Sara García conquistó los corazones del público con su característico personaje de abuelita y lo cariñosa que podía ser en escena, no obstante, detrás de cámaras era una mujer con una personalidad fuerte, al punto en que no permitió que una de sus colegas continuara compartiendo créditos con ella, pues en una ocasión se enfrascaron en una discusión por la forma en que la estaba preparando para su personaje, ya que también había sido su maquillista.
Durante la Época de Oro del cine mexicano Sara García se convirtió en la Abuelita de México por las incontables veces en que interpretó su famoso papel como mujer de avanzada edad, incluso cuando todavía era joven.
Debido a esto, a lo largo de su trayectoria necesitaba que la caracterizaran como una adulta mayor, con el cabello completamente blanco y con algunas arrugas, lo que siempre implicaba ponerle una peluca o pintar su melena, además de pasar varias horas retocando el maquillaje.
Una de sus maquillistas fue Dolores Camarillo, Fraustita, una mujer potosina que, además de haberse preparado el oficio de la belleza, también era actriz y participó en varias películas junto a Mario Moreno Cantinflas, Jorge Negrete, los hermanos Soler, entre otras estrellas de la época.
Pese a que sí se desenvolvió como actriz secundaria, tuvo más éxito como maquillista, inclusive, habría trabajado en más de 60 producciones como parte de la personificación de sus compañeros actores.
Habría sido durante una de las tantas películas en las que actuó Sara García, a mediados de los años 50, que se enfrentó con Camarillo, quien estaba encargada de maquillarla. Y es que desde muchos tiempo antes, más de un década, la Abuelita de México habría sido arreglada por su compañera e, incluso, compartieron créditos en Ahí está el detalle o La abuelita, pero Dolores habría roto con el compañerismo.
Mientras que Fraustita hacía su trabajo en el rostro de Sara, ésta última comenzó a sentir tirones y en la piel, como si la maquillista estuviera siendo muy brusca al aplicarle la pintura. Con su característica personalidad, García inmediatamente le hizo saber a Dolores que la estaba lastimando, que debía tener más cuidado.
La respuesta de Camarillo fue inmediata, pues no se detuvo a ver sus movimientos, sólo le dijo que era muy delicada.
Sara se reincorporó del asiento y deseó que su compañera estuviera bromeando, pero se dio cuenta de que había sido sincera y la vio por un buen tiempo, esperando una disculpa. Al no recibirla y sólo ver la sonrisa que Dolores le dio, supuestamente la habría abofeteado.
La Abuelita de México salió del camerino y se dirigió a la producción de la película para pedirles cambiar de maquillista. Aunado a ello, no permitía que en las películas en las que actuó a partir de entonces estuviera Dolores, ya fuera como actriz o como maquillista.
Mucho se dijo acerca de esta discusión, algunos aseguraban que Camarillo era una persona difícil de tratar desde que se le había “subido la fama” cuando comenzó a tener más relevancia en el mundo del cine ya en pantalla, motivo por el que habría tenido problemas con otros de sus compañeros, aunque no hubo más actores que públicamente se quejaran de ella. También preponderó el rumor de que Dolores estaba desquitando la supuesta envidia que sentía.
Pese a esto, Fraustita no dejó de ser considerada una de las maquillistas más importantes de la Época de Oro, arreglando a Javier Solís, Rosa Carmina, Andrés Soler, Blanca Estela Pons, Germán Valdés Tin Tan o Joaquín Pardavé.
Además, su trayectoria como actriz tampoco se detuvo ahí, pues inclusive participó en varias telenovelas como Rubí (1968), Una mujer y Amalia Batista.
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