Patrick Demarchelier, el fotógrafo de origen francés conocido por sus imágenes de alta costura de las principales modelos y celebridades, incluida la princesa Diana, murió a los 78 años. Su cuenta de Instagram dio a conocer la noticia de su muerte el jueves, pero no ofreció más detalles y los intentos de contactar con su familia han sido infructuosos.
“Con gran tristeza anunciamos la desaparición de Patrick Demarchelier el 31 de marzo de 2022, a la edad de 78 años”, informó la cuenta Instagram oficial del fotógrafo.
Demarchelier hizo carrera en las campañas de marcas de lujo, incluyendo las de Chanel, Louis Vuitton y Dior, y trabajó para Vogue, Harper’s Bazaar, Elle y otras revistas de moda de primer nivel. Comenzó a fotografiar a Diana en 1989 y siguió siendo su fotógrafo personal hasta principios de los años 90.
Una de sus imágenes de Lady Di, con los brazos cruzados a la altura de las rodillas, ataviada con diadema y collar, se convirtió en una de las fotografías más icónicas de ella. A partir de esa foto pasó a ser el fotógrafo oficial de la entonces Princesa de Gales.
También publicó libros de fotografía, trabajó en el calendario Pirelli, tuvo cameos en “Sex & the City” y en la película “The September Issue”, y participó en “America’s Next Top Model”. Fue inmortalizado en “El diablo viste de Prada”, cuando la despistada Andy Sachs de Anne Hathaway no tiene ni idea de quién es, y más tarde le dice a su jefa Miranda Priestly: “Tengo a Patrick” antes de transferir su llamada.
Conocido por trabajar rápidamente y por instinto, el autodidacta Demarchelier hizo fotos por primera vez para Vogue en 1975, antes de mudarse a Nueva York desde París.
En 2018, su reputación quedó muy dañada después de que The Boston Globe informara de acusaciones de conducta sexual inapropiada por parte de 50 modelos. Él negó cualquier delito, pero Vogue y otras publicaciones cortaron con él. Fue uno de los varios fotógrafos acusados en medio del movimiento #MeToo.
El lente no sólo trabajó en la industria de la moda. Fotografió la portada en topless de Janet Jackson para Rolling Stone en 1993, con los pechos cubiertos por las manos de su entonces novio René Elizondo. En 1990, dirigió su lente hacia Madonna en una imagen icónica de la estrella con un corpiño enjoyado y de nuevo en cuero, con un cigarrillo colgando de sus labios, durante sus días de “Justify My Love”. Y capturó a Britney Spears una y otra vez.
Su trabajo con Diana, como primer fotógrafo no británico contratado, le llevó a un nuevo nivel. El Ministerio de Cultura francés nombró a Demarchelier officier dans l’ordre des arts et des lettres en 2007, el mismo año en que recibió el Premio del Fundador del CFDA en honor a Eleanor Lambert.
Demarchelier empezó a fotografiar de adolescente en Le Havre (Normandía). Se trasladó a Nueva York a los 30 años, trabajando en campañas publicitarias. Su carrera explotó en Estados Unidos a medida que su reputación se extendía. Trabajó para grandes diseñadores como Tommy Hilfiger y Vera Wang, y para empresas de belleza y marcas no lujosas como H&M.
Las condolencias en las redes sociales se multiplicaron al conocerse su muerte. La supermodelo Amber Valletta publicó: “Es historia de la moda y de la fotografía legendaria. Le echaremos de menos”.
A Demarchelier le sobreviven su mujer, Mia, sus hijos Gustaf, Arthur y Victor, y tres nietos.
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