En 2002 un éxito musical llegó a gran parte del mundo, logrando conquistar las listas de popularidad por varios meses. Y es que uno de los ritmos más pegadizos de la historia de la música en español ha sido el que popularizaron las hermanas Lola, Pilar y Lucía Muñoz, a quienes el mundo conoció como Las ketchup.
Como es bien sabido, el nombre de la banda es un guiño a su padre, el guitarrista flamenco cordobés Juan Muñoz El tomate, y con su primer sencillo Aserejé lograron desatar un fenómeno de ventas, records mundiales y una fiebre del “bailecito” que logró mover a miles de personas en puntos tan disímbolos en el globo.
Desde España, el Aserejé impactó el Reino Unido, Alemania, Finlandia, Suecia, Noruega, Brasil, Tailandia, Puerto Rico, Colombia, Venezuela, Japón, México y Sudamérica, contagiando con su mezcla flamenco, pop y una divertida coreografía al público masivo, que así como las vio emerger y triunfar las vio desvanecerse tras el éxito arrollador de su recordado One Hit Wonder.
Y es que de su álbum debut titulado Las hijas del tomate, Aserejé fue la única que curiosamente no fue escrita por las hermanas, sino por el productor Manuel Ruiz Queco Gómez, quien cuando les ofreció la canción a las chicas ya había trabajado con Niña Pastori, Raimundo Amador y Azúcar Moreno.
El tema que inicialmente había sido escrito para Remedios Amaya y los Gipsy Kings vendió más de ocho millones de copias y en YouTube se ha reproducido, en su versión más popular, 231 millones de veces.
El extraño estribillo del tema es lo que más llamó la atención y resultó una incógnita que para muchas personas pervive a la fecha. Y es que la canción cumplía su función: ritmo alegre y desenfadado que se volvió un himno de las discotecas y las fiestas a lo ancho del globo.
“Aserejé já de jé / de jebe tu de jébere sebiunouva/ majabi an de bugui / an de buididipí/”, dice la letra de la canción que en su tiempo fue objeto de múltiples teorías, algunas de las cuales señalaban una influencia “satánica” en el hit mundial o una invitación a consumidor drogas o a “ser hereje”. Lo cierto es que la canción es una versión en spanglish andaluz de los primeros compases de Rapper’s Delight, del trío de hip hop americano The Sugarhill Gang.
Poco antes de convertirse en la sensación del verano y en estrellas del pop de la noche a la mañana, las hermanas llevaban una vida terrenal. Pilar se preparaba para convertirse en actriz, Lola estudiaba Ciencias del trabajo y asistía a la facultad, y Lucía tenía tenía un salón de belleza, cuando de pronto el éxito mundial las llevó a vivir de avión en avión y llegaron a actuar en tres países en un solo día.
“(Fue) algo que nos sacó de la rutina. Viajamos por los cinco continentes en un breve espacio de tiempo. Fue algo muy positivo e intenso; algo que llegó de la noche a la mañana... Estábamos fuera de casa todo el tiempo. No volvíamos casi nunca y no teníamos apenas un momento para respirar. Y cuando regresábamos todos iban detrás”, contaron para El Mundo en 2017.
Ya cuando bajó el fenómeno Aserejé, las cantantes quedaron encasilladas y tras algunos problemas con la discográfica que les había editado el álbum, decidieron poner todo en pausa.
El éxito se desvaneció cuando en 2006 participaron con el tema Bloody Mary en el famoso Festival Eurovisión, donde tuvieron un deshonroso papel: quedaron en lugar número 21 de 24, hecho que derivó en una larga pausa que las ha devuelto intermitentemente a los escenarios.
Volvieron a presentarse ante el público hasta una década más tarde. En 2016 asistieron al “Melodifestival” de Gotemburgo, Suecia, para interpretar Aserejé. Y un año más tarde fueron invitadas al evento “Pa’l Norte”, de Monterrey, en México, para cantar su tema emblema que en 2018 también presentaron en un festival en Noruega.
Pero alejadas del gran reflector, tras el boom de aquellos años, hoy las tres hermanas son madres y viven en bajo perfil: Pilar trabaja en la industria de la música y también en el teatro y en el cine como actriz y guionista; Lola estudió Flamencología y publicó una biografía de su padre; por su parte, Lucía, se dedicó a su familia como ama de casa.
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