Agustín Lara fue uno de los más grandes artistas de la Época de Oro del cine mexicano, pero no por ello siempre se supo sobre sus orígenes, pues él se encargó de hacer de sí mismo un personaje que ocultara su verdadera identidad.
Desde muy joven y con el apoyo de sus padres, Agustín Lara comenzó a sentir una gran pasión por la música, motivo por el que desde niño fue inscrito a clases de diferentes instrumentos.
No obstante, en su juventud, el Flaco de Oro fue abandonado por su padre, quien se fue del país en búsqueda de cumplir sus sueños en Europa. Esto causó que el joven Agustín tuviera que dejar sus estudios para poder trabajar y apoyar en casa.
Uno de sus primeros empleos fue como pianista en un cabaret a escondidas de su familia, pues sabía que lo regañarían y no le permitirían volver a trabajar si se enteraban de lo que hacía.
No obstante, un día su padre regresó y se encontró a Agustín tocando en un prostíbulo, ocasionando una gran furia en toda su familia. A partir de ese momento, lo obligaron a asistir a la Escuela Militar.
Lara sabía que su destino no estaba siendo parte del ejército, pues debido a su complexión tuvo varios accidentes y constantemente eran regañado por no cumplir con las actividades.
Agustín, entonces, decidió escapar de la Escuela Militar y de sus padres, por lo que no volvió a tener contacto con ellos.
A partir de esto, el compositor decidió que su nombre real -Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino- pasaría al olvido, así como su fecha y lugar de nacimiento, para darle lugar al personaje que lo llevaría a la fama: Agustín Lara.
El Músico Poeta siempre dijo que había nacido en Tlacotalpan, Veracruz, inclusive escribió varias canciones en honor al lugar que supuestamente lo vio nacer, tal como lo fue Veracruz, tema en el que se describe como “jarocho”.
No obstante, se tienen registros de que en realidad nació en la Ciudad de México, en el Centro Histórico. Algunos de sus amigos cercanos aseguraban que en ningún momento el Flaco de Oro cumplió con los estereotipos de un veracruzano, ni en su carácter ni en gustos, por lo que era difícil de creer que realmente hubiera nacido en Tlacotalpan.
Gracias a que el musicólogo Jaime Almeida se dio a la tarea de hacer una rigurosa investigación respecto al esposo de María Félix, también destapó que no había nacido el 1 de octubre de 1900, como aseguraba, sino el 30 de octubre de 1897.
Esto fue gracias a que en su acta de nacimiento se registró aquella fecha, además de que en su acta de defunción también se registró que murió de 73 años, nacido en la Ciudad de México.
Lo que llevó al Músico Poeta a mentir acerca de su origen no fue sólo que rechazó la forma en que sus papás quisieron cambiar su destino para que se convirtiera en militar, sino porque confiaba en que un personaje llamaría más la atención del público que él mismo.
Según recordaron sus parejas en el programa Shalalá, Lara también tenía la costumbre de inventar episodios de su vida y contarlos a la prensa, haciendo que se le viera más como un hombre lleno de misterios que como cualquier otro artista.
El hecho de que el intérprete de María Bonita ocultara su vida privada con relatos irreales le permitió también esconder sus peores momentos, tal como lo fueron las épocas en que atravesaba episodios de depresión.
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