Ingrid Brans tenía 21 años cuando llegó de Argentina a México por invitación de un familiar. Lo que parecía ser la mejor opción para cambiar el rumbo de su vida en apenas unos meses se tornó en un oscuro pozo. En un abrir y cerrar de ojos estaba metida ya en el mundo del striptease, las drogas y la prostitución. Pero fue un “pasón” de cocaína lo que la hizo tocar fondo y solo entonces tomó la determinación para salir de esa espiral destructiva.
En el siguiente capítulo de su vida llegó la fama, no sin cierto sabor agridulce: en televisión nacional aparecía cada mañana junto a Brozo (Víctor Trujillo). Tocaba explotar su sensualidad para el personaje de La Reata: una mujer que lucía su espectacular figura con voluptuosos atuendos, pero de la que no se conocía su rostro y apenas hablaba.
El misterio sobre su identidad quedó resuelto en 2016, cuando Brozo le quitó la máscara y aunque ella se sintió liberada también se dio cuenta de que nadie sabía quién era realmente Ingrid Brans, la mujer que quedó “anulada” detrás del personaje.
Hoy en día ya no es más “La Reata”, es modelo, influencer, tallerista en temas de sexualidad y también cantante, gracias a un nuevo proyecto musical en el que no solo rapea, sino que también muestra su capacidad para escribir.
“Humildemente me considero una ching0na, una verg..”, dice Brans entre bromas en una entrevista exclusiva con Infobae México, en la que además de contar todos los detalles sobre su incursión en el mundo del rap junto a Yoshi SFX, relata como pocas veces los momentos más oscuros a los que sobrevivió.
“Me di mucho asco”
Ingrid quedó a la deriva en México cuando el familiar que la invitó finalmente se fue del país.
Un día en el gimnasio una compañera vio lo bien que bailaba la entonces joven de 21 años y la invitó a convertirse en stripper.
“En una noche no sabes lo que ganabas, hasta 100 mil pesos en bailes”, recuerda sobre el inicio de aquella época, que no parecía tan mala.
Pero al poco tiempo se dio cuenta que no iba a ser sencillo salir adelante.
El ambiente es muy pesado, se genera mucho la prostitución, se reproduce la droga desde abajo de las mesas. Entre los narcos, la política, es una mezcla tan asquerosa y tan sucia que tal vez soy sobreviviente
Había noches en que bailar era suficiente para obtener las ganancias necesarias, pero si era una mala noche “había que escoger a algún cliente para sacar plata”.
En los años en que ella empezó a trabajar en ese mundo aún se sacaba mucho dinero bailando sin necesidad de acostarse con nadie, pero con la incursión de más mujeres dispuestas a ejercer la prostitución dentro de los table dance, “ya era muy difícil trabajar porque había que tener relaciones para poder sacar dinero, las bailarinas ‘malacostumbraron’ a los clientes y ya no querían bailes, querían prostitutas”.
Una cosa llevó a la otra y el desgaste emocional terminó por sumergirla en el mundo de la droga hasta el punto de quiebre.
Una noche tuve un pasón de cocaína y me quedé inconsciente, no sé cómo llegué a casa y amanecí con toda mi nariz sangrando, vomitada, y entonces pues fue como un cortón, mi tocar fondo y decir hasta acá llegué. Me di mucho asco y sabía que no podía quedarme ahí, sabía que yo no estaba para esto, estaba para algo más
Desnudarse con la escritura
Siguió la reconstrucción, Brozo, la fama, la televisión y luego el desnudarse, pero ya de otra manera.
Ahora Ingrid se “desnuda” a través de las canciones que escribe y que luego ella misma interpreta como rapera con la música de Yoshi SFX.
Justo en una de sus canciones, Falsos Testigos, relata cómo el tema de la máscara que usó durante tantos años para interpretar a La Reata le dejó una sensación ambivalente.
La libertad que le dio mostrar su verdadero rostro le hizo notar que realmente la gente no conocía a Ingrid Brans.
Cuando me quito la máscara nadie sabía realmente quién era, entonces fue una cosa de sentir mucha emoción, de ser libre y al mismo tiempo el estar escondida... cuando me quitan la máscara me siento completamente libre pero la que realmente conocían no era a mí ni a la de mi pasado, era la que tenía la máscara y esa no era yo
Fue como si muriera La Reata para que Ingrid pudiera nacer y actualmente, incluso a años de distancia, finalmente pudo descubrir su voz.
Como rapera es libre de expresar todo aquello que vivió a través de sus canciones.
Incluso le permitió descubrir la conexión con su madre, fallecida hace años y quien escribía poemas que se publicaban en una revista de su natal Argentina y a la que dedicó la canción Carta al cielo. “Cuando escribo hablo de mi pasado, de lo que viví, de lo que pasé, de lo que me dolió o de lo que hoy duele. Si escuchas las canciones vas a encontrar todo el sentido a las cosas que en entrevista te cuento”.
Me puedo desnudar de la mejor forma que sé, que es escribiendo, no quitándome la ropa, porque quitarse la ropa, se la quita cualquiera
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