Joaquín Cordero, uno de los más famosos galanes de la Época de Oro, luego de su retiro sufrió uno de los golpes emocionales más fuertes en toda su vida, la muerte de su esposa, algo que le provocó graves efectos en su salud, mismos que empeoraron hasta el punto en que le arrebataron la vida.
Desde muy joven, Joaquín Cordero sabía que su vocación estaba en la actuación, pues siempre intentó colarse entre los sets de grabaciones y ensayos de obras teatrales para ver si, por casualidad, la producción necesitaba de algún actor extra o reemplazo.
Luego de mucha perseverancia, el histrión comenzó a ser llamado para pequeños papeles de personajes diferentes, hasta que le llegó una de sus primeras grandes oportunidades Se la llevó el Remington, película protagonizada por Luis Aguilar y Carmelita González.
Casi al mismo tiempo en que comenzó a tener éxito al hacerse camino en el cine, conoció a Alma Guzmán, hermana mayor de la periodista de espectáculos Maxine Woodside, de quien quedó completamente enamorado.
Joaquín le declaró su amor poco después de haberla conocido, pero ella no quería mantener ningún tipo de romance con el actor, pues ya tenía fama de ser “coqueto” con sus compañeras de trabajo.
No obstante, la buena química era evidente y Alma no quiso resistirse más, así que aceptó, pero con la condición de llegar al altar en cuanto antes, algo que no le gustó mucho al histrión, pues quería poner atención a su carrera.
No pasó mucho tiempo para que Cordero, completamente enamorado, le prometiera a González que, en cuanto lograra conseguir su primer papel protagónico, comenzarían los planes de su boda, pues con la paga que obtuviera de esa oportunidad cubrirían los gastos de su unión.
La promesa se cumplió en 1950, cuando interpretó a un boxeador en la cinta Las dos huerfanitas. La pareja llegó al altar en compañía de sus familiares y la felicidad de que su vida estaba yendo por el camino que ambos buscaban.
Este papel como boxeador volvió a darle grandes oportunidades en el cine, como lo fue la película Pepe el Toro, en la cual compartió créditos con Pedro Infante, quien después se convirtió en su enemigo.
La carrera artística de Cordero no sólo se enfocó en el teatro o el cine, sino que gracias a su perfil como galán, también se abrió paso en la pantalla chica con la llegada de las telenovelas. Algunos de los melodramas en los que brilló fue La herencia, Pequeñeces, Quién, entre al menos otros 35 títulos más.
Joaquín buscó trabajar en la actuación hasta sus 88 años, siendo su último proyecto la película Los inadaptados, pues meses después falleció Alma, el amor de su vida, con quien compartió 62 años de matrimonio.
Luego del fallecimiento de González, el protagonista de El libro de piedra decidió alejarse del espectáculo y se refugió en La Casa del Actor. No obstante, sus hijos notaron que estaba teniendo un comportamiento preocupante y decidieron sacarlo del asilo.
Se dio a conocer que el actor tuvo un cuadro grave de depresión a causa de la muerte de Alma, lo que afectó gravemente a su salud, pues su cuerpo no resistía tal sentimiento de tristeza sin su esposa.
Pasaron sólo unos días antes de que Cordero no soportara más lo que sentía y muriera. Aunque los médicos señalaron que la causa de la muerte del histrión había sido un infarto agudo al miocardio, sus hijos aseguraron que su corazón roto le había quitado la vida.
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