyecto que la colocó nuevamente en la mira mundial, luego de que tan solo en Estados Unidos, abrió con más de 1.5 millones de unidades vendidas en una semana, haciéndolo hasta ahora el álbum más vendido del 2022, también registró la mayor semana de ventas de vinilos del siglo XXI y por si fuera poco, marcando su undécimo álbum número uno en el Billboard 200, generó tener los 10 primeros lugares ocupados simultáneamente dentro del Hot 100, el conteo de popularidad más importante del mundo.
Taylor Swift se convirtió en la figura femenina más buscada y comentada de las redes sociales y de los medios de comunicación. Una artista del género pop que nació en la música country. Ella misma ha expresado en diferentes entrevistas que se considera su mejor creación y en internet una pregunta frecuente es conocer como fue su paso y adaptación de diferentes estilos musicales.
Su debut en la industria musical
Taylor Alison Swift siempre mantuvo una vida rodeada de grandes influencias hacia la música country, un género musical surgido en los años 1920 en las regiones rurales del Sur de Estados Unidos y en las Marítimas de Canadá y Australia. A los nueve años comenzó a interesarse en el teatro musical, donde participó en diversas producciones de la Berks Youth Theatre Academy que le permitieron viajar de manera regular a Broadway para recibir clases de canto y actuación, lo que hizo que terminara admirando a Shania Twain, tal y como lo narró en la revista Taste of Country.
No fue extraño que su debut de manera profesional fuera con el sello de la música Country, bajo un álbum de estudio homónimo, con el que inició su historia, que tras 4 años del lanzamiento en 2010 ya había vendido 7 millones de copias tan solo en Estados Unidos, de acuerdo a la RIAA -Recording Industry Association of America-, la asociación responsable de la certificación de las ventas de discos.
‘Fearless’: su primer contacto con el pop
El 11 de noviembre de 2008, Taylor Swift no dudó en seguir cosechando éxitos y en su segundo disco de estudio repitió la fórmula, agregando pequeños toques del género más comercial de la época, lo cual impulsó sus ventas y reconocimientos. Love Story, You Belong with Me o Today Was a Fairytale le sumaron 592,000 copias en Estados Unidos en su primera semana, algo muy grande para el año y el género, pues además del pop, el rap y la escena electrónica dominaban fuertemente el mercado de la música.
La también escritora fue nominada a ocho Premios Grammy, siendo la segunda artista con más nominaciones, solo por detrás de las diez de Beyoncé. De ellos ganó cuatro, en las categorías: mejor interpretación femenina de country y mejor canción country por White Horse y por dicha obra musical ganó en las categorías mejor álbum country y álbum del año, siendo la segunda cantante más joven en ganar un Grammy a la edad 20 años.
El último álbum country y la llegada de 1989
Red marcó el fin de una era, pues a pesar de que la escena rap comenzaba a dominar en Estados Unidos, y el reguetón en el mercado hispano, el pop parecía ser un género en el que las puertas mundiales se le podían abrir fácilmente. Por ello, la llegada de su primer disco pop comprobó lo que sus fans y medios especializados como la revista Rolling Stone, The Source y más ya habían externado: Taylor podía hacerle frente a las grandes estrellas que dominaban, como Lady Gaga, Katy Perry o Rihanna.
Así llegó Reputation en el 2017, su era más oscura después de una severa campaña de desprestigio por parte de celebridades como la socialité Kim Kardashian y el que en ese momento era su marido, el rapero Kayne West. Pero más pop que nunca, Look What You Made Me Do continuó sumándole estrellas en la comunidad LGBT+.
En 2019 llegó la luz; Lover se convirtió en el disco más colorido y popero de toda su carrera, pues elementos llevados al extremo fueron los protagonistas de sus videos musicales, donde el color rosa, azul pastel y mucho glitter no dejaron de robar la atención de sus fans. Lo que nadie esperaba fue que dicho álbum también fue el inicio de su peor pesadilla.
Vendieron los derechos de su música
En noviembre del 2020, tras darse a conocer que el productor discográfico Scooter Braun vendió los derechos de los primeros seis discos de Taylor Swift por 300 millones de dólares, la cantante dio a conocer una astuta estrategia para contraatacar.
De acuerdo con la revista Variety, Ithaca Holdings LLC vendió los derechos de las grabaciones de la cantante a un fondo de inversión, pero no se le permitió a la cantante adquirirlos.
“Taylor es dueña de las letras de sus canciones; sin embargo, no del audio de sus grabaciones, pese a ello, la artista tiene una salida, aunque es laboriosa, legalmente es libre de volver a grabar canciones de sus primeros álbumes a partir de este mes y es justo lo que hará”, explicó en un comunicado Billboard en su cuenta de Twitter.
Pero las cosas no serían tan fáciles, pues el imperio country y pop que había formado tenía demasiados intereses económicos que le ocasionaron varios obstáculos. La condición fue que debería pasar una cierta cantidad de años para que cada una de sus obras pudiera grabada en una nueva versión.
Eso es lo que ha ocurrido, siendo el Red Taylor’s Version, el lanzamiento más reciente, a la par la cantante continúa generando música nueva como Midnights. Su lucha pública la ha convertido en el ídolo de millones de mujeres que han pasado situaciones similares en el mundo laboral.
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