En el lapso de Revolución Mexicana se consolidaron varios géneros musicales, de los cuales destacaron los corridos por su carácter épico, lírico y descriptivo. La radio llegó a México en 1930 con la radiodifusora XEW del empresario tampiqueño Emilio Azcárraga Vidaurreta, para 1939 se escuchaban muchas canciones rancheras.
En el año 1939 en México gobernaba el presidente Manuel Ávila Camacho, al mismo tiempo Manuel Gómez Morín se encontraba inaugurando la Asamblea Constitutiva dando origen al Partido Acción Nacional (PAN), en el mundo comenzaba la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los tríos más famosos de ese año fue el Siboney, recorrió Cuba, México y Estados Unidos. También se escuchaba mucho el Conjunto de Pepe Domínguez, quien fue locutor en la radiodifusora.
En la década de los 30 se popularizaron las canciones rancheras, las cuales se expresaban con una gran diversidad regional, en donde se elogiaba la pureza de la provincia, sus paisajes y habitantes.
Ese género compitió con otras obras del nacionalismo mexicano con música regional con canciones como el Huapango de José Pablo Moncayo, que se escuchaba en eventos oficiales gubernamentales, y que fueron aceptadas por la población en general como versiones secundarias del Himno Nacional.
La música de mariachi se convirtió, a partir del cardenismo, en la expresión musical de temas nacionales, con grupos como el Mariachi Vargas de Tecalitlán y algunas canciones como !Ay Jalisco no te rajes! con la voz de Lucha Reyes, Adiós Mariquita linda de Tito Aguilar, México lindo y querido interpretada por Jorge Negrete, La casita de Pedro Infante, Camino de Guanajuato de José Alfredo Jiménez, La que se fue de Luis Aguilar.
Esas obras se convirtieron en elementos culturales muy importantes que sonaban en la radio junto con las interpretaciones de Lola Beltrán con Los laureles, Amalia Mendoza con Échame a mi la culpa, Cuco Sánchez con Fallaste Corazón, Lucha Villa con Amanecí en tus brazos y Un mundo raro de Chavela Vargas.
Aquellas versiones de la música de ambiente rural renovada, aparecen en un contexto de estimación de la vida urbana y la modernidad, dejando de valorarse las dimensiones agrarias con su aislamiento, en donde sobresaldría José Alfredo Jiménez, quien modificó el contenido del género en 1946 con la canción Ella.
Tomás Méndez compuso Cucurrucucú paloma en 1954, siendo una melodía en donde se abandonaron los temas campiranos para poder incluir otros sobre el desencanto o fracaso que la vida y el amor lleva a las personas.
En el mundo en ese año estaba comenzando la Segunda Guerra Mundial. En algunos lugares del planeta como en Estados Unidos se escuchaba la música latina, especialmente la caribeña y por otro lado en Alemania se escuchaba música de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
La radiodifusión fue el medio de transmisión de ideas y noticias más importante, antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Los avances tecnológicos permitían las comunicaciones alrededor del mundo, aunque el acceso dependía de las condiciones de propagación de las ondas de radio o de la cercanía y potencia de la emisora.
Se puede pensar que durante la guerra toda la música era de corte militar, pero no fue así. Más bien, en su mayoría, las letras de las canciones de la época, hablaban del amor, de la vida en el hogar y en sus países en tiempos de paz.
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