La amistad entre José Alfredo Jiménez y Chavela Vargas ha sido una de las más famosas en la música regional mexicana, pues no sólo formaron una mancuerna que hasta es escuchada y admirada, sino que fueron compañeros de noches de copas por varios años.
Aunque en los últimos años han surgido varias versiones de la amistad que existía entre José Alfredo y Chavela Vargas por parte de sus hijos, lo cierto es que Paloma Gálvez, primera esposa del cantautor, aseguraba haber sido ella quien logró hacer que se conocieran y fue por ello que se convirtió en la principal testigo de sus parrandas.
Según relató Paloma en diferentes entrevistas, tenía un tío que solía invitarla a cenar en diferentes restaurantes cada que ella iba a su pueblo natal, en Veracruz. Fue durante los primeros años de la carrera de Chavela que se conocieron en uno de los centros nocturnos que ella constantemente visitaba.
La costarricense estaba cantando y a Paloma le pareció que tenía una voz excepcional, que seguramente sería del agrado de su esposo, quien tenía la costumbre de impulsar la carrera de nuevos talentos.
Lo primero que pensó la musa de José Alfredo fue que Chavela era única porque no cantaba como solían hacerlo otras mujeres, intentado llegar a notas altas con una voz aguda, sino que emulaba la voz de un borracho.
A su regreso a la Ciudad de México, Paloma inmediatamente le contó a Jiménez de la joven que había escuchado cantar, aunque advirtiéndole que posiblemente era extranjera, pues había percibido su acento al vocalizar. Él aceptó ir a ver una de las presentaciones de La Chamana, teniendo muy altas expectativas.
La pareja fue a escuchar a Vargas en la Ciudad de México, pues la joven habría estado una pequeña gira, según recordaba Paloma.
Desde la primera canción que cantó la intérprete de El último trago, José Alfredo se maravilló por la forma de interpretar de Chavela, así que se acercó a ella para conocerla a profundidad.
Luego de saber que Vargas no sólo era originaria de Costa Rica, sino que había tenido una muy difícil infancia, alejada de sus padres, y había dejado su país con la esperanza de encontrar un mejor futuro en México.
Fue entonces que el Hijo del Pueblo comenzó a visitar constantemente a Vargas para conocer mejor la voz de la costarricense y saber de qué forma y con qué canciones podía impulsar su carrera.
Tras varias visitas, el intérprete de Te solté la rienda le pidió a su esposa ya no acompañarlo a escuchar a Chavela Vargas, pues como ya había entablado una buena amistad con la joven, las noches comenzaron a ser interminables y él utilizó el pretexto de no querer despertar a sus hijos a su regreso para quedarse con La Chamana en algún centro nocturno.
Fue así que El Rey le propuso a su amiga apadrinarla, pues pensaba que varias de las canciones que había compuesto eran idóneas para su voz y el sentimiento con el que ella cantaba.
José Alfredo entonces acompañó a La Dama del Poncho Rojo a firmar sus primeros contratos, mientras que ella siempre estaba junto a él en las noches de copas del compositor.
Pese a que se conoce Paloma Gálvez por muchos años contó esta historia sobre cómo se conocieron los cantantes y mantuvieron una fuerte amistad, fue José Alfredo Jiménez Medel, hijo de la segunda esposa del Hijo del Pueblo, Mary Medel, quien negó que esta versión de la relación fuera cierta.
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