A lo largo de su carrera, Diego Rivera retrató a las más famosas actrices del cine durante la Época de Oro, pero no siempre obtuvo la mejor respuesta por parte de sus modelos debido a la forma en que las pintó.
Entre algunas de las obras que Diego Rivera hizo y más famosas se han convertido, se encuentran aquellas que hizo para Silvia Pinal y María Félix. Ambos cuadros despertaron polémica en su momento, pues habrían sido muy eróticos.
Pese a que varias actrices rechazaron posar completamente desnudas ante él, o siquiera permitirle plasmarlas en alguna obra sin ropa, fue Linda Christian una de las pocas que aceptó que el artista la pintara sin blusa o cualquier prenda que cubriera su pecho.
Linda Christian, actriz mexicana que llegó al estrellato en Hollywood, fue considerada una de las histrionisas más bellas de la Época de Oro, por lo que se convirtió en una de las musas de Rivera.
En 1949 el pintor le pidió retratarla, sólo de la cintura hacia arriba. Ella no reveló si posó desnuda ante él, pero así fue retratada, entre colibríes, ramas, orquídeas y tulipanes, todos estos elementos representarían el erotismo de la histrionisa. Pese a lo bello de la obra, fue muy polémica entre los familiares de Linda.
El hecho de que el pecho de la histrionisa estaba completamente descubierto no le agradó a nadie, menos de la madre de Christian, quien sólo quería que la imagen de su hija no fuera tocada por escándalos como un desnudo.
Fue entonces que, a petición de la mamá de Linda, Blanca Rosa Vorhauer, Rivera tuvo que poner encima del torso de la representación de la actriz una blusa transparente, a través de la cual se sigue viendo el pecho de la actriz.
Este cambio tampoco le agradó a la familia, por lo que la pintura ha sido expuesta en muy pocas ocasiones. Fue hasta muchos años después cuando la chica Bond decidió que era momento para dar a conocer a todo el mundo esta obra.
La primera vez que el público pudo ver la pintura fue en 1962, cuando Linda publicó su autobiografía, pues eligió su retrato como portada del libro.
Después, el cuadro pasó a ser propiedad del barón Enrico Paulo Apuzzo di Portanova, quien tenía una de las más grandes y ostentosas mansiones que existían en ese entonces y se encontraba en Acapulco, Guerrero.
Tras la muerte del barón, la pintura fue finalmente expuesta, pero sólo a algunas personas, pues fue subastada por la casa Christie’s en USD 578 mil 500.
Silvia Pinal, por su parte, reveló que el artista le pidió retratarla completamente desnuda, pero ella se negó, pues no quería exponerse de esa forma. Por tanto, Rivera aceptó pintarla con un sencillo vestido negro, pues él simplemente quería tener la oportunidad de plasmar su imagen.
Por otro lado, la pintura de María Félix no fue del agrado de la actriz, pues ella manifestó que la parte de su pecho estaba muy destapada y que casi mostraba por completo esta zona, pues originalmente la zona superior del vestido que usa en el retrato era semi transparente y permitía ver parte de su piel.
María rechazó la pintura y no permitió que Diego Rivera lo expusiera en ningún lugar público, por lo que tuvo que ser vendido. Ahí comenzó todo un recorrido para el cuadro, el cual actualmente está valuado entre los 6 y 7 millones de pesos.
SEGUIR LEYENDO: