Luego de que Cantinflas fuera diagnosticado con cáncer de pulmón, su calidad de vida fue disminuyendo hasta el punto en que su hijo, Mario Arturo Moreno Ivanova, y su sobrino, Eduardo Moreno Laparade, comenzaron una contienda por la herencia, motivo por el que hasta hoy existen diferentes versiones de las condiciones en las que se encontraba el actor al momento de su muerte.
Mario Moreno Cantinflas vivió sus últimos años acompañado principalmente de su hijo y su sobrino, quienes nunca llevaron una buena relación, pero se mantenían unidos debido a que ambos buscaban estar cerca del Mimo de la Gabardina Blanca.
Cantinflas fue diagnosticado con cáncer de pulmón en los primeros meses de 1993, cuando ya se encontraba en su retiro y ofrecía de vez en cuando entrevistas. No obstante, Moreno Ivanova aseguró que no se trató de cáncer de pulmón, sino cáncer en el esófago, que estaba adherido a la vena carótida, por ello que su salud empeorara en un corto periodo.
Según relató su Mario Arturo, la salud de su padre un día estaba bien y, al siguiente, ya se encontraba en cama, aunque siempre fue atendido por diferentes médicos y habría recibido el apoyo de él.
Las quimioterapias no tardaron en comenzar, todo su tratamiento fue en Estados Unidos, donde esperaban que la tecnología fuera más avanzada que en México y pudieran darle mejores opciones para hacerle frente al cáncer.
Lamentablemente, esto no habría sido posible, pues en las últimas semanas del protagonista de Ahí está el detalle, su salud estaba tan decaída que le era difícil siquiera moverse de su cama y no estaba completamente consciente.
Fue entonces cuando el actor se alojó en un hospital, en donde sólo caminaba dentro de su habitación. Durante esos días perdió la capacidad de satisfacer sus necesidades fisiológicas por sí solo, por lo que necesitaba ayuda para comer y bañarse.
Mario Arturo aseguró que él estuvo durante todos esos días con su padre y se hacía cargo de darle de comer, asearlo y ayudarlo a caminar. En sus mejores días, Cantinflas podía dar unos pasos en el pasillo afuera de su habitación, pero fue en muy raras ocasiones.
No obstante, los sobrinos de Cantinflas, principalmente Eduardo Moreno Laparade, han asegurado que Mario Arturo no sabía controlar su comportamiento y tampoco logró dejar su adicción a diferentes drogas, lo que hacía que su humor empeorara cuando se encontraba alrededor del cómico.
En una de las ocasiones en que Mario Arturo estaba cuidando a su padre, supuestamente se habría molestado al punto en que golpeó a Cantinflas. No obstante, esto fue negado por el hijo del actor, quien aseguró que Eduardo Moreno en pocas ocasiones se presentó en el hospital porque le daban “asco” las condiciones en las que se encontraba Mario Moreno para ese entonces.
Según aseguró Eduardo, su tío estaba todavía muy consciente en los primeros días de marzo de 1993, época en la que decidió llamar a su abogado y pedir que realizara una cesión de derechos de sus películas a él, quitándole así parte de la herencia a Moreno Ivanova.
Según ha relatado la notaria Melby Reyna, quien se encargó de certificar la cesión ya firmada por el actor, ella no fue testigo de que Cantinflas hubiera firmado el documento, sino que Eduardo Moreno la estaba presionando con el argumento de que tenía que tomar un avión y debía tener listo el documento antes de partir.
Después de esto, Mario Arturo vio cómo en menos de una semana su papel empeoró gravemente, por lo que los médicos y él tuvieron que tomar la decisión de frenar las quimioterapias, pues Cantinflas ya no soportaría más el tratamiento.
Una vez que el comediante dejó el medicamento, Moreno Ivanova tomó la decisión de llevarlo a la Ciudad de México para que muriera en su país, pensando que esa habría sido la voluntad de su padre si estuviera consciente.
Fue el 20 de abril de 1993 que Mario Moreno falleció en su domicilio de la capital mexicana.
SEGUIR LEYENDO: