Este domingo 27 de marzo llega la 94 entrega de los Premios Oscar, por lo que la euforia de los cinéfilos se ha desatado y la expectativa sobre lo que pasará en el Dolby Teathre de Los Angeles, California, mantiene al público en ascuas.
En la famosa gala de premiación se galardonará a grandes producciones y famosas estrellas que destacaron el año pasado: El poder del perro, de Jane Campion, encabeza la lista con doce nominaciones, mientras figuras como Will Smith -nominado por El método Williams-; Jessica Chastain, por Los ojos de Tammy Faye; Penélope Cruz, por Madres paralelas y Javier Bardem, por Being the Ricardos, engalanarán el evento que seguramente estará plagado de momentos memorables.
Pero a lo largo de la historia de la icónica ceremonia, cuya primera edición sucedió el 16 de mayo de 1929, han resaltado momentos que permanecen en la memoria colectiva, pero no necesariamente por su espectacularidad, sino por lo bochornoso de los casos. Así la tensión, discursos políticos encontrados y hasta un desnudo se han vivido en las 93 ediciones anteriores de la gama que premia a lo más destacado del cine.
La clásica cinta El padrino enmarcó uno de los momentos más recordados por su incomodidad en la ceremonia. Marlon Brando, ganador en aquel 1973 como Mejor actor, no acudió personalmente a la gala y en su lugar optó por darle reflector a la comunidad de nativos americanos. Fue así como la actriz Sacheen Littlefeather, activista del Comité Nacional de Imagen Positiva de los Nativos Estadounidenses, acudió al recinto para dar un discurso de visibilidad:
“Marlon Brando lamentablemente rechaza este generoso galardón. Y esto se debe al maltrato de los indios estadounidenses en la actualidad por la industria cinematográfica” sin embargo, el momento causó confusión y desconcierto, provocando que la mujer incluso fuera objeto de gritos y abucheos.
El actor británico David Niven protagonizó en 1974 un incómodo momento, pues justo cuando estaba a punto de presentar a Elizabeth Taylor, en su papel como host de la gala, un hombre desnudo cruzó el escenario haciendo con sus manos el símbolo de “amor y paz”. Por aquella época se puso de moda la práctica del “streaking”, recorrer sin ropa un sitio público inesperadamente.
En vez de perder la concentración, el actor lanzó un chiste: “Es fascinante pensar que probablemente, la única carcajada que ese hombre ha arrancado en su vida ha sido mostrando sus pequeñeces”. El sujeto en cuestión era Robert Opel, quien había conseguido una admisión a la ceremonia como periodista y fotógrafo.
La edición de 1989 de la ceremonia ha sido recordada como una de las más extrañas. Y es que el veterano de Broadway, Allan Carr, fue contratado para producir la gala, pero los espectadores quedaron estupefactos con el número de apertura. A la fecha no se sabe bien por qué el productor de teatro presentó un musical de más de 11 minutos a cargo de una actriz vestida de Blancanieves, Rob Lowe y una gran cantidad de personas que ejecutaron un montaje coreográfico desconcertante y sin gracia, a ritmo de Creedence Clearwater Revival. Se sabe que la casa Disney demandó a la Academia por el uso del personaje y Allan Carr fue despedido inmediatamente.
En 2003, Adrien Brody se alzó con la estatuilla a Mejor actor por El pianista. La emoción del actor fue tal que al saberse ganador en boca de Halle Berry, quien desde el escenario presentó la terna, subió al estrado y le dio un largo beso en los labios a la estrella, provocando su desconcierto y el asombro entre los asistentes.
En el mismo año y por la misma película, Roman Polanski ganó el premio a Mejor director. Sin embargo, el realizador francés de hoy 88 años no acudió a recoger su estatuilla ya que en Estados Unidos es prófugo de la justicia por su culpabilidad en el caso de abuso sexual contra una niña de 13 años en 1977. Tras la condena, Polanski huyó a Europa y no ha vuelto a territorio estadounidense. Aunque el público ovacionó al director, su ausencia se hizo evidente causando desconcierto.
Ya en 2015, John Travolta fue criticado al cambiarle de nombre a la prestigiosa cantante Idina Menzel. El actor fue convocado para presentar el número musical de la protagonista de Wicked, sin embargo pronunció algo como “Adele Dazeem”, lo que causó confusión entre el público. En 2016, la cantante de Defying Gravity “se vengó” del hecho presentando a Travolta como “Glom Gazinga” en la ceremonia de los Oscar.
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