Javier Solís se casó en varias ocasiones, aunque sólo con su primera esposa lo hizo de forma legal, pues cuando se enamoró de Blanca Estela Sainz, a forma de broma y para hacerlo más rápido, hicieron un pacto de sangre en el que ella casi se desangra.
El primer matrimonio de Javier Solís fue con Socorro González, con quien tuvo una hija. Después de ella, conoció a Blanca Estela Sainz, quien trabajaba en el mismo teatro en que él se presentaba.
Por varios meses el Rey del bolero ranchero intentó conquistarla, hasta que finalmente llamó la atención de la joven bailarina. Fue entonces cuando comenzó su romance.
Según dijo Blanca Estela en entrevista con Programación Alternativa, la relación avanzó rápido y no pasó mucho tiempo desde que se hicieron novios para que él le propusiera casarse con ella, pero realizar una boda implicaba mucho tiempo.
Debido a que Javier estaba en uno de sus mejores momentos, pues su carrera estaba despegando muy bien y le llegaban varias ofertas para presentarse en diferentes programas y centros nocturnos, por ello que casarse con Sainz se veía como algo lejano.
No obstante, el cariño que se tenía la pareja los hizo insistir en la idea de llegar al altar, inclusive visitaron las iglesias en donde querían contraer matrimonio y comenzaron a reunir los documentos necesarios, pero antes se cruzó otra oportunidad de unir sus vidas hasta el final: un pacto de sangre.
Y es que como a Solís siempre lo relacionaron con los yaquis, inclusive uno de sus motes fue El Yaqui de Sonora, a él se le ocurrió casarse como él se imaginaba que ellos lo hacen, a través de la sangre.
“Me dijo: ‘Nos vamos a casar por las leyes de los indios yaquis’”, recordó Blanca Estela.
Ella aceptó sin saber que se trataba de cortarse para poder unir la sangre que saliera, pero cuando lo supo, pensó que ya no había vuelta atrás.
La primera vez que Sainz se hizo el corte a la altura de la muñeca, no salió mucha sangre, lo que resultó siendo insuficiente para lo que quería hacer el intérprete de Sombras, así que realizaron una segunda incisión al otro día.
La segunda ocasión en que se cortaron, se encontraban en un automóvil, acompañados de sus amigos, quienes fueron de ayuda cuando se presentó lo inesperado. Blanca Estela comenzó a perder mucha sangre debido a que, según recordó, la herida llegó hasta una de sus venas, por lo que la cortó.
Pese a que esto permitió que Javier pudiera realizar su ritual de mezclar su sangre y la de su pareja, además de unir sus heridas, ella estuvo a punto de perder la consciencia por la pérdida tan grande que tuvo.
Quienes los acompañaron pensaron que lo mejor era llevarla a un hospital donde pudieran atenderla de emergencia, pero el cantante se opuso porque supuso que los médicos podría pensar que Blanca había intentado suicidarse y los culparían a ellos.
La bailarina tuvo que soportar el sangrado sólo con un pedazo de tela atado alrededor de su brazo, conteniendo que siguiera perdiendo sangre.
“Para él eso era ‘estamos casadísimos porque estamos unidos por sangre’”
Según confesó en la entrevista, para ella nunca fue necesario que existieran papeles entre ellos, pues nunca se imaginó teniendo una gran boda. No obstante, Javier solía recordarle que, aunque no pudieran casarse formalmente, su pacto de sangre les bastaba.
Tiempo después, cuando se les presentó la oportunidad de casarse en una iglesia porque un sacerdote aceptó unirlos de forma rápida, se dieron cuenta de que no contaban con los papeles mínimos solicitados y, por la apretada agenda que el Rey del bolero tenía, no pudieron concretar la boda.
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