El matrimonio entre Emilio El Indio Fernández y Columba Domínguez fue uno de los más famosos durante la Época de Oro del cine mexicano, pero un día llegó la abrupta separación que resultó en diferentes versiones sobre el porqué una de las parejas más estables de la industria había terminado.
El Indio Fernández conoció a la que se convirtió en el amor de su vida en 1945, cuando trabajaron juntos en la película La Perla. El actor y cineasta, maravillado de la belleza de la joven, se comprometió a ser su mentor y a convertirla en una de las más grandes estrellas del cine.
Lo que comenzó siendo una relación meramente laboral escaló al matrimonio, pues ambos estaban enamorados y querían disfrutar de su amor; no obstante, se casaron en secreto ya que ella sólo tenía 16 años.
Pese a que Columba siempre defendió que su esposo fue un hombre sumamente cariñoso con ella y que cuidó de ella y de su relación, Adela Fernández, la primogénita del actor, destapó que en realidad su padre le fue infiel a Domínguez en varias ocasiones y todos en su casa fueron conscientes de ello, pero lo callaron.
Según llegó a defender la histrionisa, lo más cercano a una infidelidad que Fernández llegó a hacer, fue que solía lanzar comentarios acerca de la belleza de algunas actrices, pero ella nunca lo tomó mal ya que estaba consciente de que esa era una de sus responsabilidades como director.
“Emilio no tuvo otra mujer jamás en su vida, yo fui la única mujer y esposa de Emilio Fernández, no hay más”, dijo Columba en entrevista La historia detrás del mito, pero Adela la desmintió.
Según reveló Adela, su papá llevó a varias mujeres a su casa durante su matrimonio con Columba y ella fue testigo de esto ya que Emilio le pedía acompañarlas y prepararles el baño, pues no le gustaba estar con ellas si antes no se aseaban y se ponían de los perfumes que él compraba.
La histrionisa siempre negó lo que su hijastra decía y argumentaba que ella nunca le conoció a su esposo una amante y, además, Adela nunca le llegó a decir de las actividades que su padre le dejaba con ella.
Siete años después de haber comenzado su relación, Domínguez dejó al Indio debido a los diferentes rumores que empezaron a circular sobre una supuesta infidelidad por parte del cineasta con Dolores del Río, quien fue una de sus más grandes sus musas y, según Columba, su amor platónico.
Pese a que la protagonista de Ladrón de Cadáveres nunca pensó que su esposo alguna vez la engañó, inclusive Adela aseguraba que sí existió un idilio amoroso entre Del Río y su padre.
Haya sido o no verdad, Columba dejó la casa-fortaleza de su marido cuando todavía llevaba en su vientre a Jacaranda, su única hija.
Emilio cayó en una profunda depresión cuando su esposa lo dejó y se dedicó a sumergirse en el alcohol por meses, hasta el nacimiento de su segunda hija, la que lo volvió a unir con Domínguez.
Aunque no hubo ningún tipo de reconciliación, la amistad no se detuvo, pues aunque ella se sentía dolida debido los rumores que circularon en torno a su matrimonio, vio primero por Jacaranda. Tanto Emilio como Columba se convirtieron en unos padres ejemplares y constantemente se reunían por su bien, pero nunca más volvieron a vivir bajo el mismo techo.
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