Durante varios años Natalia Lafourcade se mantuvo cómoda en su zona de confort. Tras largas décadas al vertiginoso ritmo del mundo de la música, con discos, viajes y conciertos en diferentes partes del mundo, llegó el momento de tomarse un necesitado descanso. Y el lugar elegido no podía ser otro que en su casa de Veracruz, cerca de su familia y respirando el aire puro de su infancia.
Esto no quiso decir, en cambio, que la música fuera a alejarse de su vida. Eso nunca la cansa, sino más bien todo lo contrario. “Pude regresar a mi casa y estar ahí, de verdad sintiendo la libertad de poder decir un martes, un miércoles ‘me voy a ir a escuchar música’ y hacerlo tranquila, sin preocupaciones”, le cuenta la cantante mexicana a Infobae.
No hay mal que por bien no venga, dice el dicho, y la pandemia, el gran mal de las últimas décadas, ayudó a Natalia en este proceso particular que estaba atravesando en su vida. Buscaba despejar su mente y la tranquilidad de su hogar, durante largos meses obligada a quedarse allí, le daba esa paz que necesitaba.
Luego, cuando el periodo de cuarentena estricta ya empezaba a quedar atrás, una frase de un amigo cercano le quedó rebotando en la cabeza y la llevó a empezar a pensar en su vuelta a los grandes escenarios. “Yo te extraño a ti”, le dijo y la empujó a volver a ser la Natalia Lafourcade que tiene millones de fans a lo largo del mundo.
Sin saberlo, su amigo, al que define como “un ángel que me iluminó”, la llevó a hacer una introspección, un mirar hacia adentro de sí misma. Habían pasado siete años de su último disco puro suyo, entonces decidió agarrar el teléfono y buscar lo último que había compuesto. “Encontré canciones que tenía viejas y, viendo esas letras, recordé etapas de mi vida en las que estaba deshecha, rota, rota”, recuerda con un claro gesto de emoción en su rostro. Y añadió: “Entré a un jardín en donde me pude ver a mi niña interior como diciendo ‘quiero jugar a la música’”.
A partir de allí, aunque aún no lo sabía, empezó a gestarse ‘De todas las flores’, el disco que presentó recientemente. “La pandemia se relajó, había música en otras casas y, poco a poco, fui encontrando a los nuevos integrantes de mi banda”, relata sobre aquel momento en la calma Xalapa, la capital de Veracruz.
Empezó a transcurrir un nuevo proceso en su vida, el que la depositaría en el Carnegie Hall de Nueva York, siempre apegada a esa idea de “jugar a la música”. Convocó a músicos de sus tierras, para aún sentirse como si estuviera en su casa descansando. Así, una transición suave que la fue llevando a la escena grande nuevamente. Y el resultado está a la vista.
Abombada por los nervios de la previa, logró “jugar a la música” cuando salió al escenario, aunque se trate de una de las salas de conciertos más ilustres de los Estados Unidos. “Fue una noche que no voy a olvidar en mi vida. El momento previo a salir al escenario con la banda fue mágico”, resumió.
Presentó su nuevo disco, brilló ante un público que le demostró todo su afecto y disfrutó de un show del que participaron David Byrne, Omara Portuondo y Jorge Drexler, nada más ni nada menos. En definitiva, una jornada soñada que la confirma como una de las cantantes de habla hispana más destacadas y convocantes de la actualidad.
Y se refirió justamente a la proliferación de artistas hispanos que, aprovechando la evolución de un mundo cada vez más globalizado, lograron trascender. “Me da mucho gusto porque es tan bonita la música y la cultura latina”, reflexionó. Al mismo tiempo, reconoció el carácter universal de la música: “Si tú ves desde África, Centroamérica, Sudamérica, los ritmos entre ellos coinciden. Lo siento como universal, pues es música”.
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