En la década de los años 70 Julio Alemán vivió meses aterrado después de haber impedido que dos ladrones se llevaran dinero y joyas de su hogar, pues asesinó a uno de ellos y comenzaron las amenazas por todos los medios.
Era un día de noviembre de 1970 cuando Julio Alemán se encontraba fuera de su casa, trabajando en el rodaje de la cinta El Ídolo y tuvo la urgencia de ir a su hogar a buscar una camisa, que aunque no era muy necesaria, él sentía el impulso de regresar a ver a su esposa.
El actor se decidió a ir debido al fuerte presentimiento que tenía de que algo no estaba bien. En medio de su preocupación, no tocó a la puerta, sino que simplemente entró a su casa y subió directamente a su habitación. Como lo imaginó, se encontró una extraña escena en su recámara: su esposa, Esperanza Martínez, estaba siendo amenazada por dos jóvenes con armas caseras, además, estaba atada de manos. Ella no se podía mover, pues le habían asegurado que la matarían.
Alemán se dio cuenta de que estaban en una situación muy peligrosa, pues mientras él estaba con las manos completamente vacías, su esposa estaba arrinconada por los asaltantes; cualquier movimiento podía ponerla en riesgo.
El protagonista de El arte de engañar decidió encarar a los ladrones y llamó su atención, diciéndoles que se podían llevar todo lo que quisieran, pero que no le hicieran daño a Esperanza. Inclusive, les reveló que guardaba sus ahorros en un cajón de su clóset y estaba dispuesto a decirles cuál eral, con tal de que se llevaran el dinero y lo dejaran en paz.
En el momento en que los dos estaban viéndolo, el histrión les dio un golpe en la garganta, lo que los agarró por sorpresa y los desequilibró. Esperanza se levantó y corrió a tomar un arma de fuego que se encontraba arriba del clóset que estaba en la habitación y Julio se la arrebató para amenazar a los ladrones.
Los rateros, que sólo contaban con armas que ellos habían hecho en sus casas y que no habían utilizado, comenzaron a temer por sus vidas, estaban muy nerviosos. En medio de la tensión, uno de ellos se echó a correr hacia la puerta de la casa, por lo que el actor le disparó.
Pese a que Alemán actuó según su instinto, acertó en el tiro y le dio al joven en el abdomen. Sin embargo, esto no frenó que huyeran, aunque ya sin el botín. El histrión reveló en entrevista para La historia detrás del mito que después de haber disparado y comprendido su acción, se sintió muy preocupado porque pensó que el balazo se había ido hacia su esposa.
El matrimonio actuó rápido y pidieron la ayuda de autoridades que se encontraban cerca de la casa. Inició la búsqueda de los criminales, no obstante, no pasó mucho tiempo para que aparecieran, ya que el que fue baleado no pudo siquiera correr por mucho tiempo antes de caer en la calle y morir.
Debido a que el histrión confesó que había sido él quien le disparó, las autoridades lo arrestaron inmediatamente y comenzaron las investigaciones para comprobar que verdaderamente había entrado a su hogar a robar y que él había actuado en defensa propia.
Alemán no fue a la cárcel ya que apeló a la legítima defensa, aunque confesó que estos acontecimientos se convirtieron en una de las peores pesadillas de su vida, pues días después, familiares y amigos del ladrón le aseguraban por llamadas y cartas que lo asesinarían a él, a su familia, o a todos juntos. Esta situación duró por varios meses.
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