La 94.ª edición de los Premios Oscar se encuentra a pocas horas de ocurrir y con ello la euforia por el galardón más importante dentro del séptimo arte en el mundo ha generado un gran interés. Esor esto que la historia de los latinos dentro de la ceremonia a lo largo de su historia ha generado la búsqueda de aquellos actores, directores, fotógrafos y más que conquistaron al obtener nominaciones o incluso ganarlas.
Anthony Quinn fue un actor, director de cine, pintor, escritor y escultor mexicano nacionalizado estadounidense que recibió múltiples galardones, entre ellos dos Premios Oscar convirtiéndolo en el primer histrión de sangre Azteca en no solo conquistarlos, sino hacer dicho acto en la misma categoría con tan solo 4 años de diferencia: “Mejor Actor de Reparto” en 1953 por ¡Viva Zapata! y en 1957 por El Loco del Pelo Rojo.
El actor nacido el 21 de abril de 1915 en Chihuahua, fue bautizado con el nombre Antonio Rodolfo Quinn Oaxaca, ya que su padre era de origen irlandés y su madre mexicana, quienes se conocieron durante la Revolución Mexicana, en la que ambos participaron. La mezcla de culturas fue una de las principales motivaciones para que él pudiera seguir desempeñando diversos papeles con tonalidades de muchas nacionalidades.
Desde muy pequeño su familia se fue a vivir a Estados Unidos, y debido a que la situación económica no era favorecedora Antonio tuvo que trabajar desde los 5 años edad y más aún cuando su padre falleció. Algunos de los oficios que desempeñó fueron vendedor de periódico, limpiador de botas, albañil y hasta boxeador durante su adolescencia. Profesiones de las que jamás se avergonzó y después de su estrellato recordó con alegría en cada ocasión que un periodista le preguntaba sobre el tema.
Anthony Quinn tomó un curso de pintura y de interpretación en el Polytechnic High School y de arquitectura con Frank Lloyd Wright, pero a pesar de desempeñar un rato y hacerlo de manera extraordinaria según críticos en la materia, su destino ya estaba dirigido hacia la actuación. Por este motivo, no pasó mucho tiempo para que su interpretación en el séptimo llegará con proyectos que si bien no fueron muy recordados pero sí aportaron a que el saltó a la fama fuera una realidad.
Sus pininos los realizó en teatro cuando tenía 21 años, para más tarde debutar en el mundo del cine como extra en películas como La vía láctea, de Leo McCarey y Los buitres del presidio, de Louis Friedlander. A pesar de eso su primer gran momento en la pantalla grande fue con la película The Milky Way (1936) y con un papel en el filme Parole (1936). En ambas la presencia “extra” se volvió en un foco que al público americano no le disgusto por lo que rápidamente llegaron más papeles.
A pesar de haberse casado con la hija del cineasta Cecil B. De Mille, Katherine, la carrera de Anthony Quinn se estancó en papeles secundarios en los que interpretaba a nativos estadounidenses, mafiosos italianos, gángster, filipino e hispano, personajes que no enriquecían su profesión.
Con Black Gold la fama internacional se presentaría frente a sus ojos pues este filme obtuvo su primer protagónico siendo el año de 1947 muy significativo en su vida ya que además se nacionalizó en Estados Unidos al mismo tiempo. Ahí personificó a un nativo americano que se convierte en millonario petrolero. Además, regresó al teatro con el personaje de Stanley Kowalski en la obra Un tranvía llamado deseo con la que recibió múltiples elogios de la crítica.
Los Premios Oscar llegan a su vida
En 1952 llegó a la cima al ganar su primer Oscar a Mejor Actor de Reparto por su participación en la película ¡Viva Zapata!, al lado de Marlon Brando, interpretando al hermano de Emiliano Zapata, Eufemio. Fue así que Anthony Quinn se convirtió en el primer mexicano en obtener una estatuilla dorada de la Academia.
¡Viva Zapata! fue una película biográfica estadounidense de 1952 dirigida por Elia Kazan. Narra la vida del dirigente revolucionario mexicano pasando desde sus orígenes campesinos, su trayectoria revolucionaria hasta su muerte. La película fue fundamental en la mitologización de Zapata que hoy podemos conocer del ídolo mexicano y fue aquí donde se hizo historia dentro de la historia del Oscar para los mexicanos.
Con este premio en las manos la carrera de Quinn tomó un nuevo aire que lo llevó a llevarse su segundo Oscar, en la misma categoría, en 1956, gracias a su actuación como el pintor Paul Gauguin en Lust for Life, una película sobre la vida del artista Vincent van Gogh, en la que sólo apareció ocho minutos.
Este acto rompe dos grandes récords para los latinos: convertirse en el primer mexicano que ganó el mismo premio en la misma categoría así como obtener un reconocimiento de la Academia por un trabajo impecable que lo ha convertido en una de las representaciones más cortas en la historia del cine que logró aún así llevarse la estatuilla dorada.
Lamentablemente falleció acompañado de su última esposa e hijos en un hospital de Boston en 2001, a los 86 años, como consecuencia de una grave neumonía contraída después de haber sido sometido a quimioterapia debido a un cáncer de esófago. Una parte de sus cenizas fueron arrojadas en el Cañón del Cobre en Chihuahua y el resto de sus cenizas yacen en su finca en Rhode Island.
El trabajo profesional de Anthony Quinn se ha convertido no solo en un referente de éxito para los actores y actrices mexicanos, sino para todo el gremio latinoamericano ya que es el ejemplo de que no solo siendo originario de Estados Unidos se puede conquistar los premios Oscar. En esta edición 2022 las posibilidades de que otro mexicano se sume a la lista son grandes.
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