Regina Orozco volvió a brillar sobre el escenario tras más de dos años de no presentarse en concierto y con Canciones pa’ planchar, la reconocida actriz y cantante mexicana ofreció un espectáculo cargado de nostalgia, carcajadas y anécdotas con el humor y la crítica social que caracteriza a la llamada Megabizcocho.
El majestuoso Teatro Metropolitan fue la máquina del tiempo donde la soprano trajo a 2022 un puñado de canciones pop de las décadas de los 80 y 90, con las que llevó a los espectadores a un viaje de recuerdos y referencias de la época, con una orquesta y nuevos arreglos bajo la dirección de Ricardo Martín.
En un show monólogo, la artista que se ha consolidado como un referente del cabaret en nuestro país prendió los ánimos con temas que perviven en el imaginario popular y cuyas líricas versan desde rupturas y enamoramientos hasta noches de fiesta y manifiestos.
Con un Metropolitan lleno en su capacidad, poco antes de las 21:00 horas de este sábado 13 de agosto se presentó sobre el escenario la cantante Zelma Cherem, conocida en su faceta de conductora e influencer como Curvy Zelma, quien se encargó de calentar los ánimos antes de la presentación estelar de Regina.
Curvy dijo sentirse honrada con la oportunidad de “telonear” la presentación de Regina y con temas como Heridas de Dulce, comenzó a afinar las gargantas del público, compuesto por hombres y mujeres de mediana edad, que miraron expectantes el acto inicial de la noche.
“Pocas como ella, que se muestran siendo reales, valientes, luchonas, entronas, curvies”, dijo la cantante, quien con un entallado vestido negro arrancó los primeros aplausos.
Llegó el turno de Regina que, con un vestido azul vaporoso, abrió su presentación cantando el tema De mí enamórate, popularizado por Daniela Romo y de la inspiración de Juan Gabriel. Fue entonces cuando la artista comenzó a leer el primer pasaje de su “Querido diario”, el cual, según ha declarado, encontró en su casa y decidió incorporarlo a su espectáculo, dotándolo de una dosis de ficción y haciéndolo fungir como hilo conductor.
A partir de este punto, el espectáculo se fue desarrollando con intervenciones entre canción y canción de la historia narrada por Regina, quien contó un “amor tóxico” de juventud y sus peripecias que la llevaron a viajar y a conocer a personajes, como una voluptuosa monja con quien Regina tuvo un amorío.
Estas situaciones contadas con la simpatía que la caracteriza se entremezclaron con mensajes en las pantallas gigantes, donde con ilustraciones tipo cómic, la historia se desarrolla a la par que se hace una crítica a vicios que persisten entre la sociedad, como la violencia, la misoginia, la gordofobia, la transfobia, la homofobia, la injusticia, el racismo y el clasismo, aspectos que Regina se interesó en visibilizar con un poderoso mensaje de amor y aceptación frente a los “muros” de odio.
Es ella más que yo, de Yuri; Tú, de Shakira; Sálvame, de RBD; Simplemente amigas, de Ana Gabriel; Mujer contra mujer, de Mecano; Hacer el amor con otro, de Alejandra Guzmán; Si tú no estás aquí, de Sin bandera; Abrázame muy fuerte, de Juan Gabriel; Un popurrí de éxitos de los 90 de Luis Miguel y Nada particular, de Miguel Bosé sonaron fuerte en la potente voz de la artista ante un público entusiasta que coreó a la par que su diva.
El espectáculo que constituye una secuela del Canciones para lavar trastes que la artista presentó en 2015, contó con la presencia de El Coro Gay de la Ciudad de México, que acompañó a Regina en el himno ¿A quién le importa?, de Alaska y dinarama -momento que emuló una marcha LGBT+, pues se gritaron un par de porras propias del desfile-, además del grupo de bailarines México de colores, que amenizó el recital en temas como Livin’ la vida loca, de Ricky Martin.
Además, el espectáculo presentó una narrativa que recupera acontecimientos trascendentales de las últimas décadas del siglo pasado, como la crisis del socialismo tras la caída del muro de Berlín, la lucha por los derechos sociales, hasta un encuentro con la Madre Teresa, todo ello en un divertido tono fársico que dejó un buen sabor entre la audiencia.
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