Pedro Infante se caracterizó por ser uno de los actores que más conquistas tuvo a lo largo de su carrera artística, pues a pesar de gran parte de su vida estuvo casado, no quería quedarse sólo con una pareja e intentó llegar al corazón de varias de sus compañeras, entre ellas, Lilia Prado.
Lilia Prado llegó a ser conocida como una de las mujer más bellas de la Época de Oro del cine mexicano y la mujer con las piernas más bonitas, por ello es que tenía una gran lista de pretendientes que buscaban conquistarla, ya fuera admiradores o colegas, nunca faltó quién buscara robarse su atención.
Algunas de las primeras películas de la originaria de Michoacán fueron Soy de Rancho Grande y La barca de oro, cintas en las que no obtuvo papeles protagónicos, pero sí llamó la atención de algunos productores, lo que le permitió ascender a tener personajes con más peso en la trama de los filmes.
Pese a que posiblemente estas películas pudiera parecer que no tuvieron gran impacto en la carrera de la histrionisa sí permitieron que su trayectoria tomara una dirección: convertirse en pareja de Pedro Infante en varias cintas luego de la muerte de Blanca Estela Pavón.
Y es que ya que en esos dos proyectos habían tenido interacción y la química entre ellos fue buena, Lilia fue la actriz perfecta para ser la nueva mancuerna femenina del Ídolo de Guamúchil.
Fue así que en cintas como Gavilán pollero o Las mujeres de mi general, Prado se convirtió la pareja de Infante y él, al no resistirse a la belleza de la actriz, comenzó a pretenderla.
En una ocasión, según recordó Lilia en una entrevista, Pedro le llevó serenata en la noche por su cumpleaños y estuvo cantándole hasta las 10:00 horas del día siguiente, algo que, desde el inicio, no fue del agrado de la madre de la actriz, pues no le gustó el “escándalo” que hizo a su llegada.
Luego de haber estado escuchando la serenata, la protagonista de El analfabeto se dio cuenta de que Pedro había comenzado a también dedicarle algunas canciones a su mamá, lo que le pareció extraño, hasta que el sinaloense comenzó a perseguirla por su casa.
En ese momento Lilia se dio cuenta de que su compañero ahora estaba intentando conquistar a su madre, pero la señora, enojada, le pidió que la dejara en paz. Infante le hizo caso, pero no por ello dejó de intentar ganarse el corazón de su hija, así que la siguió pretendiendo.
Para ese punto, la histrionisa no lo consideraba como uno más de sus admiradores, menos después de haberlo visto intentando seducir a su mamá, aunque siempre pensó en él como uno de los artistas más atractivos de la época.
Mientras que el protagonista de Pepe El Toro continuaba haciendo lo posible para que Lilia le hiciera caso, constantemente la visitaba en su hogar para llevarle algún detalle, lo que lo llevó a darse cuenta de que las hermanas de su compañera compartían su belleza.
Pedro, entonces, comenzó a también coquetear con las hermanas de Prado, que eran menores a la actriz; las paseaba en su motocicleta y pasaba horas platicando con ellas. Esto no pasó desapercibido por la michoacana, quien rápidamente se dio cuenta de las intenciones de su colega, se molestó y le dijo que lo iba a “matar” si es que se atrevía a mantener cualquier tipo de relación con ellas.
A partir de entonces, el intérprete de Amorcito Corazón tomó distancia de Lilia y de su familia, aceptando que no lograría conquistar a ninguna de las Prado.
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