Pedro Infante y Jorge Negrete llegaron a ser amigos muy cercanos desde el inicio de sus carreras, hasta en los mejores momentos, por ello es que en varias ocasiones se veían en sus cumpleaños o días especiales para celebrarlos y aprovechaban para poder darse algún regalo.
A pesar de que existen versiones de que el Charro Cantor y el Ídolo del Pueblo mantenían una muy mala relación, pues supuestamente se consideraban rivales, en realidad sentían un gran aprecio y admiración mutua, algo que los hizo llegar a convivir en momentos especiales.
La relación inició debido a que Pedro Infante le pidió a ayuda Jorge Negrete para poder introducirse en el mundo del cine con los mejores productores. Desde su primer encuentro hubo una buena química y pronto la relación avanzó para pasar de colegas a amigos.
Tanto Diana Negrete, única hija biológica del guanajuatense, así como los compañeros de trabajo que llegaron a convivir con ellos, fueron testigos de cómo la amistad y el respeto que sentían el uno por el otro les permitió trabajar sólo en una ocasión juntos, pero fuera de las cámaras disfrutaron de varios emotivos momentos.
Según relató Diana, en uno de los cumpleaños de su padre, poco después de que ya habían filmado juntos la cinta Dos tipos de cuidado, el sinaloense le llamó a Jorge para decirle que no estaba en la capital del país para poder acompañarlo en ese día tan importante, pero estaba preparando su regalo.
Al su regreso, llegó a visitar al Charro Cantor a su casa, y con él traía una gran vaporera repleta de tamales, para que ellos solos los comieran. Diana estuvo presente para ver cómo compartían la comida todo el día y se reían de las anécdotas que tenían para contarse.
La hija de Jorge expuso que Infante solía llevarle diferentes tipos de comida al charro, pues ese tipo de regalos eran los que sentía que tenían un verdadero valor y, además, los dos los podían disfrutar.
En otra ocasión, el protagonista de Tizoc: amor indio compró un arma de fuego única para regalársela a Negrete el día de su santo. Pese a que no era un día que el cantante celebrara, el sinaloense llegó a la Asociación Nacional de Actores para felicitarlo y le dio la pistola que estaba forrada en plata.
En aquella ocasión, los secretarios que acompañaron al intérprete de México lindo y querido fueron los testigos de cómo Pedro nunca olvidaba los días en que su amigo tenía que celebrar algo.
En su libro de anécdotas sobre su padre, Diana recordó cuando Infante le llevó a su amigo un tren de juguete mientras estaba hospitalizado.
El Ídolo de Guamúchil quiso regalarle ese juguete debido a que eran sus favoritos y los coleccionaba. El tren se trataba de uno de los más sofisticados de la época y en cuanto el Charro Cantor regresó a su casa, llamó a Pedro para que ambos montaran los pequeños rieles.
Aquel día, según relató Diana, ambos se pusieron en el piso y todo el día estuvieron jugando, como si se tratara de niños.
Por otra parte, Jorge prefería dar otro tipo de regalos, los cuales no era físicos. Uno de los más significativos detalles que el protagonista de El peñón de las ánimas le dio a Infante fue acompañarlo a dedicarle una serenata a Irma Dorantes.
A pesar de que al originario de Guanajuato no le gustaba dar serenatas a ninguna de sus conquistas, sólo a las mujeres más importantes de su vida, aceptó cantarle Alevántate a la entonces novia de su amigo, como muestra del aprecio que le tenía a Pedro.
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