Titina Romay fue una de las estrellas infantiles que vio su máximo éxito durante la llamada Época de Oro del cine mexicano, pero no por ser una joven reconocida en el mundo artístico fue completamente feliz, por el contrario, sintió que sus primeros años le fueron robados y no pudo disfrutar plenamente de su niñez.
Desde los dos años de edad, María Cristina Rodríguez, mejor conocida como Titina Romay, se dedicó a la actuación, pues casi toda su familia era parte de este mundo artístico.
Titina fue hija de Joselito Rodríguez, quien era hermano de Ismael Rodríguez, por lo que en muchas ocasiones fue parte del elenco de las películas de su familia. Entre algunas de las cintas en las que participó de niña se encuentran Angelitos Negros, La pequeña enemiga, Ánimas Trujano, entre muchas otras.
Su éxito fue grande gracias a su talento y al impulso que recibió por parte de los hermanos Rodríguez, pero no tuvo la infancia que la mayoría de los niños goza, pues gran parte de sus primeros años de vida se vio obligada a tener sumo cuidado con cada actividad que tenía para no arruinar sus personajes.
Según confesó en entrevista con Paco Macías, su familia siempre le exigió mucho como actriz y como niña, pero no para que disfrutara del lado juguetón propio de esa edad, sino para que lo interpretara en el cine.
Pese a que en su momento no fue consciente de que no disfrutó de su infancia, ya que desde muy pequeña su vida fue así, después de que se alejó de los reflectores, se dio cuenta de las pequeñas emociones que no pudo gozar por ser una estrella de la época dorada.
La mayoría del tiempo, Titina tenía que atenerse a las instrucciones que le daba su familia para hacer casi todo. Vivía dentro de los sets de grabaciones, detrás de cámaras y luces.
Además de que tenía que cuidar la forma en que jugaba para no hacerse daño, le prohibían hacer ciertas actividades y restringían su alimentación para que no subiera de peso.
“Al niño en el cine le quitas toda la libertad como niño. Yo no podía jugar porque si me rompía un brazo o me raspaba o lo que sea. ‘No, Titina, no puedes irte a jugar’, ‘¿Patinar? No, Titina, no puedes patinar’, ‘¿Estás comiendo algo? No, Titina, estás gordita’”, recordó la actriz.
Aunado a ello, sufrió de bullying en la escuela ya que en varias ocasiones llegó a perder el año escolar por estar en el rodaje de alguna cinta. Al momento de regresar a clases, la fama no la protegía de las burlas que sus compañeros le hacían por ir retrasada en su educación y eso la llevó a aislarse de los de su edad.
Pese a todas estas medidas que su familia tomaba y el acoso escolar, la histrionisa confesó que si pudiera volver a nacer, de nuevo se dedicaría a la actuación desde pequeña, pues fue gracias a esto que triunfó en la pantalla grande durante toda su infancia y hasta los primeros años de su adultez.
Para ella siempre fueron satisfactorios los aplausos entre los que creció y el reconocimiento que hasta hoy tiene en el cine, por lo que no se siente molesta con las restricciones entre las que vivió.
Después de alejarse del cine, Titina se dedicó a diferentes actividades, pues no quería ser encasillada sólo como una actriz. Dio clases de danza en diferentes escuelas, por un tiempo estudió y se dedicó a la industria inmobiliaria y, en los últimos años, se ha enfocado en la música.
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